Una vida robada
Sinopsis de la película
Mientras pasan el verano en casa de su primo, las hermanas gemelas Kate (Bette Davis) y Patricia (Bette Davis) se enamoran de Bill Emerson (Glenn Ford). Bill se enamora de Patricia y se casa con ella, pero Kate no puede olvidar a Bill…
Detalles de la película
- Titulo Original: A Stolen Life
- Año: 1946
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
6.9
89 valoraciones en total
Película intimista, hecha de miradas cómplices, de gestos y de confidencias con fuerte carga psicológica y también dramática con su trasunto amoroso al fondo.
Peca de cierta artificiosidad porque el juego de los equívocos se utiliza en exceso pero no se puede negar que capta con habilidad la atención del espectador, que mantiene su tensión durante todo el desarrollo de la trama, que le hace tomar partido y que le conduce con muy buena mano hasta el desenlace.
Magnífica interpretación, ambientación excelente y, una vez más, la música de Steiner poniendo el punto justo allí donde hace falta.
Estupendo melodrama de Bette Davis a tener en cuenta en su brillante carrera. Como en casi todos sus títulos (y menciono algunos tan magistrales como Amarga victoria , La carta o Peligrosa ) la raíz de la película es un enfrentamiento moral al que Bette Davis debe enfrentarse, llevando a cabo una brillante recración del personaje en cuestión…
Resulta casi imposible no dejarse seducir por este melodrama tan conseguido y que cuenta con una brillante narración a cargo del prestigioso Curtis Bernhardt. Nombrar la interpretación de Bette Davis es algo imprescinbile ya que todo el peso cae en ella. En esta ocasión interpreta a dos hermanas gemelas casi idénticas que se debaten por el amor de Glenn Ford… Eso sí, dando lugar a la incertidumbre porque no todas las cosas son como aparentan ser. Un clásico, puede que menor, pero totalmente recomendable.
Una historia absorbente sobre amores imposibles y anhelos de libertad que no defraudará al que quiera pasar un rato más que entretenido.
El mismo año que Siodmark hace gemela a Olivia de Havilland en A través del espejo, Curtis Bernhardt ejecuta la misma operación con Bette Davis, aunque sin echar apenas mano a la intriga y manteniéndose estrictamente en los límites del melodrama, apoyándose en un guión que conduce bastante bien la pirueta de identidad en que se basa el argumento (y no peca de excesos de truculencia, como la de Siodmark, que, en cambio, es estéticamente más satisfactoria) y en la interpretación de Davis, que, sin aspavientos ni excesos de ningún tipo, matiza a la perfección el contraste de caracteres de las dos hermanas: la dinámica y poco escrupulosa Patricia y la modesta y dulce pero indecisa Kate.
El film ha sido una sorpresa para mi. Tengo el vago recuerdo de haberla visto hace tiempo, pero al verla ahora es como si fuera la primera vez. Curtis Bernhard fue un director de gran solvencia, que hizo obras notables aunque sin la fuerza de los grandes clásicos y en cierto modo olvidado en cuanto a su importancia. En el recuerdo, no me parece una obra inferior a la Olivia de Havilland con Siodmack, que, por supuesto, ha dado obras mas importantes a la Historia del Cine. La puesta en escena de Bernhard es fluida y de una escritura clásica al servicio de la historia. Tiene momentos excelentes como las escenas del faro entre la niebla y las de las dos hermanas en la casa de la isla. Si algo se le puede achacar es que, al igual que los cuadros que pinta Kate, le falta la fuerza, la sangre y la vida interior, es un cuadro correcto formalmente, incluso bueno, pero no de un gran pintor. Los esbozos de algunos personajes son buenos, pero les falta definición y profundidad aunque tenga magníficos actores como Brenan y Ruggles. Glen Ford cumple en su papel pero también adolece de falta de profundidad en la complejidad que el diseño del guión le supone.
Punto y aparte merece la interpretación de Bette Davis en los dos papeles de las hermanas gemelas. Nada sorprende ya que era una gran actriz, que module de una forma sutil, sin histrionismos, la diferencias en la interpretación de las dos hermanas.
En resumen una obra notable del Estudio Warner que mantiene su interés al cabo del tiempo.
A pesar de contar con todos los requisitos de calidad para ser una gran película -un buen reparto, la música de Max Steiner, la destacada fotografía de Sol Polito o la solvencia del emigrado director alemán Curtis Bernhardt-, todo ello bajo el paraguas de una de esas lujosas producciones de la Warner, el resultado no consigue ser sino un descafeinado drama que no supera el nivel de lo correcto. Con una combinación de protagonistas poco habitual y sin especial química –Glenn Ford y Bette Davis en su última película con la Warner-, asistimos a un más que previsible melodrama con gemelas, apocada la una, descarada la otra y, pese a que mejora bastante en la segunda parte, no consigue en ningún momento levantar el vuelo. Film de personajes sin matices, en especial el poco elaborado papel de Glenn Ford o el personaje del pintor interpretado por Dane Clark, con todos los archisabidos tics del genio irascible e insociable al uso, cuenta al menos con algunos buenos momentos -me gusta mucho la escena del aeropuerto cuando Bette Davis espera la llegada de su marido o las atmosféricas escenas en el faro de Nantucket- insuficientes, en todo caso, para cuajar una buena historia que carece del poso dramático necesario para engancharnos. Sin embargo, no deja de ser una película de Bette Davis -además, por partida doble- lo cual es razón más que suficiente para revisarla aunque creo que sólo satisfará a fanáticos completistas de la diva y enfermizos cinematófagos sin remedio. En ese mismo año de 1946 Robert Siodmak rodaría una muy superior película de gemelas, The Dark Mirror con Olivia de Havilland.