Una receta familiar
Sinopsis de la película
Masato, un joven chef de ramen que quiere saber más sobre el pasado de sus padres fallecidos, deja su ciudad natal en Japón embarcándose en un viaje culinario hacia Singapur para encontrar la verdad sobre su pasado y su familia. Durante esa deliciosa odisea, Masato descubrirá los secretos de sus ancestros, suculentas recetas y mucho más.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ramen Teh aka
- Año: 2018
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.9
33 valoraciones en total
El director Singapurense Eric Khoo nos presenta su nueva película, donde la gastronomía es la base fundamental de toda su trama. Últimamente sus películas están muy ligadas con este tema, cabe destacar Recipe y Wanton Mee que también tenían relación con la restauración. Otras películas que destacan en su filmografía son Tatsumi adaptación de un comic autobiográfico del Japones Yoshihiro Tatsumi, otra película muy conocida suya, pero más dramática fue Quedate conmingo. Una recete familiar fue presentada en el Festival de cine de Berlín y hace poco estuvo presente en la sección Culinary Zinema del Festival de cine de San Sebastián.
Cuenta la historia de Masato, un joven cocinero que tras la repentina muerte de su padre, abandona su Japón natal para viajar a Singapur, e intentar conocer los secretos de su pasado familiar a través de la gastronomía. El joven protagonista se enfrentará a todo tipo de odiseas y a través de las recetas familiares irá descubriendo sus raíces y el dolor de los recuerdos de su infancia.
Todas las comidas que preparan los protagonistas son una parte fundamental de la historia, se puede decir que son como unos personajes secundarios, completamente necesarios. Singapur es un lugar que destaca por sus restaurantes de alta gastronomía, pero en este caso el director nos ha querido mostrar otro tipo de gastronomía más callejera, pero aun así muy deliciosa.
La cinta es sobre todo un pequeño homenaje a todos aquellos que luchan por conseguir sus sueños y que pretenden olvidar el pasado más doloroso, el joven protagonista con unos pequeños pretextos, como son un pequeño diario y unas fotos antiguas, intentará ganarse el amor de su familia materna y sobre todo de su abuela.
El continuo movimiento de la cámara por parte del director y la preciosa música nos va llevando durante todo el metraje, y por eso es una película muy agradable de ver que revela un continuo ejercicio de amor y sinceridad, pero en todo momento evita situaciones lacrimógenas.
Lo mejor: Es una película muy agradable de ver
Lo peor: Puede ser catalogada de facilona y simple
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Quizás lo más justo que se pueda decir de este menú asiático es que te permite saborearlo con apetito y glotonería e incluso llegue a conmover al paladar indulgente, aunque se le note un regusto meloso, fruto de una condimentación acaramelada y festivalera que, si bien no acaba de malograr el conjunto, resulta demasiado melindroso y complaciente. Es decir, las costuras de las buenas intenciones culinarias acaban siendo demasiado evidentes y, al final, el plato resultante se asemeja más a una cadena de comida rápida, por completo alejada de la alta cocina ‘fusión’ que pretende alcanzar. Siendo la primera película que veo proveniente de Singapur, no sé si esa equidistancia entre cocina autóctona y préstamos culinarios forasteros es un rasgo nacional o sólo fruto de esta simpática creación de bazar pintoresco.
Lo peor es un guion cuya estructura y progreso resulta demasiado rígido, anquilosado y evidente, como si se tuviera miedo de dejar que los atribulados personajes se desenvolvieran con libertad por una trama que se va desvelando poco a poco, pero que desde un comienzo estaba trazada con tiralíneas y sin posibles sorpresas incómodas. Sin embargo, lo mejor para un espectador occidental – como es mi caso – es que te permite obtener información sobre una remota parte del mundo y las consecuencias funestas y desgarradoras de la II Guerra Mundial en Asia, algo que casi siempre hemos visitado desde el punto de vista norteamericano y que por lo tanto reducía los matices y condicionaba la atención en unos detalles que a buen seguro ni tan siquiera habríamos tenido en consideración.
El exiguo microcosmos familiar que retrata, entre pucheros, cuencos y fogones, resulta sin duda entrañable. Aunque nos podamos perder los matices del lenguaje – se utilizan varios dialectos chinos, así como el japonés – la realización y los diálogos dejan claro todo aquello que nuestro poco diestro oído es incapaz de aprehender. Y así nos adentramos no sólo en los misterios de la cocina asiática, sino que de paso asistimos a una clase de historia ejemplar, que nos permite comprender las heridas del pasado, las afrentas del recuerdo, las amarguras de las víctimas anónimas – que, si bien pudieron ganar la guerra, perdieron sin remisión la vida – que pavimentan los olvidos y que cimientan nuestros desmemoriados días. Sólo por eso – y por alguna escena conmovedora que llega hasta el fondo del más obtuso corazón – merece la pena ver esta alambicada propuesta singapurense. La emoción es universal y conmoverse por el dolor y el perdón ajeno, por distante que éste sea, nos hace más humanos.
Lo dije al principio: hay trampa y cartón piedra. Pero si nos dejamos arrastrar por el íntimo retrato familiar hecho añicos, disfrutaremos de un suave manjar.
Si bien Japón y Singapur ahora tienen buenas relaciones, muchos singapurenses mayores luchan por olvidar el sufrimiento que sufrieron durante la ocupación japonesa de la Segunda Guerra Mundial. Aunque hayan pasado más de 70 años todavía quedan secuelas, el director Eric Khoo tomando como base dos platos que son extremadamente populares en cada uno de sus países: bak kut teh de Singapur y ramen de Japón, construye un film delicado y sensible.
Es la historia de una familia desunida en la que el joven Masato que acaba de perder a su padre japonés, decide ir a Singapur siguiendo los pasos de su madre, quien murió cuando aún era un niño y que su abuela repudio al casarse con un japonés. El chico tiene mucho talento para cocinar, heredado de ambos padres y decide visitar a su familia de Singapur con el pretexto de que le enseñen a cocinar algunos platos.
El director sabe mezclar hábilmente el pasado y el presente, Eric Khoo nos ofrece una historia conmovedora sobre el peso de las tradiciones y la cultura. Toda una búsqueda del pasado y la reconciliación a través de la herencia culinaria
Una hermosa película que mezcla con éxito gastronomía, amor, familia e historia. Y muy recomendable para los amantes de la comida asiática. Participó en el Festival de San Sebastián en la sección Culinary Cinema.
Destino Arrakis.com
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
Si es que le ha cocinado a alguien, o alguien más le ha cocinado sólo a usted, sabrá que incluso una simple sopa puede estar llena de tantos recuerdos que dan tanto sabor a la vida. Algo así pasa en Recuerdos, Amores y Fideos (Ramen Shop), donde la comida es el detonante para enterarnos de un drama familiar inter-generacional y el sabroso aliciente capaz de reconciliar.
Quizá la segunda película singapurense que llega a México (la primera fue Ilo Ilo: retratos de familia), Recuerdos, Amores y Fideos se desarrolla en un tono aparentemente inofensivo, pero al igual que cualquier platillo, la selección de ‘ingredientes’ en la historia es tan minucioso que va cocinando a fuego lento un golpe dramático casi inesperado, que develan una tensa relación entre japoneses y singapurenses a raíz de la Segunda Guerra Mundial, algo que al menos este Cinéfago ni sospechaba.
Con un estilo lejos de las convenciones narrativas de occidente y que integra un humor pueril, Recuerdos, Amores y Fideos sirve de muestrario de característicos platillos orientales junto a una historia que deja un ‘buen sabor de boca’, y con tantas ganas de comer o de cocinar(le ).
Interesante cinta singapurense por donde desfilan platos de la gastronomía oriental y donde la fusión de la cocina japonesa y china son parte de un intercambio cultural y social. Protagoniza el film un joven, que busca respuestas acerca de su seres queridos y el porqué de su situación familiar mientras se adentra en el conocimento culinario.
De tosca narración y una, por momentos, lentitud guionística exasperante alejada del estilo occidental, posee aún así unas correctas interpretaciones, decente fotografía y un intercambio de imágenes de combinan eficazmente el presente y el pasado en la ficción. Recomendable para los amantes de la comida asiática donde el director, Eric Khoo, se explaya con gusto consiguiendo que el espectador se relama imaginando el sabor de los platos que circulan por la película.