Una mujer en la penumbra
Sinopsis de la película
Liza Elliot es la editora de una popular revista de modas femenina. Pero pese a su belleza, su inteligencia, su éxito en los negocios y los tres hombres que la pretenden, no es feliz. Consciente de su incapacidad para resolver sus crisis emocionales, Liza se pondrá en manos de un psicoanalista.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lady in the Dark
- Año: 1944
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
5.2
34 valoraciones en total
Liza Elliot lo tiene todo. Es guapa, prestigiosa directora de una revista de moda y se va a casar con un hombre paciente y equilibrado que la quiere y la cuida. Sin embargo, empieza a sentirse triste y deprimida y va a tener que recurrir a sesiones de psicoanálisis con el doctor Brooks.
Floja película de Mitchell Leisen que se hace un embrollo entre los géneros y nunca sabemos si estamos ante una comedia, un drama o un musical. Por otra parte, si se trata de una comedia, no tiene ninguna gracia. Si busca el drama a través del psicoanálisis -sin ser yo ningún entendido en la materia- creo que no tiene ni puñetera idea. Y en lo que concierne a la parte musical, creo que está absolutamente negado en cuanto a las canciones y, sobre todo, en cuanto a la estética. Por cierto, los colores de la película son horrorosos, casi tanto como los vestidos de las empleadas de la revista.
Ni Ginger Rogers ni Ray Milland puden lucir en estas circunstancias. Aun con todo la actuación de Rogers y del siempre genial Mischa Auer salvan la película.
Yo soy una gran aficionada de las películas del cine clásico de los años 30, 40 y 50, además de mitómana de las grandes estrellas de antes, y aunque en aquella época se hacían también películas malas (no tantas como ahora), nunca he visto una película tan mala como ésta.
Que gran decepción para ser una película de Mitchell Leisen! Qué floja! De lo peor que he visto de su filmografía! Y no es por lo insulso del guión, que lo es (como muchas películas de esa época), ni por la interpretación de sus protagonistas (que es correcta). Es por todo en general, pero sobre todo por la estética, el color, la fotografía y el vestuario.
Cuando veo una película de esos años de trama banal, ya sé lo que voy a ver y lo que puedo esperar, pero siempre encuentro encantos en las películas, no sé como decirlo. Cosas como el vestuario, los intérpretes, la fotografía, el mismo technicolor (que me encanta) confieren a las películas de antaño un cierto aire nostálgico que las hace encantadoras para cualquier mitómano como yo, y gracias a esos detalles se salvan muchas veces películas con guiones muy flojos. Pero es que esta vez no hay por donde coger esta película.
Independientemente de saber lo que va a pasar a los cinco minutos de empezar la película y con quien se va a quedar la chica (eso no tiene mérito adivinarlo), la película resbala por lo visual. El color es muy feo (no sé que technicolor usaron), la estética de las escenas oníricas es cutre, como de feria (igual que dice el autor de la segunda crítica) y hasta el vestuario es muy feo (lo cual ya es pecado): esas hombreras tan exageradas en las mujeres, ese vestido de visón y lentejuelas que luce Ginger Rogers en el cartel (no hay por donde cogerlo), los vestidos de las empleadas de la revista (no se salva ninguno) y eso que el diseño de vestuario es de la gran Edit Head. Estaría en horas bajas!
Para colmo los números musicales no tienen ninguna gracia. En fin, que no me ha gustado nada de nada. Un engendro.
Para que no todo sea negativo, lo único que me gustó de la película son los títulos de crédito, que al menos son elegantes y están hechos con estilo. Es lo único que salvo. Y lo siento mucho.
Drama musical del maestro Mitchell Leisen de 1944. Una ejecutiva de una revista de moda se siente mal y, tras descartar problemas físicos, decide visitar a un psicoanalista. Con su ayuda va remontando en sus sueños y recuerdos en busca de algo que explique los problemas por los que está pasando. Profesionalmente le va muy bien pero sus relaciones con los hombres no son nada convencionales.
Leisen también se metió en el género musical aunque algo de puntillas, utilizando números sólo para las escenas oníricas. Vuelve a demostrar su gran fortaleza: la elegancia que transmiten todas sus escenas. Cuida mucho la dirección artística, el vestuario, los movimientos de cámara, etc., pero en esta ocasión le falla algo la historia para que hubiese culminado otra gran obra. Al guión de Frances Goodrich y Albert Hackett, adaptando la novela de Moss Hart, le falta algo de gancho , pues aunque en un principio despierta interés el tema del trauma, se desarrolla algo lenta y va desapareciendo el misterio inicial para ir prediciendo que será algo bastante inocente . Se rodó un año antes de Recuerda, la película del maestro del suspense, que también utiliza el mundo de los sueños pero con un fin (y como origen de) algo más impactante. Entre el reparto, Leisen vuelve a elegir a Ray Milland como protagonista masculino, quien hace muy bien de hombre encantador pero cínico y como protagonista absoluta a Ginger Rogers para que borde la parte musical pero perdiendo expresividad y potencial en la dramática. Destaca la fotografía de Ray Rennahan en todos los escenarios, pero luciendo especialmente en las escenas soñadas por Rogers.
Un drama musical con el sello de Leisen pero con una trama algo débil.
Supongo que esta película fue financiada por la Asociación Psicoanalítica Americana. No se lo puede uno creer, lo de esta película. Es un insulto a las mujeres, a los hombres, a la inteligencia y a la civilización en general. No es una película simplemente conservadora debido a su contexto histórico (hay películas conservadoras de la misma época y no echan a la chica a la olla para hacer caldo), pero esto es un insulto en toda regla, financiado sin duda por esa secta dedicada al saqueo y la magia negra que todavía hoy algún débil mental considera científica (el psicoanálisis, vaya).
Y hay que verla hasta el final: Según van pasando los minutos el despropósito va medrando como una bola de nieve que cae pendiente abajo, cada vez peor, cada vez todo es más ridículo y vergonzoso, y en cada escena crees que no puede haber una peor, ¡pero la hay, la hay! A lo mejor por eso debería ponerle algo más de calificación, porque son capaces de superarse a sí mismos los guionistas en su estulticia e iniquidad.
Se presenta como un musical, firmado por Kurt Weill e Ira Gershwin, ahí es nada, sin embargo, los numeros musicales son absurdos y tediosos, y el vestuario horrendo y estrafalario.
En resumen, es mera propaganda del psicoanálisis, pero en su versión más machista y rancia.