Una chica tan decente como yo
Sinopsis de la película
Stanislav Previne, un joven profesor de sociología, prepara una tesis sobre la criminalidad femenina. Una de las mujeres elegidas para su estudio es Camille Bliss, acusada, entre otras cosas, del asesinato de Arthur, un técnico en desratización. El profesor, armado con su grabadora y sus personales teorías que aún no ha podido confirmar, acude a la prisión. Se entrevista con la muchacha y la somete a un largo interrogatorio, en el que sale a relucir su pintoresco pasado. Conforme avanzan las conversaciones, Stanislav está cada vez más convencido de la inocencia de Camille y llega a la conclusión de que Arthur se suicidó.
Detalles de la película
- Titulo Original: Une belle fille comme moi aka
- Año: 1972
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
6
40 valoraciones en total
Dicen que el tío quedó tan prendado con la novela que, nada más bajar del avión en el cual la estaba leyendo, quiso comprar sus derechos. Y yo me pregunto tras ello:
• En el avión, ¿le sirvieron carne o pescado? En tal caso, ¿tenían algo que ver con la carne y el pescado que más tarde serían servidos en Aterriza como puedas ?
• Si tenía fobia a las alturas, ¿qué tipo de estupefaciente consumió para poder volar?
• ¿Se confundió de novela? ¿le dieron el cambiazo al bajar del avión?
• ¿Tantas pelis sobre el amor le trastocaron?
• ¿Todos los cineastas franceses de la epoca tenían que realizar la comedia de turno? ¿Aunque no tuviese relación alguna con lo que habían estado haciendo hasta entonces?
• ¿Escribieron el guión durante una noche de farra vespertina?
• ¿Donde está la gracia de esta comedia? ¿Quizá les faltó añadir a Arévalo?
• ¿Existen profesores/escritores tan tontos e inocentes? ¿Capaces de intentar analizar la mente de un individuo y luego caer en su engaño tontamente?
• Aunque los personajes sean bobalicones, ¿se debe hacer hincapié en su tontería mediante secuencias de ruidos que no reiría ni el mismísimo Marianico el corto?
• ¿Los videoaficionados recorren las tiendas de fotografía una tras otra cuales confesionarios? ¿O quizá observan el contenido de las cintas que graban en un acto de onanismo experimental?
• ¿Por qué todas las pelis sobre frescas terminan tan bien respecto a su figura y tan mal en verso a las demás?
Preguntas, preguntas y más preguntas a las que quizá no halle respuesta. A no ser que Rizzo me sorprenda con uno de sus 50×15 y alguien pueda dar respuesta a todas ellas entre distintas opciones.
Eso sí, a una pregunta es seguro no podrán dar respuesta:
• ¿Por qué lapidarán esta crítica de un chico tan decente como yo?
Fabuloso filme en que el que Truffaut nos muestra con asombrosa maestría su conocimiento de la perversa e inteligente mente femenina, llevada a la exageración a través de la historia de una irresistible mujer buscavidas y ligera de cascos, en una deliciosa comedia con agudísimos diálogos, un ritmo perfecto y un final sorprendente a la vez que didáctico.
Es notorio el influjo de esta película en el mejor Woody Allen, con los saltos en el tiempo de la historia y esos efectos tan geniales de contar con la voz una historia y mostrar simultaneamente la antítesis en imágenes en clave sarcástica. Truffaut nos desenmascara el comportamiento de los hombres, su simplicidad y lujuria primitivas, disfrazadas de cualquier condición social o profesión, motivo justificado del desdichado final del protagonista.
Un suave humor negro que arrastra cierta molicie narrativa sirve a F. Truffaut para presentar una película irregular a cuya puesta en escena falta enjundia.
Se deja ver y no hiere a la sensibilidad de los amantes del cine pero del director francés siempre se espera un film acorde con la fama que le precede.
Es una una parodia que pretende resultar trasgresora y original pero se queda en los lindes del intento porque su desarrollo da la sensación de forzado y como si se debiera más a la obligación de entregar un largometraje que a la llamada de la inspiración.
Si se carece de expectativa previa la película puede resultar ocurrente y desenfadada.
Decimosegundo largometraje de François Truffaut. Se basa en la novela A Gorgeus Kid Like Me (1967), de Henry Farrell. Se rueda del 14/II al 12/IV de 1972 en Bézieres, alrededores y en Langedoc-Rousillon (Francia). Producida por Marcel Berbert, se estrena el 13-IX-1972 (Francia).
La acción principal tiene lugar en ubicaciones no especificadas del Midi, a lo largo de unos 12/14 años, con un prólogo de la niñez de la protagonista. Camille Bliss (Bernardette Lafont) es hija de una familia rural mísera y desestructurada, que pasa varios años en un correccional, del que se escapa. Se casa con Clovis (Philippe Leotard) para regularizar su situación. Asediada por los hombres, emprende una vida de riesgo para conseguir sus objetivos (ser libre y triunfar en la canción), pero acaba en prisión. El sociólogo Stanislas Prévine (André Dussolier) se entrevista con ella para obtener información para su tesis doctoral.
La película es una comedia negra dramática, la única del realizador. La narración está hecha en flashbacks , que finalizan al comenzar el último tercio del metraje. Camille ha tenido una infancia de maltratos del padre, una adolescencia en un reformatorio y una vida en libertad marcada por el acoso incesante de un marido borracho, un abogado deshonesto, un cantante fetichista y un desratizador maniático. Sospechosa de intento de asesinato del marido y del abogado, es acusada del asesinato del desratizador y condenada a prisión. Accede a contar su historia al sociólogo con el propósito de explicarle cómo una chica tan decente y honrada como ella puede acabar entre rejas. Prévine construye hipótesis artificiosas y erróneas para explicar la vida de la chica, que topan con el sentido común de su mecanógrafa Helène (Anne Kreis). Emparentada con Los cuatrocientos golpes y en cierto modo su secuela, glosa las ansias de libertad, el espíritu de lucha y la fortaleza de una mujer enfrentada a un destino trágico que quiere doblegar. Las relaciones hombre/mujer son analizadas desde un punto de vista pesimista y crítico con los hombres. El tono irónico en ocasiones roza la farsa, aparecen figuras caricaturescas y abundan los gags : disco con el sonido de las carreras de Indianápolis, la temprana afición de Missu al cine, el sordomudo chivato, la dependencia de la madre del machista Clovis. No faltan algunas constantes de Truffaut: los niños, piernas caminando (Buñuel), sus aficiones (cine, música y libros), la fortaleza de la mujer y la pasión por la vida y el amor.
La música se abre y cierra con un tema festivo ( Genérico ) de banjo. Stanislas et Camille exagera con ironía las notas del arpa. Destacan Camille y Concertino pour Camille . La fotografía, de look sucio y sórdido, juega con colores primarios, superficies de fondo monocromático, planos picados y un buen dibujo. Confiere al relato un intenso dinamismo, que subraya el ritmo del film. La interpetación de Lafont es sobresaliente y digna la del debutante Dussolier.
Esta floja comedia se sostiene en parte por la magnífica interpretación de Bernadette Lafont, que consigue hacer digerible un personaje vulgar, amoral, interesado y sin escrúpulos.
En torno a ella giran una serie de personajes masculinos con esa candidez típica del director, pero llevada e extremos tales que se termina rompiendo la identificación con ellos. Por ejemplo el que interpreta André Dussollier (en el que fue su debut) resulta demasiado bobo en su benevolencia y credulidad hacia la pérfida protagonista, y no digamos el desratizador interpretado por Charles Denner (protagonista de El amante del amor). Auténticos tontos del culo. Nada que ver con aquella Perversidad de Fritz Lang, en la que en ningún momento el pobre protagonista utilizado por Joan Bennett daba la sensación de ser un necio.
Tiene alguna reflexión interesante, como la advertencia que le hace a Dussollier su secretaria (secretamente enamorada) sobre la desaconsejable protagonista: Ella no es víctima de la sociedad como usted dice, la sociedad es víctima de ella (¿de dónde nace el mal de algunas personas?)
Y cambiando a lo frívolo (componente esencial de la película) qué bueno el numerito musical de Bernadette Lafont: qué bien lo hace haciéndolo mal…