Un toque de canela
Sinopsis de la película
Fanis Iakovidis es un famoso profesor de astrofísica. Tiene 40 años y ha alcanzado un momento crucial en su vida, una encrucijada existencial que su ciencia no podrá ayudarle a resolver. Su abuelo y mentor, el abuelo Vassilis vive en Estambul y ha desarrollado su propia filosofía culinaria práctica, venerada y aplicada por los turcos de forma similar. Fanis no ha visto a su abuelo desde que tenía 7 años. Por ello, cuando el anciano decide repentinamente viajar a Grecia después de tantos años, su inminente visita se presenta como una acontecimiento clave en la vida de Fanis. Cuando los viejos amigos de su abuelo llegan a casa de Fanis y están a punto de brindar a su salud, una llamada telefónica le informa de que el abuelo Vassilis ha caído enfermo de repente. Fani se ve catapultado de forma inevitable a un inesperado viaje hacia Estambul, un viaje de retorno en el tiempo y en el espacio.
Detalles de la película
- Titulo Original: Politiki kouzina (A Touch of Spice)
- Año: 2003
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
6.8
58 valoraciones en total
La película es un cántico al buen gusto por la vida, la familia y el amor platónico, todo eso sobre un escenario en torno a la gastronomía, situada en un cercano momento histórico en torno a la inmigración por conflictos políticos entre Grecia y Turquía, pero tratados con el máximo respeto, dejándolos solo como fondo de esta bonita y romántica historia.
Quizás hay un periodo en el que se hace un poco lenta, pero rápidamente se sale de esa crisis
y recupera su agradable, tranquilo y fantástico interés.
Salvador.
En esta película los sentidos cobran importancia: el gusto, el olor, el tacto. No es una película super comercial, ya se sabe, pero es una gran película para disfrutar de las cosas aparentemente sin importancia de la vida. Y otros temas que nos tocan más de cerca: el desarraigo del inmigrante, los sinsabores y las alegrías de las reuniones familiares. Una escena que me ha gustado muchísimo y que la misma película desvela más adelante: un encuadre de un reloj de péndulo en primer plano mientras un policiía le comunica al padre de familia que tiene que salir del país. De una simplicidad y belleza impresionantes.
Creo que deberíamos ver más cine europeo. Los diálogos son sencillos de forma pero profundos en su significado, parece que salen casi sólos, como si no hubiera costado trabajo escribirlos. Una joya.
La película es el fruto de un trabajo esforzado de Tassos Boulmetis, director y guionista, que explica una historia básicamente autobiográfica. Narra la peripecia vital del protagonista, Fanis, profesor universitario de astrofísica, de unos 40 años, que tras 33 años de ausencia regresa a Estambul para visitar a su abuelo enfermo, evocar su amistad de infancia con una chica turca de su edad y revivir el placer de estar en la ciudad más bella del mundo. En ella el protagonista rememora, en forma de flash back, las enseñanzas que recibió de su abuelo sobre geografía, astronomía y cocina y sobre la importancia de los aromas y los sabores ( los que se ven y los que no se ven ). Entre sus recuerdos afloran referencias dramáticas, que son tratadas sin rencor y sin pasión, como la deportación de griegos de Turquía en 1955, la consiguiente experiencia de exilio de su familia ( tratada como griega en Turquía y como turca en Grecia ), el golpe militar de 1967 en Grecia, la invasión turca de Chipre en 1975 y el reiterado odio entre griegos y turcos, que él no siente y no comprende. De ahí que su mayor aspiración sea dar clases en la Universidad del Bósforo, de Estambul. La fotografía se esfuerza por ofrecer imágenes de notable belleza visual, como evidencia el largo travelling inicial sobre los tejados de Estambul. La música aúna melodías griegas y turcas que embellecen la obra y le confieren una vibración especial. El guión, muy elaborado y trabajado, incorpora toques acertados de fina ironía, que trasmiten intimismo, ternura, cariño y afecto. Las albóndigas se han de cocinar con un toque oculto de canela, si se quiere animar la conversación de los comensales. De igual modo, la vida con sus avatares, dramas y fustraciones, se puede vivir con buen ánimo si se le echa un toque de canela, en este caso de amor y de rechazo de todo tipo de violencia.
Un toque de canela es una magnífica película, emotiva pero sin efectismos, recuerda por su punto de partida y su estructura a otra película entrañable Cinema Paradiso pero solamente eso, las escenas culinarias ocupan gran parte de la cinta, en ellas se fundamentan las interrelaciones entre los personajes , su historia, presente y futuro, también se ponen de manifiesto acontecimientos poco conocidos como la tensión política greco-turca que incidió negativamente en la vidas de numerosos griegos nacidos en Turquía como fue el caso de nuestro protagonista.
Al ser una película griega el reparto es prácticamente desconocido, el rostro más familiar es el de George Corraface (La Pasión Turca) que realiza el papel del protagonista en su madurez, todos rayan a gran altura pero me quedo con las escenas en las que el abuelo enseña a su nieto mediante las especias su particular filosofía de la vida, para destacar también en la película una espectacular fotografía, a ella le debemos las imágenes inolvidables que transcurren en el altillo del bazar y por supuesto el guión, sobre todo durante las tiernas y sabias lecciones del abuelo y en las vivencias del primer amor del protagonista.
Bonito, romántico y melancólico film ambientado en dos épocas de la historia greco-turca, la actual y la correspondiente a su viejo conflicto y repatriaciones. Combina aceptablemente las percepciones gastronómicas y el patrimonio cultural con los avatares de la vida y las relaciones humanas un tanto divergentes. No llega a los potentes estímulos gástricos ni a la excelencia y maravillosa originalidad transmitida por Ang Lee en Comer, beber, amar pero se deja ver bien hasta el final. Momento el que te levantas y vas al frigorífico a zamparte un arroz con leche.