Un tipo serio
Sinopsis de la película
Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera profesional se ve amenazada cuando comienza a recibir una serie de anónimos con acusaciones contra su persona.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Serious Man
- Año: 2009
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
6.1
70 valoraciones en total
No pienso dármelas de entendido diciendo he visto tal peli o tal otra de los Coen . Las he visto todas, pero paso de compararla con cuanquier otra. En vez de eso comentaré lo que a mi criterio es esta película por sí misma, sin el lastre que supone que los Coen hayan hecho anteriormente obras maestras en unos casos y auténticas bazofias en otros.
La película empieza… RARA. Pero uno conoce ya a estos zagales y piensa veremos a ver de que forma (en mayor o menor medida) influye esto en la película .
Comienza la historia bien, normal, convencional incluso. A esto le sigue un desarrollo… RARO.
La película avanza y se suceden rabinos, vecinos, abogados, judaísmo, matmáticas,etc. todos y cada uno de estos elementos es… RARO.
Cuando miras el reloj por quinta vez esperando que quede poco para terminar y te das cuenta de que esto se acaba y no ha habido ninguna referencia a la secuencia del principio te parece… RARO.
El final… ADIVINALO.
Lo raro no es malo, de hecho los Coen se caracterizan por utilizar a la perfección la rareza, pero hacer las cosas raras por el gusto de que las cosas sean raras… no. La peli, para los Coen y sus adeptos querrá decir muchísimas cosas, pero realmente no dice mucho. No saco nada en claro excepto que el protagonista es simplemente un pobre desgraciao. Bueno, si es lo que querían transmitirme, perfecto, pero con un corto lo hubiera entendido también y me aburro menos.
Que no se me entienda mal, no todo me parece mal, no. El personaje principal es bueno de verdad y algunos secundarios como los dos primeros rabinos o el chino, también. Muy buena música, elegida perfectamente y utilizada aún mejor. Ambientación, vesturario, decorados, etc. perfectos también. Montaje… en su línea.
Entonces, ¿qué falla? Muy fácil: el guión. Está visto y comprobado que el cine en USA es industria y, como con cualquier producto, en ocasiones pagas más por la marca que por el producto en sí. Este es un producto bueno en sus complementos pero desastroso en la materia prima.
Si yo me apellidara Coen… o Spielberg… o Allen… (ojo, no los menciono por ser judíos si no por que ya se les permite todo).
He decidido modificar mi crítica porque creo que la puedo hacer mejor.
Es la mejor película de los Coen desde No es país para viejos y la que más me gusta a mi desde El hombre que nunca estuvo allí.
Yo me reí continuamente con esta película que tiene una alta carga irónica. Pero puede que yo sea raro y a vosotros no os haga ni puñetera gracia.
Puede que a vosotros no os guste que os recuerden que la religión no da ninguna respuesta, que la vida es absurda y carente de sentido y que la única forma de afrontar los problemas es recibirlos con agrado, dentro de las posibilidades.
Yo-que no me considero especialmente listo por ello-asumí todo esto hace tiempo, por lo que sólo me queda reírme de la desgracia de este pobre hombre y de las absurdas soluciones que le dan sus rabinos.
Es posible que haya detalles de la película que no se capten por tratar sobre la religión judía, pero podría haber estado la católica y todo sería prácticamente igual.
Del mismo modo a mi me tuvieron que explicar algunas cosas de No es país para viejos y, sin embargo, creo haber entendido -al menos de forma intuitiva-lo que los Coen me quieren decir con el final de este filme que está tan claro que es raro y abrupto como que no está puesto porque sí o porque no sabían cómo terminar .
¿Y de qué os extrañais ? Si estos son los mismos tipos que hicieron Barton Fink…
Por último, la peli no tiene un ritmo, digamos, trepidante, pero ¿tanto como para aburrirse? Sinceramente a mi me entretuvo más que Malditos bastardos, que tiene escenas buenas pero también una cantidad enorme de diálogos.
Un tipo serio es una película de personajes, así que aquí sí esperas que haya diálogo.
El casting de desconocidos, fabuloso.
Espero que los Coen sigan por este camino.
Y para aquellos que dicen que es la peor de los Coen…cada uno es libre de tener la opinión que quiera pero , comparad esta película con Quemar después de leer, Crueldad Intolerable o Ladykillers…¿cuál tiene las mejores interpretaciones? ¿Cuál tiene la mejor fotografía?¿ La mejor banda sonora? ¿Los mejores personajes? ¿Mayor número de interpretaciones? ¿Más posibilidad de ganar con los nuevos visionados? Todas estas preguntas tienen una sola respuesta posible: A Serious Man.
Dont you want somebody to love…
Pero bueno. ¡Esto es el colmo! Ja, ja, ja. Qué cabrones. Sus padres han de estar orgullosos.
Alguno se queja indignado de que ésto es una magna tomadura de pelo. Sí, lo es.
AVISO IMPORTANTE: Posiblemente, esta sea la peli más rara de los Coen. ¿Más rara que el gran Lebowski? Si.
O pillas la broma, o no la pillas. Incluso, es posible que la broma la entiendas, pero no sea de tu gusto. Si resulta que sí es de tu gusto… ya verás qué gusto.
El prólogo es… inquietante.
El desarrollo… fulminante.
El final…, …, …, ¿cómo es el final?…, …, diré, de nuevo, inquietante.
No voy a mencionar la trama, porque la verdad es que, ¿pa qué?. No importa.
Sí que quisiera mencionar lo maravilloso del casting, con ese señor a la cabeza, que parece el hermano de Harold Lloyd, y un montón de secundarios de perfecta integración en el relato. Me encanta, sobre todo, ese señor oficinista que siempre se asoma al despacho del prota, y la vecina de los ojos inquietantes y sensuales. Pero se podría destacar a cualquiera de los actores que por la película asoman, incluso a los que ni siquiera tienen texto (esa señora que entra en el despacho del jefe de estudios a traer un café… cualquier mujer que ejerciese tal función en 1967, debería de ser exactamente así)
También mencionaré la explosiva expresividad formal de la cámara. Aquí los sueños lo son antes de serlo, los fumaos van muy fumaos (los directores lo estaban, fijo), los feos son muy feos y los judíos muy judíos, los viejos muy viejos, las desgracias el colmo del humor negro… y nada de esto, en realidad, importa un carajo. No busques respuestas…
Perfecta y minuciosa ambientación, que va desde el atrezzo, a la peluquería, incluso al barrio de los protagonistas.
Y, como halago adicional, mencionaré la magnífica banda sonora. Un lujazo. A destacar la música que ameniza la historia del dentista.
Aquí no sale George Clooney, ni se han gastado un euro en promoción. Le han puesto un título soso y perfectamente olvidable. Es una peli de los Coen no apta para todos los públicos. Ellos no buscan a todos los públicos, y asumen que tanto la crítica como el público lo mismo la van a alabar que a poner a parir, y ambas cosas son justas y merecidas. Se lo han ganado a pulso.
No salgo de mi asombro. Hoy en día queda todavía gente capaz de hacer cosas completamente distintas a las existentes. ¡A tomar viento la estructura lógica en la escritura de un guión! ¡Viva la anarquía narrativa!
La broma judía de los Coen tiene esa cualidad mágica que habita en la azotea del cine actual y rasca con los dedos estirados el concepto de maestría, provocando que les perdonemos al instante, como tantas otras veces, las tonterías que asiduamente vienen realizando desde los albores de su carrera. Este Serious Man es el anverso de la moneda que hace tiempo lanzaron al aire los hermanos, y que primero cayó del lado de Barton Fink. Si aquel era un judío altivo que escribía para confirmar su estátus de superhombre que miraba por encima del hombro al vulgo social, este que ahora nos ocupa es un judío reprimido que forma parte de ese vulgo y ni intenta ni desea estar por encima de nadie. Si al primero lo pisaban por querer asomar la cabeza y le dejaban claro que su lugar estaba entre la gente sin talento reconocido, a este le pisan (y retuercen el tacón sobre su cadáver) por ser un pusilánime amante del nonadismo, amparado en la Ley de un Dios judío que está demasiado ocupado no existiendo. En esta ocasión, la cinta, que comienza con un cortometraje que es una píldora del carácter lúdico, enigmático y absurdo de lo que vendrá a continuación, se fundamenta en el humor, la exasperación y la exageración de todos los elementos que la configuran (situaciones, caracteres y actuaciones). Todo esto, que no es más que la definición del cine de los Coen, sublima en el momento en que estos deciden ir un paso más allá y dejar claro que se trata de una obra mayor, una obra de calado. Y la fundamentan en la broma y en la sobreinterpretación, una perfecta simbiosis que puede hacer de nosotros, como espectadores, unos estúpidos pedantes que no sepamos encajar bromas, o unos cachondos sin cerebro que no sepamos leer entre líneas. No hay término medio. Pedes ver un mensaje oculto entre las filas engarzadas de números y letras que doblan el cuadernito del hermano patizambo, o en las muelas yiddish del gentil que acude a la consulta del dentista, así como un lema sagrado en la letra de la canción de los Airplane. Pero no hay nada. Es una broma. Como también parece una broma que los fieles se puedan creer esas palabras vacías de los rabinos sobre aparcamientos y perspectivas. En ellas no hay más encriptación divina de la que pudiera sugerirnos la desorientación de un burro en un garaje. Todos estamos perdidos, y si no hacemos nada más que aceptar las cosas como vienen y achacarlo indefectiblemente a la voluntad de Dios, acabaremos siendo recompensados con un montón de la misma mierda. Suprimir la propia voluntad es la mejor manera de afrontar las calamidades si uno vive en una parcela sin vallar. Por no hacer nada es por lo que se nos castiga, aunque no lo sepamos ni lo podamos entender. Son designios de la Voluntad de Dios y no hay nada que podamos hacer al respecto. ¿O quizá es que no hacer nada es lo más fácil?
Lawrence Gopnik es un profesor adjunto de física en una universidad de medio pelo del Medio Oeste, de un día para otro, su vida empieza a venirse abajo. Gopnik trata de buscar sentido a lo que le está ocurriendo, y para ello acaba recurriendo a varios rabinos, cada uno de los cuales le da una respuesta más desconcertante a sus preguntas.
Una película atípica de los Coen, que parecen haber salido de una crisis existencial.
Lo mejor: el humor de los Coen, ya sea al crear personajes, en las subtramas -especialmente la del coreano- o determinadas escenas como la del Bar Mitzvá. Plantea preguntas interesantes y no ofrece una respuesta clara.
Lo peor: la película tiene claros problemas de ritmo, sin llegar realmente a apasionar o mantener la tensión durante mucho tiempo. El humor judío puede llegar a ser demasiado autorreferencial si uno no conoce mucho su cultura. El inesperado final exasperará a más de uno.