Un pequeño apocalipsis

2 comentarios en «Un pequeño apocalipsis»

1. Todos sabemos que la filmografía de Constantin Costa-Gavras destaca por su cine político, con el especial estilo que le ha hecho famoso: es único, es comprometido, su cine no elude la densidad. De hecho, todo lo que sea cine ligero es contrario a su sello. Meterse en Un pequeño apocalipsis es arriesgado para quienes adoramos al Costa-Gavras de manual porque es una comedia, sin embargo, no deja de ser Costa-Gavras, así que es humor de socialista, humor comunista si se quiere, raro, negro, pero creo que rotundamente consigue su objetivo.
   
   Ese hombre mediocre que encarna el también genial director checo Jiri Menzel va cayendo poco a poco en una espiral incomprensible y absurda, una espiral trágica de la que es imposible escapar, o al menos un tio mediocre como él es incapaz de salir de allí, una fatalidad que le arrastra hasta situaciones descabelladas que no controla. Un pequeño incidente, en el momento adecuado, puede tener consecuencias tremendas.
   
   Puede que no sea una comedia de carcajadas, pero el humor inteligente que desprende, el humor negro brutal, hace que la película funcione de forma rotunda. A Costa-Gavras no se le da mal ningún género porque es un director versátil, porque es un director obrero que tira para adelante con lo que sea. Un pequeño apocalipsis puede que no sea su película más ejemplar, no es la más intensa ni la más reconocida, pero es algo más que un título para completar filmografía, es una película seria dentro de su humor, bien hecha y por momentos brillante.

2. Fresca, regocijante, crítica y delirante comedia de humor negro, la que nos regala el director, Costa-Gavras, con UN PEQUEÑO APOCALÍPSIS, partiendo de la novela Mała apokalipsa que, el polaco Tadeusz Konwicki (1925-2015) publicara en 1979, reafirmando su condición de impulsor del realismo social.
   
   Lo que vamos a ver, tiene lugar en París, donde el escritor polaco Stanislas Marek, está haciendo parte de una fiesta en casa de sus amigos, Henri y Barbara (ésta su exesposa), con quienes se ha refugiado desde que abandonó su tierra natal hace ya algún tiempo. Cuando se dispone a cambiar una bombilla, Stan sufre un accidente, pero la situación en que es encontrado por sus amigos, les hace creer que intentó suicidarse, y pronto surgirá un macabro plan para que, el escritor, realice un acto de gran efecto social que hará publicables sus obras en francés, con un asegurado éxito en las librerías.
   
   Estupendas actuaciones de, el también director, Jirí Menzel (Trenes rigurosamente vigilados, Mi dulce pueblecito…) quien, como Stan, logra un delicioso perfil de hombre en crisis que, más pareciera dispuesto a captar aquello tan singular que se trama en torno suyo, que ser el hombre manipulable que algunos creen, André Dussollier (Jacques), el socio maquinador de Henri (Pierre Arditi), quien demostrará de lo que son capaces ciertos amigos para favorecer al caído, y Anna Romantowska (Barbara) la ex que no deja de apreciar a su marido más por lo que vale que por lo que intenta hacer.
   
   UN PEQUEÑO APOCALIPSIS, resulta bastante ágil, hace alarde de un humor muy fino, y la composición de escenas es de amplia efectividad, no queda títere, ni tórtola, ni gato (sutil metáfora) con ‘cabeza’, y de nuevo, Costa-Gavras demuestra que, su pulso para la comedia, lo conserva tan afinado como el que ha dispuesto en el cine político… y aquí, ambos temas, tienen resguardado su sitial.
   
   El alegato contra la explotación de los escritores por parte de las editoriales, también queda sobre la mesa con recreaciones de la más alta eficacia, y la condición en que, finalmente, deben vivir muchos grandes talentos, deja a nuestra sociedad bastante mal parada. Stan… Pitchik… Pomerantz… brotarán como símbolo de la grandeza ignorada. Un tema del que todavía no se ha hablado bastante.
   
   ¿Qué otra cosa busca el hombre sino la luz? Salir de las tinieblas es el objetivo de toda su vida, se comenta en algún momento, pero, a veces sucede que, al que busca la luz lo ignoran o lo aíslan, y al que camina a ciegas lo ensalzan y lo coronan. No por nada, el libro de Stan se titula Yo protesto, y ese redondo final, deja a la sociedad entera como… vean la película y sé que sabrán definirla.
   
   Por sus muchos méritos, UN PEQUEÑO APOCALÍPSIS, se merecería también un buen sitial en la historia cinematográfica, pero, como aquellos talentos antes mencionados, también ha sido penosamente ignorada.