Un oso rojo
Sinopsis de la película
Aunque solo Oso lleva la cuenta, han pasado siete años desde que cayó preso por homicidio y robo a mano armada. Es un hombre parco, impredecible, violento por naturaleza o por necesidad, y es probable que en todos estos años no le haya dicho a nadie lo que oculta en sus silencios y la tristeza de su mirada. Ahora, mientras sale a la calle en libertad condicional, Oso piensa que tal vez pueda volver a empezar. El Turco le debe todavía su parte del asalto, y a través de un compañero de celda contacta con Güemes, que lo emplea como chofer en su agencia de taxis. Oso ha perdido a su mujer, que vive ahora con Sergio, y su hija apenas lo recuerda, pero él está dispuesto a recuperarlas o al menos a reparar los daños. Como un wéstern desencantado y urbano, la película imagina el destino de un justiciero marginal en la crudeza real de un suburbio porteño.
Detalles de la película
- Titulo Original: Un oso rojo
- Año: 2002
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
7
53 valoraciones en total
Notable trabajo de Adrián Caetano al llevar otra historia en torno a la vida de un expresidiario que trata de reintegrarse a la sociedad y reivindicarse con su hija, a quien dejó de ver después de su ingreso a prisión y la ruptura con su mujer. Con pocos personajes y diferentes planteamientos de una crisis opresiva, Caetano y su personaje central El Oso nos presenta una Argentina olvidada y gris, que acentúa el desencanto de la sociedad que pide ayuda ú oportunidades para un estilo de vida mejor.
Este episodio en la vida del Oso no se permite el sentimentalismo fácil y a través de su visión vemos la apatía, la deshonestidad o angustia quienes interactúan con él, todo propiciado por la necesidad. El trabajo de los actores aunado a la dirección permiten un resultado loable, destacando la interpretación de Julio Chávez como un tipo osco, rudo, observador, inteligente y de metas fijas, condenado a la soledad por sus errores.
Una vez más el cine argentino tiene logros indiscutibles, esta cinta representa el poder que se tiene de hacer trabajos destacables.
Se ha dicho muchas veces, incluso lo afirma el propio Caetano, que Un oso rojo es un western. Esto resulta un poco extraño en principio, pero por muchas razones es una descripción acertada.
El héroe tiene la marca. Un pasado turbio y un presente del que no puede escapar aunque quiera, precisamente condicionado por su trajín de delincuencia.
Su postura antisistémica es ya avanzada, amargamente encuentra que hacer el bien no necesariamente es atenerse a las leyes. Pese a este descubrimiento, no se siente aún más allá del bien y del mal, en todo caso entiende que debe pagar sus deudas. El devenir lo va a posicionar donde no hubiera querido, pero donde debe hacerlo.
Entiendo que esta descripción del personaje principal, El Oso (Julio Chávez), coincide con la que una y otra vez encontramos en los westerns. Al igual que en este género, en Un oso rojo lo bárbaro del entorno impone al protagonista un cierto destino, pero la diferencia entre un ejemplo prototípico de western y el film de Caetano es el origen de la barbarie. Mientras en el primer caso ésta deviene de la civilización que aún no llega, de las leyes aún no escritas, en Un oso rojo es producto de la decadencia y la impunidad, es producto de que la civilización ya hizo su trabajo. Esto inevitablemente da un toque de crítica social a la película, pues el ambiente en que se desarrolla es bastante realista, más allá de que la anécdota pueda necesitar de su sentido artístico para ser verosímil (lográndolo totalmente).
La narración está sublimada, puesta a la altura de un fin en si mismo. La música es excelente, no por que pueda ser del agrado del espectador medio del film, sino por su adaptación al entorno, acompañando conceptual y rítmicamente la edición.
Muy buen producto de un cine latinoamericano que avanza en la construcción de una mirada propia y crítica de la sociedad en que se enmarca, pero abandonando la sobrecarga de realismo mágico de otras etapas, muy válida y hasta necesaria en su momento, pero que se ciñe como una sombra sobre las expresiones artísticas de esta parte del mundo.
Película subversiva como pocas, sería imposible realizarla en los Estados Unidos o cualquier otro país civilizado , los personajes son exactos, el casting idem, la música no es la que me gusta a mí, es la que les gusta a los personajes de la trama, el final totalmente inmoral de acuerdo a los cánones dictados por la censura o autocensura de los EEUU y países semejantes. Me gustó y la recomiendo calurosamente, me imagino a los pequeñoburgueses escandalizados al final de la película.
No sólo es un fiel reflejo de la baja sociedad argentina, sino de la de cualquier país del mundo. No nos explican con demasiado detalle qué llevó a ese padre de familia a cometer esos crímenes, pero no hace falta, uno se lo imagina cuando le ve hablar con el Turco.
Cinematográficamente hablando tiene una buena fotografía, unos muy buenos actores y un buen guión. Es una de esas películas en las que en algunos momentos el interés baja, pero el acierto es que justo en ellos hay un pequeño giro o golpe sorpresa , con lo que rápidamente tus sentidos se ponen alerta de nuevo.
La música seleccionada a veces no es todo lo buena que uno desearía, pero se lo terminas perdonando.
Al cabo de ver esta obra inigualable, los argentinos, nos quedamos con una cierta mueca híbrida con sabor a aceptación, pues es la más pura realidad que se vive en el Gran Buenos Aires de hoy, otro poco de desazón, pues presumo que la mayoría de mis compatriotas preferiría que estos sucesos, aunque ficticios, basados estrictamente en el sórdido ambiente de delincuencia y corrupción policial, no se dieran en nuestro querido país, sumados a una extraña sensación de inseguridad generalizada y por qué no algo de desilusión o agotamiento mental que estalla en muchos ciudadanos que ven que la realidad, en lugar de mejorar, camina hacia atrás, como si muchos anduvieran por la vida jugados (en el peor de los sentidos que este vocablo puede ofrecer).
Y jugado ciertamente estaba Rubén (Julio Chávez), por momentos querible, pese a su carácter violento que le había posibilitado matar a un policía en el pasado, en un enfrentamiento y posteriormente la orgía de balas y sangre que despliega en el apocalipsis final (algo exagerado quizá, al mejor estilo Bruce Duro de matar Willis). Querible, porque desnuda lo único puro que mantiene durante todo el transcurso de la cinta, que es el amor incondicional por su mujer y su hija.
¿Es la historia de una hombre bien intencionado pero errado en sus métodos y técnicas que lo marginan de la vida en sociedad? Probablemente. La actuación de Chávez: Insuperable. Villamil y Machín lo secundan muy bien. Un Enrique Liporace acorde a su personaje, un tipo que vive y deja vivir y un René Lavand (el maldito turco) que sorprende a más de uno. Muy buena.