Un monstruo viene a verme
Sinopsis de la película
Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo trabajo J.A. Bayona cierra su trilogía sobre las relaciones maternofiliales, que inició con El orfanato y continuó con Lo imposible .
Detalles de la película
- Titulo Original: Un monstruo viene a verme (A Monster Calls)
- Año: 2016
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
6.6
48 valoraciones en total
Cuando un producto busca rentabilidad inmediata acude a una buena campaña de publicidad. Todo los medios de mi país, España, se han puesto de acuerdo en intentar encumbrar a un director que todavía no ha hecho nada, tampoco le han dado su tiempo.
La película trata un tema, una enfermedad, que todos en mayor o menor medida hemos vivido de cerca. Pero que está tratado desde un punto de vista tan abstracto que no te involucra ni con los personajes ni con el contexto que los rodea. Lo único que consigue la trama es llevarte a situaciones que tu mismo has vivido, situaciones relacionadas con dicha enfermedad, por lo que es fácilmente abstraerse de la película.
La música sensiblera cada 2 minutos y la gama de colores de la película (de gris a negro) va a estar luchando por sacarte lágrimas insulsas. Todo con el propósito de grabarte a la salida del cine con un micrófono de Mediaset España en mano y sacar tus ojos emborronados para justificar que J.A Bayona es el nuevo Spielberg y convencerte con que debes urgentemente vaciar tus bolsillos en las salas de cine para devolverle el dinero al Gobierno de España por la inversión.
Muchos fuegos artificiales para una película que pudo ser mucho más y se quedó en un 5.
Plana como una tabla de planchar.
Antes de nada, permitid que me disculpe pues hace años que no escribo un crítica y tengo las manos y el ingenio un poco oxidados.
Son sentimientos encontrados los que despierta el film de Bayona, natural consecuencia de que el director muchas veces intenta abarcar demasiado apretando muy poco. Estamos ante una adaptación de una novela, no podemos olvidar eso, por lo que el director está bastante maniatado por lo escrito por Patrick Ness (que también es guionista).
Sin embargo, yo creo que era deber de Bayona decidir cómo de profundo tratar cada tema, y aquí es donde la película falla.
Un monstruo viene a verme trata abusos,pérdida, cáncer, figuras paternas ausentes, de dramas familiares y de la soledad. Trata de Connor. Es, por tanto, Connor la figura más importante de todo el metraje. Un niño invisible, que se ve tan solo que no tiene más remedio que refugiarse en su mundo propio para huir de una realidad que le ahoga.
Por eso no puedo perdonarle a la película que falle a la hora de transmitirnos los sentimientos de impotencia, soledad y hastío que siente Connor… y que en cierto momento de la película haga falta que se nos escupa a la cara lo muy cansado que está de todo. Es cierto que la caracterización aporta bastante (a nivel de ojeras o palidez, pero tengo la sensación de que la película avanza a un ritmo más rápido del que le corresponde, particularmente en los primeros compases de la misma.
No digo que la película debería ser tan pausada como una de Ozu o de Bergman, pero que el monstruo aparezca a los 10 minutos de reloj de la película me parece muy precipitado, apenas estamos conociendo al niño. Y creo que este tiempo se podría haber recortado de otras subtramas que no aportan mucho, como la del padre ausente, para que dedicarle minutos cuando desde el principio echas en falta esa figura paterna, me parece redundante.
Y luego está el contraste de estilo. Si bien hay escenas que son francamente bellas, con encuadres magistrales (con un, por momentos brillante, Óscar Faura a la fotografía) y una sutileza deliciosa, otras se me antojan cutres y perezosas, más bien propias de una telenovela (incluso elementos decisivos como son algunas escenas del cáncer y el miedo a la pérdida).
Estamos pues ante una película que no gustará a todos, dependerá del nivel de conexión que establezcamos con los personajes. Las actuaciones ayudan mucho en este aspecto, con un reparto muy creíble (Sigourney Weaver excelente como siempre), pero otros elementos que he comentado no acompañan. Fuimos 3 amigos a verla al cine, a uno le encantó, otro no conectó en absoluto y yo que me quedé en medio de dos tierras.
Es una obra imperfecta e irregular, pero que en computo me ha parecido interesante (aunque odio la valoración numérica). Hay alguna reflexión interesante y algunas aproximaciones son francamente hermosas, pero a los más exigentes os advierto que hay momentos muy simples y algunos temas no quedan profundizados.
Si os pica la curiosidad, pues saciadla, que para eso estamos! Saludos!
Realidad, monstruosa y cruda realidad. Esta es la vida de Connor, el joven protagonista que afronta una de las peores desgracias que la vida puede traer. Desde este punto de partida, Bayona nos brinda una historia madura y dramática disfrazada de cuento. No por ver un monstruoso árbol parlante esperéis encontraros otra cosa. Ésta es una historia de sentimientos encontrados, de búsqueda de respuestas y de reflexión. La ficción no descarta a la realidad ni el sentimentalismo la crudeza. Y si bien todos podemos consensuar un desenlace, deja espacio a la interpretación de lo que acabamos de ver. Resulta alentador ver cine made in Spain de esta categoría, hablando claro, vendible fuera de nuestras fronteras y comercial pero de alta calidad. Los actores están bien en sus papeles pero el peso de la película recae sobre los hombros del joven y prometedor talento Lewis MacDouglas que no sólo lo soporta sino que lo lleva maravillosamente bien demostrando que ser niño no implica ser un actor mediocre. La dirección de la película denota el buen saber de Bayona que regala algunos planos espectaculares, las secuencias de animación rebosan arte, la música es preciosa y los efectos cumplen de sobras dando vida al espectacular monstruo. Sin duda merece el bombo que se le está dando y un reconocimiento en la próxima gala de los Oscar.
El director José Antonio Bayona presenta esta película en la 64 edición del Festival de Cine de San Sebastián, en la sección oficial, fuera de concurso. El director parte del libro homónimo, Un monstruo viene a verme del escritor Patrick Ness, que también escribe el guión del film.
Bayona hace suya esta novela con su particular talento. Traza una arquitectura compleja, con varios niveles, múltiples capas, fusionado de forma magistral la realidad y la fantasía. Parte de la historia de un niño que se enfrenta a situaciones difíciles, donde el miedo se rebela como un enemigo imbatible. A partir de la enfermedad de su madre, Connor empieza a recibir la visita de un ser que le hará reflexionar sobre la complejidad humana, dejando atrás el maniqueísmo infantil, y consiguiendo enfrentar verdades que nos dan más miedo que los viejos monstruos.
Su historia, la mezcla de realidad y fantasía, nos cuestiona sobre lo más recóndito. Su simbología, muy cercana a nuestra imaginería mental, consigue esquivar la razón conectando directamente con la parte más emocional. En el camino del viaje, transitamos por nuestras contradicciones, luchamos con nuestros miedos, encontrando verdades incómodas, que sólo al salir a la luz consiguen apagar al monstruo y nos empujan a vivir de frente, confiados, ante un futuro, que siempre resulta imprevisible.
Enfrentarse a una producción de Mediaset, con todo el aparato propagandístico que ello implica, supone asumir el riesgo de un enorme hype, de una recepción sobredimensionada y una omnipresencia mediática que resulta prácticamente imposible corresponder. Ocurrió con Lo imposible, cuyo recibimiento en salas fue muy superior a lo que merecía el producto, y sucederá de nuevo con Un monstruo viene a verme, la tercera y más ambiciosa película de Juan Antonio Bayona. Una propuesta que al parecer despertó el entusiasmo en el Festival de Toronto pero que en San Sebastián, al menos, comportó una clarísima división entre los entusiastas de su sensibilidad y los detractores de su sensiblería.
Los que no derramamos ni una sola lágrima con este drama sobre la asunción de la muerte seremos tildados de mármol, de la piedra más fría e inamovible. Sus últimas escenas conducen irremediablemente al llanto más instintivo, la inevitable reacción ante la mayor de las pérdidas a las que un niño puede enfrentarse. Pero el camino hacia esa tragedia, lento, aburrido, sin la magia que a priori debería desprender un relato infantil que combina realidad y fantasía, se olvida de plasmar la relación entre una madre enferma de cáncer y un hijo que se resiste a asumir la realidad. Mientras el joven es víctima del bullying más estereotipado, el personaje de Felicity Jones representa uno por uno los clichés de una enfermedad que el cine mantiene estigmatizada. Con tamaña superficialidad en torno a los protagonistas y su convivencia lo que en realidad parece un milagro es que la mayoría de espectadores se arranque a llorar.
El otro gran rasgo de la cinta, su factura técnica, es irreprochable. No hay duda de que Bayona ha contado con los mejores medios posibles, haciendo uso también de otros mecanismos menos apabullantes pero mucho más impresionantes, como las animaciones en acuarela que sirven para relatar las tres fábulas aleccionadoras del monstruo. ¿Para qué sirve, sin embargo, tanta técnica? El monstruo no enternece, las historias no cautivan y el destino no emociona. Parecía que Un monstruo viene a verme trataba de emular la fórmula de cuento y drama realista que bordó ‘El laberinto del fauno’. Pero el resultado final demuestra que la combinación de esos elementos no es tan fácil de casar y que el trabajo de Guillermo del Toro fue una auténtica hazaña.