Un lunar en el Sol
Sinopsis de la película
Walter Lee Younger, un joven negro que vive en un pequeño apartamento en Chicago con su mujer, su hijo, su hermana y su madre, no puede evitar sentirse como si fuera un prisionero. Pero, un día, surge en su vida una oportunidad inesperada gracias a un cheque de 10.000 dólares.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Raisin in the Sun
- Año: 1961
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
Película
7
74 valoraciones en total
La familia Younger tiene algunas cosas en su contra: vive en una sociedad anclada en el oscurantismo donde se deniega la igualdad de derechos, por la simple y natural diferencia del color de la piel, haciendo de esta manera que, la posibilidad de realizar sus aspiraciones, encuentre obstáculos por doquier. El padre, un obrero recto y de acerados principios, ha fallecido recientemente, y la madre, vive ahora con su hijo Walter Lee, casado y conductor de un hombre rico, pero inconforme y lleno de ambiciones. También con ellos vive Ruth, la esposa de éste y su hijo de 10 años. Y además, sigue en casa Beneatha, la otra hija, bastante escéptica y con aspiraciones de ser doctora.
Entre ellos, hay un fuerte debate interno por el afán de ser. La madre Lena, una matrona de fuerte moral, defiende sus principios ante los lances de rebeldía de sus muchachos, y con una actitud que entremezcla la convicción y el entendimiento, se afianza como madre y avanza en la madurez de aquella especial familia.
Basada en la valiente obra teatral de Lorraine Hasberry, que ya ha sido adaptada dos veces más para versiones televisivas, UN LUNAR EN EL SOL es un alegato de gran altura, que se suma a las voces que claman, justamente, por el derecho a la igualdad.
Daniel Petrie, ha conseguido bordar una gran película y logra sostenerla en un sólo escenario, conservando una potencia emotiva y vivencial que no decae ni por un segundo, pues son cálidos, profundos y de enorme valía los caracteres que se recrean, sobresaliendo muy especialmente, el de aquella atinada madre que sobrelleva, con fe y con fuerza en el alma, cada eslabón que está a punto de romper la cadena de su hogar.
Sidney Poitier consigue una sólida caracterización como el hombre que no se resigna a que sólo los trabajos de segunda sean para la raza negra. Él quiere un mejor futuro para su hijo y lucha consigo mismo para superar los escollos que la necia sociedad impone. Y Claudia McNeil, resulta adorable y maravillosa como aquella ejemplar mamá que, con sus firmes brazos y fiel a los principios de una familia que se ha sostenido por cinco generaciones en una nación racista, carga con el peso de una familia a la que ama entrañablemente.
La naturaleza no es útil sólo por lo que nos da, también es útil por lo que nos enseña. Y el sol que sale cada día, y el aire que respiramos cada segundo, y el agua que fluye en los ríos incesantemente… nos están enseñando que, el dar y el darse, no debe ser para unos cuantos y que el amor sólo existe cuando nos prodigamos para todos.
Título para Latinoamérica:El SOL BRILLA PARA TODOS.
Mientras veía la película me acordaba de aquel chiste de Eugenio en el que un hombre entra a una tienda de fotografía y empieza a contarle su vida al dependiente. Éste, asombrado, le pregunta: Oiga ¿y para qué me cuenta esto a mí? Y el hombre le responde: es que en el escaparate hay un cartel que pone: Entre y revele su rollo . Pues eso amigos, que el simpático de Daniel Petrie nos revela su rollo y nos mete un taladro que ni Black & Decker. De hecho, no sé como he logrado ver la película hasta el final. Sí, comprendo y respeto las grandes interpretaciones de las tres mujeres protagonistas (por cierto, la cara de Claudia McNeil me recuerda mucho a la de Brando, en negro claro) pero ni me involucro en su historia, ni entiendo sus actitudes. Mientras, el amigo Poitier, se dedica a sobreactuar con elocuentes ademanes y aspavientos seguramente muy aplaudidos en el teatro pero totalmente superfluos en la gran pantalla. Aún así, el gravísimo problema de la película es que no suceden cosas. Bueno sí, alguna cosa sucede. También en la carta de ajuste iba moviéndose el segundero.