Un hombre va por el camino
Sinopsis de la película
Luis, un vagabundo que esconde un pasado trágico, se detiene en Monte Oscuro, lugar en el que sólo viven una viuda y su hija pequeña. Las habladurías de los vecinos del pueblo no tardarán en llegar, y Luis tendrá que marcharse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Un hombre va por el camino
- Año: 1949
- Duración: 92
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te mostramos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
6.3
81 valoraciones en total
Manuel Mur Oti pertenece a esa estirpe de cineastas españoles que se apartaron decididamente de los modos y cauces imperantes en la industria española de los años 50 para hacer películas que bebían sin pudor de las fuentes del Hollywood más clásico. Al igual que Edgar Neville y otros, Mur Oti supo utilizar esas influencias para narrar las historias que le atraían, a menudo teñidas de un dramatismo que podía resultar incluso excesivo.
Un hombre va por el camino constituye su primera incursión en la dirección cinematográfica, y no cabe duda de que Mur Oti empezó con buen pie. Se trata de un melodrama enclavado en el ámbito rural, salpicado de un levísimo toque de western, narrado en clave naturalista y con creíbles interpretaciones que sólo en alguna ocasión se dejan llevar por cierta afectación.
Es verdad que Mur Oti recurre a determinados trucos de guión para dar más consistencia al melodrama y justificar el argumento que propone, a la par que, según su costumbre, impregna todo el metraje con una sempiterna banda sonora que contradice la aversión que cineastas como Buñuel le tenían a la música compuesta para películas y que posteriormente el movimiento Dogma se encargaría de subrayar en su manifiesto creativo. Pero obviando esos hábitos, propios de un director que esgrimía su clasicismo sin tapujos, la película fluye con precisión y se ve con agrado e interés.
Manuel Mur Oti es natural de Vigo (1908-2003), viaja a Cuba en 1923 y regresa diez años después a España escribiendo una novela de gran éxito, Destino negro, novela de hombres de gran fuerza y estilo grandilocuente –de perfil sublime al decir kantiano-, que ganó el Premio Nadal en 1948. Comienza en el cine escribiendo guiones para su amigo Antonio del Amo, Del Amo y él fueron considerados dentro del cine español la generación de los renovadores, puente entre el cine de postguerra y el nuevo cine español.
Esta fue la Ópera Prima de Mur Oti como director de cine. En el film, una especie de vagabundo alto y fornido, un don nadie de nombre Luis, rechaza el trabajo que le propone un viejo caballero, provocando la indignación de éste. En su errática caminata, Luis llega a Monte Oscuro con las botas rotas y la ropa raída. En el lugar lo acoge Julia, la guapa viuda de un escritor que vive en una granja con su hija.
Esta película sienta los cimientos esenciales del cine de Mur, como la vinculación pagana de la mujer a la tierra, el sentimiento de culpa heredado -generalmente por una sociedad que impone una actitud recta ajena a la realidad- y el uso del drama rural como alegoría más compleja.
El guión, adaptación del propio Mur Oti de una historia salida de su pluma, se muestra nítido en su exposición, a la vez que dramático en su fondo. El personaje tiene cierta identificación con los veteranos de la Guerra Civil. Muchos símbolos como la enorme cantidad de fotografías y espejos, hace pensar en la influencia de la teoría psicoanalítica, que emergía con fuerza en aquellos años cuarenta en España.
En la historia, el protagonista, desaprovechando su oportunidad por orgullo, encuentra su honor y posición en aquello de lo que huía, como se ve al final de la cinta.
Me ha llamado la atención la calidad del elenco actoral. De un lado, un expresivo, físico y muy profesional Fernando Nogueras en el rol de Luis. Bellísima Ana Mariscal que borda el papel de viuda seria, amante, emprendedora y que trabaja la tierra con su sudor (fue Premio de interpretación concedido por el Círculo de Escritores Cinematográficos en aquel año de 1949). Y la protagonista vive para cuidar a su hijita Blanca, muy bien interpretada por Pacita Landa.
Mur Oti es un director barroco y tendente a la grandilocuencia en la imagen y en el mensaje. Mur Oti recibió, no obstante, en 1993 un Goya honorífico a su carrera, sin perder la esperanza de poder llevar al celuloide algún otro proyecto.
Poeta, dramaturgo, novelista y cineasta, el gallego Manuel Mur Oti fue una de las figuras más rutilantes del cine español de los años cincuenta, grandilocuente y desmesurado en sus declaraciones públicas, transmitió a sus películas la pasión con la que se entregó a su profesión. Su primera película como director fue el film que hoy nos ocupa, Un hombre va por el camino (1949), la historia de un Juan Nadie que, vagabundeando, termina con sus pasos en Monte Oscuro, donde una viuda y su hija le acogen. Un absorbente melodrama capaz de emocionar profundamente, al menos a este que les habla, y gran parte de la responsabilidad en esa emoción la tiene la actuación inolvidable de Fernando Nogueras, un portento de calculada espontaneidad y pluralidad de registros que no llegó a tener el éxito artístico para el que esta película lo catapultaba. El otro factor cinematográfico que hace más que necesaria la contemplación de esta película es la fotografía del maestro que fue Manuel Berenguer, responsable de la fotografía de la mítica Bienvenido Mr. Marshall o de obras tan famosas y populares como Doctor Zhivago y Rey de Reyes, entre muchas otras, las tierras de León, fotografiadas en un impresionante blanco y negro que juega con las nubes, la lluvia, la niebla y el sol como un malabarista, y el rancho en lo alto de un picacho, filmado, recurrentemente, en contrapicado, constituyen un auténtico personaje de la película.
Mur Oti sienta aquí las bases de lo que sería una gran parte de su filmografía, como la vinculación de la mujer a la tierra, el sentimiento de culpa heredado y el uso del drama rural como alegoría más compleja. La estructura del film tiene mucho de western, aunque el engarce genérico esté realmente en el melodrama. La tensión entre la mujer de la cumbre y las chismosas vecinas del pueblo del valle, enfocada desde la estrecha moralidad de la época, pero sin que los personajes, todos ellos católicos creyentes y practicantes, se opongan radicalmente a ella, por más que se contraponga la nobleza del comportamiento a la beatería y la miseria moral, sirve de contrapunto social que permite desahogar la creciente sensación de hallarnos en una cumbre agreste desde la que tan pronto nos parece estar ante una relación pronta a pecar de almibarada, como ante una relación imposible y de difícil desenlace.
Bien haréis todos los buenos amantes del cine en rescatar esta estupenda película con la que Manuel Mur Oti debutó en el cine y que muchos hemos podido descubrir gracias a la impagable Historia del cine español de La 2.
Poderoso melodrama rural que no tiene referencias escritas hasta la fecha en esta web por los usuarios, del vigués Manuel Mur Oti (1908-2003). Cineasta republicano, marinero viajero y autodidacta, guionista y director atípico, libremente creativo e intenso, cayendo en el olvido de forma injusta, y que no ha gozado del reconocimiento que sí han tenido otros de su generación. Sin embargo, su irrupción fue llamativa, con esta primera película, alcanzando con prontitud notoriedad en el tramo inicial de su carrera, una de sus mejores obras, en mi opinión, coincide en algunos temas con su gran obra maestra que es Condenados.
El film nos presenta a Luis, un hombre culto que huye de su pasado y de sí mismo bajo la apariencia de un vagabundo, pero también nos habla de Julia, una mujer viuda con una hija, mujer abnegada y luchadora, adelantada a su tiempo. La casa de la cumbre guarda la memoria de su difunto marido, su retrato (el propio Mur Oti) preside la estancia del hombre de letras y humanista, mientras que ella debe sacar adelante la hacienda, labrando la tierra en un lugar apartado, que encuentra en el vagabundo sin rumbo la oportunidad de sentirse acompañada y protegida ante tan difícil tarea.
Una película expresiva y de una gran tensión narrativa, la fotografía de Berenguer es prodigiosa, con esos cielos nubosos y amenazadores en contrapicados. El cine de Mur Oti siempre desprende pasión, donde las miradas dicen más que las palabras, con escenas y encuadres memorables, su realización transmite con precisión los sentimientos de los personajes, espléndidamente dibujados, que retrata la estrechez del clima circundante, la atávica represión social y valora la importancia de la naturaleza, la palpitación febril en la mirada de Luis hacia esa atenazada viuda, que siente la necesidad de ser amada.
El vínculo fortísimo entre la mujer y la tierra, con su dureza de carácter indomable y su fecundidad. Una emotiva historia de amor obstaculizada por las fuerzas sociales represoras. Todo ello bajo los traumas que arrastran de su pasado y condicionan su presente. Que sólo una catarsis melodramática podrá resarcir la angustia de los personajes de Monte Oscuro. Excelente película para un debutante y polifacético artista que encontró en el cine su verdadero medio de expresión.
Manuel Mur Oti es un director español muy desconocido. De cine particular pero que rueda muy bien, construye personajes magnificamente y los guiones suelen ser excelentes. Aparte de apoyarse en un excelente fotografía. Este es el caso. Unos planos y unas secuencias maravillosas. Un hombre que camina por el camino vagando sin rumbo (en apariencia). Se queda en casa de una viuda y su hijita con las consecuentes murmullos de la gente del lugar. Mur Oti se sostiene con un gran guión con unos personajes brillantemente construidos y la inmensidad que da esos paisajes. Los 3 actores protagonistas estan excelentes en sus papeles. Y la historia se sigue con gran interés y brillantez.