Un hombre llamado Ove
Sinopsis de la película
Ove (Rolf Lassgård), de 59 años, es un hombre gruñón que ha perdido la fe en todo el mundo, incluido en él mismo, hasta que su visión negativa del hombre y la sociedad es puesta a prueba por una familia que se muda a la casa de al lado.
Detalles de la película
- Titulo Original: En man som heter Ove aka
- Año: 2015
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
6.7
80 valoraciones en total
Es de esas películas que te atrapa desde el primer dialogo, apenas ves la primer escena te das cuenta de que estas ante algo diferente, algo que promete no solo entrenamiento, sino que además una buena historia, esa expectativa muchas veces puede fallar, pero no ha sido este el caso.
La historia está muy bien contada, con momentos que se mezclan entre el presente y el pasado, que ayudan a entender la vida y el carácter del protagonista, nos muestra que cada uno es lo que es por las marcas que nos deja el pasado, el trabajo del director, guion y edición logran describir de pie a cabeza de manera que podamos comprenderlo por completo, hasta terminamos enamorándonos de alguien que quizás en la vida real no nos agrade demasiado.
realmente me sorprendió gratamente, la miré sin ninguna expectativa, pero finalmente me dejó asombrado. Muy bien merecido la nominación a los Oscar 2017 a mejor película extranjera.
Estamos ante una película formalmente sencilla, con el típico humor escandinavo algo negro y unas buenas interpretaciones que logran que un film bastante normal vaya creciendo gracias al guión y a esas interpretaciones hasta convertirse en una película notable.
Ove es el típico abuelo cascarrabias, lo quiere controlar todo, está todo el rato riñendo a sus vecinos y nunca está contento. Descubrimos que es viudo y a medida que le vamos acompañando en sus múltiples intentos de suicidio para reunirse con su mujer, iremos descubriendo sus relaciones con los vecinos y su historia mediante flashbacks, entendiendo y empatizando cada vez más con el gruñón protagonista.
La película crece con la llegada de unos nuevos vecinos. Una buena interpretación de Bahar Pars sirve de contrapunto al mal humor de Ove.
Como el amor, el dolor y la amistad marcan el carácter y la vida de la gente, haciéndoles mejores o insoportables. La importancia de sentirse útil, tanto en el aspecto laboral como en el social.
Una pequeña película a descubrir, su nominación a mejor película extranjera le ayudará a llegar a más gente.
En Un Hombre llamado Ove, Ove (Rolf Lassgård) es un viejo gruñón y antipático que solo quiere poder suicidarse para estar al lado de su recién fallecida mujer, Sonja (Ida Engvoll). Ella era la luz de su vida y no quiere vivir sin ella. Pero no es lo suficientemente habilidoso para conseguir llevar a cabo el suicidio ya que es interrumpido siempre en cada intento justo en el momento en que empieza a perder la conciencia. Son en estos momentos en forma de flashbacks cuando se nos revelan acontecimientos fundamentales y partes de su difícil vida que nos ayudará a entender su ira, frustración y pérdida. Además está demasiado ocupado peleando con sus vecinos y funcionarios del exterior como para morir todavía.
Nuestro protagonista tiene una especial inquina con la nueva familia que se ha mudado al lado, una mujer embarazada llamada Parvaneh (Bahar Pars), su marido y dos hijas, inmigrantes de Irán y con un sentido de la comunidad completamente diferente. Despedido recientemente de la empresa donde llevaba trabajando 43 años, y destituido como presidente de la Comunidad de Vecinos por su comportamiento extremo, Ove sigue vigilando el vecindario donde vive de arriba a abajo con patrullas realizadas a diario de forma puntual con el fin de hacer cumplir de forma escrupulosa las normas que rigen la Comunidad. Esto provocará continuas tensiones con sus vecinos.
Las escenas más profundas y divertidas de la película son los enfrentamientos de Ove con su embarazadísima vecina persa cuya sociabilidad y compresibilidad casi agresiva obliga al viejo gruñón a salir de su caparazón. El contrapunto físico existente entre ambos, Ove es alto, fuerte, de piel blanca mientras que ella es baja, delicada y de tez morena encuentra una cierta armonía con la obstinación de ambos. Al final desarrollan una química tan poderosa que Parveneh se convertirá de alguna manera en esa hija que nunca tuvo Ove.
Es una película agradable de ver con un tono tragicómico y sentimental, cuidadosamente equilibrado, muy envolvente donde contemplamos una profunda transformación espiritual de un hombre irritante con un carácter muy difícil que toma un nuevo camino para asombro de vecinos y personas cercanas a él. Observamos como Ove adopta a un gato callejero, salva a un hombre que cae en una vía de tren y permite a un camarero homosexual vivir con él en su casa después de que su homófobo padre lo echara.
La conjugación entre misantropía y el sentido del deber de Ove es parte del encanto de la película. No es una persona codiciosa sino más bien un hombre escandalizado porque su sentido rígido de la responsabilidad y la autosuficiencia no es igualada por el del resto del mundo a los que considera idiotas. Los flashbacks ayudan a enmarcar la psicología de Ove al tiempo que son utilizados para conseguir algunas lágrimas del espectador. Por poner un pero quizás se apoya excesivamente en clichés consiguiendo un desarrollo de la historia tan predecible que siempre ocurre todo aquello que uno espera que ocurra y justo cuando lo esperas.
Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/
Al concluir la proyección, tuve que pensar en el poema ‘Si el hombre pudiera decir lo que ama’ de Luis Cernuda que no me resisto a citar casi en tu totalidad: (…) Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien / cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío, / alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina / por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, / y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu / como leños perdidos que el mar anega o levanta / libremente, con la libertad del amor, / la única libertad que me exalta, / la única libertad por que muero. / Tú justificas mi existencia: / si no te conozco, no he vivido, / si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. Salvando las distancias, creo que encuadra con precisión el contenido de esta agridulce película sueca centrada en un entrañable misántropo tópico y gruñón, pero corroído por la pérdida de su único amor.
Quizás resulte algo simple, con demasiadas ganas de agradar y resultar simpática y hacerse querer a toda costa, pero la verdad es que conforme avanza su metraje consigue poner en pie el retrato fascinante de un cascarrabias enfurruñado, obsesionado con las reglamentaciones estériles y las prohibiciones arbitrarias, que tras su fachada de gigantón insociable esconde un corazón demasiado grande y quebrado como para permanecer en un mundo que le resulta ajeno e inhóspito tras la muerte de su adorada media naranja. Coquetea en varias ocasiones con el suicidio – sin que por ello la cinta pierda su tono ligero y amable – pero siempre hay algo o alguien que le impide concluir con éxito sus meticulosos preparativos. La vida parece querer brotar en los páramos más yermos.
Gustará a los que sepan apreciar el humor negro, a los que crean en la bondad intrínseca de todos los seres humanos, a los que no se avergüencen de sus buenos sentimientos y a los que no les asuste explorar la realidad como un tobogán que recorre, a una velocidad de vértigo, lo mejor y lo peor de cada uno y de sus semejantes. Quizás pueda irritar a los que se crean manipulados por el optimismo inquebrantable y radiante que desprenden las humoradas y extravagancias del ladino introvertido que las protagoniza, pero si uno se deja llevar por la propuesta, encontrará una modesta joya disfrazada de astuta bisutería.
Su aparente blandura no es sino un canto a la generosidad y ternura que nos reconforta y alivia durante nuestro breve peregrinaje por un valle de lágrimas incierto y resbaladizo.
Si la novela me enamoró, la película me volvió absolutamente loco.
La vi en Suecia, que es donde se produjo la película y que supuso un auténtico boom del que todo el país hablaba, y a pesar de que iba con las expectativas muy altas, las superó con creces.
Ove es una película (y un personaje) que me emociona, me hace reír y me hace saltar alguna lágrima. Una rara avis .
Salir de una sala con sensación de haber visto algo que me ha calado y saber que me hará pensar a posteriori sobre las cosas importantes de la vida…hace de este film, en mi humilde opinión, una obra maestra deliciosa.
No contaré nada más.
No os la perdáis. Querréis a Ove.