Un doctor en la campiña
Sinopsis de la película
Jean-Pierre es un abnegado médico de una zona rural de Francia que dedica su vida a atender a sus pacientes, del día a la noche, los siete días de la semana. Les cura, les atiende y les hace compañía. Pero un día el doctor cae enfermo, así que llega Nathalie, una médico del hospital de la ciudad, para ayudarle en su trabajo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Médecin de campagne aka
- Año: 2016
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6
77 valoraciones en total
El cine francés parece que está atravesando uno de sus mejores momentos en la escena internacional. Además con películas sin grandes presupuestos y con esas cosas que, aún puedan ser excepcionales, nos parecen de andar por casa. Así es Un doctor en la campiña, dirigida por Thomas Lilti, un médico francés que debutó en el cine con Hipócrates (2014), donde ya abordaba las experiencias de su profesión, con un buen recibimiento por parte de la crítica y ahora, en su segunda entrega, nos cuenta la vida de un médico rural.
Porque, Un doctor en la campiña, trata básicamente de eso, de los avatares diarios de Jean-Pierre, un médico que atiende todas las necesidades más vitales, más allá incluso de las meramente sanitarias, de sus pacientes de la comarca. La película hace un vasto recorrido por lo divino y lo humano, por las alegrías y las penas, por la vida en definitiva de las personas que cohabitan en el amplio espacio de la campiña francesa. Lilti nos habla también de la fe, de la risa, de la soledad, de la enfermedad e incluso de la corrupción política. Demasiados temas a la vez sin profundizar en ninguno de ellos lo que hace que la película se quede a medias y tenga cierto exceso de recorrido.
Pero, en definitiva, ésta historia de médicos y sentimientos, se deja querer. Bien edulcorada con una hermosa fotografía, una enriquecedora partitura y el buen manejo de la pareja protagonista, Marianne Denicourt y François Cluzet –el desinhibido millonario parapléjico de Intocable, acaban dejando un buen sabor de boca aunque solo pretenda ser eso un escaparate de la realidad social de la campiña francesa.
Yo he conocido a varios médicos rurales comprometidos con su trabajo, cómo el de la película qué vi ayer. Creo qué son gente qué aparte de sanar las dolencias de sus vecinos, se involucran mucho en la dinámica del Pueblo. A mi me ha parecido una película entretenida y qué aunque no es de un guión excelso, los minutos en la sala se pasan rápido. A François Cluzet ya le conocía de Intocable , su actuación me pareció mejor, y en ésta película quizás le falte un poco más vigor en su papel. A Marianne Denicourt no la conocía. Me parece una actriz qué hace bien su papel, sin llegar a deslumbrar. Quién viva en un pueblo, seguro qué verá en éste médico al de su población. Creo qué es un film digno y qué se deja ver. Me parece una buena película, aunque cómo ya sabemos en ésto del cine hay gustos muy distintos, y seguro que algunos no queden contentos al verla.
…francés se destina a la sanidad. Por tanto una de cada diez películas debería dedicarse a estos temas, al menos eso parece pensar M. Lilti, quien después de Hipócrates -que no puede ver- nos obsequia con otra película dedicada a la medicina.
En la película hay, sobre todo, personajes. Pocos y hábiles trazos son suficientes para dibujar a médicos y pacientes. La pareja protagonista realiza interpretaciones realmente ajustadas y contenidas, Mme. Denicourt está especialmente bien.
Un poco más de amargor habría mejorado quizás el guiso, pero reconozcamos que Lilti tampoco se pasa con el azúcar.
En resumen, estimado filmaffinitista, te la recomiendo.
La vida laboral, el estrés, Internet, las redes sociales, todo esto nos arrastra a una vida a toda velocidad donde no nos paramos a escuchar, a mirar, a atender a los que tenemos alrededor, vidas que tienden a acumular cosas materiales, hay que tener de todo y lo último, en vez de llenarlas de verdadera sustancia como son las relaciones. Por todo esto es de agradecer descubrir en la gran pantalla una pequeña y pausada película localizada en la campiña francesa que hace devolver la esperanza en la raza humana.
Jean Pierre, un querido y predispuesto médico de una región rural de Francia, cada vez se le acumula más el trabajo. Cuando se le diagnostica un tumor cerebral, un colega suyo de la ciudad le recomienda una doctora de su confianza para que le eche una mano y pueda descansar mientras se trata la enfermedad.
Al principio al testarudo doctor no le convence la idea de que le pretendan reemplazar, pero poco a poco irá descubriendo en su compañera la misma pasión que siente él por la profesión y por la gente que trata.
Una amable y profundamente humanista película donde el director Thomas Lilti, médico de profesión, reivindica ciertos valores que parecen ir perdiéndose con el avance voraz de las tecnologías y ler médico rurala fuga de la gente a las ciudades, como pueden ser el diálogo con el paciente, la implicación y responsabilidad de los profesionales, la vocación y por encima de todo el respeto, tanto a la vida como a la muerte digna ajenas.
Otro gran acierto es la elección de la pareja protagonista, los franceses François Cluzet y Marianne Dennicourt derrochan naturalidad y sinceridad a raudales haciendo encajar perfectamente sus personajes en la historia.
Una de esas escondidas y sorprendentes películas que de vez en cuando se cuela en nuestra cartelera, dejándonos un agradable sabor y un poso de esperanza que nunca viene mal en estos caóticos días.
http://sudandocine.blogspot.com.es/
Hay películas que entran poco a poco, sin previo aviso, como esos bombones que cuando se deshacen en tu boca explotan en licor cuando menos te lo esperas. Así es este film costumbrista y rural francés. La historia es bastante sencilla. Un médico rural, conocedor de todos sus pacientes y muy capaz de afrontar sus males, es diagnosticado de un cáncer cerebral. No querrá ayuda para su trabajo, pero llegará una doctora algo más joven que él para ayudarle a su pesar, enviada por un antiguo compañero de facultad. Estupendos, por cierto, ambos protagonistas tanto François Cluzet como la adorable Marianne Denicourt en su papel de enfermera venida a médico.
El film trascurre como quien no quiere la cosa. Con escenas en la consulta, en las granjas, en el coche, en los domicilios y en el hospital. Se hace una crítica nada velada a la actual excesiva hospitalización y al alargamiento innecesario de la vida por medios terapéuticos que pueden parecernos bastantes crueles, lo que teniendo en cuenta que el director es realmente alguien que se gana la vida como médico de familia y que de vez en cuando se pone a dirigir un film, no deja de ser entre curioso y muy relevador, creo yo. En definitiva, una más que buena película en este verano de sequía cinematográfica pertinaz, está claro que el cine galo está en racha y ya hace un tiempo.