Un destino de mujer
Sinopsis de la película
Una mujer de origen sueco, abandona la granja de su padre rumbo a la gran ciudad. Allí se emplea como sirvienta en la casa del congresista Glen Morley, y a fuerza de tesón pronto llega a triunfar en política, logrando un puesto en Washington dentro del Congreso.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Farmers Daughter
- Año: 1947
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.5
52 valoraciones en total
Deliciosa película del especialista, sobre todo en comedias, H.C.Potter, que en esta ocasión rueda una comedia con claros componentes políticos muy bien interpretada en sus principales papeles por Loretta Young y Joseph Cotten.
La película tiene un buen guion en el que se critica la corrupción política y el racismo más o menos escondido de ciertos partidos que se envuelven con la bandera, en este caso americana. El film es de 1947, pero el tema por desgracia sigue siendo actual.
La realización es más que correcta y tiene un buen ritmo narrativo. Buena música y fotografía en blanco y negro. Como curiosidad, interviene en un pequeño papel, como hermano de la protagonista, Lex Barker, que posteriormente seria uno de los tarzanes del Cine.
Recomendable.
¡Cómo se disfruta una película tan deliciosa como ésta tumbado en el sofá, con una buena manta, mientras el viento y el frío azotan las ventanas! Un destino de mujer es una película que reconforta, que vigoriza, que se saborea plano a plano, segundo a segundo. Captamos toda su dimensión, todo su mensaje, no tiene desperdicio porque nos engancha desde el comienzo. H.C. Potter nos hace disfrutar con cada toque de comedia y nos hace enfurecernos con la desalmada clase política que siempre termina ocultando perversos objetivos.
Un destino de mujer cuenta la historia de Katie, hija de unos granjeros con los que vive, y que marchará a la ciudad, donde empezará trabajando como doncella en casa de un congresista.
La fotografía en blanco y negro y la puesta en escena son magníficas. Un buen guión con diálogos rápidos, ingeniosos y divertidos. Personajes de carácter bien perfilados y excepcionalmente interpretados. Gran dirección de actores entre los que destaca Loretta Young -lástima de peinados- y, sobre todo, Charles Bickford en su papel de mayordomo gruñón e idealista. Por cierto, aparece Harry Davenport -secundario siempre entrañable y bondadoso- haciendo el pequeño papel de médico de la familia.
H.C. Potter, que por cierto, éste sí es un director a redescubrir ( Los Blanding ya tienen casa, La historia Miniver ) consigue una película redonda en la que el blanco y negro te va envolviendo y envolviendo…
Un reparto de campanillas arropa a esta película en forma de comedia blanca con toques de sátira política que recuerda, en cierto modo y salvando las distancias, a las comedias de Capra, donde impregnando de optimismo e ingenuidad, lanza una pulla a la sed de poder de politicastros que se aferran a sus sillones y no reparan en nada con tal de conseguir sus ansiados escaños en el Congreso.
También arremete contra los oportunistas egoístas que buscan su propia fortuna aún a costa de calumniar y embadurnar la reputación de sus semejantes, si ello les reporta sólidos beneficios, sin importarles la labor que realizan o el bien que pueden reportar a sus semejantes.
Una granjera realiza su primer viaje a la capital con intención de realizar estudios de enfermería. Pero en el viaje, será estafada por un conocido que querrá aprovecharse de ella, a la que además dejará sin blanca.
Esta circunstancia, obligará a la muchacha a emplearse como doncella en la mansión de un congresista y se verá obligada a posponer sus planes.
Pero el destino, que parece que solo te hace malas jugarretas, a veces resulta una bendición disfrazada y esta nueva vida le dará la oportunidad de conocer a unas personas que, reconociendo su valía, descubrirán en ella a un diamante en bruto y le abrirán camino en el mundo de la política.
Con unos actores de aúpa, la película discurre suave y bondadosa, con buenos toques de humor y simpatía, quizá excesivamente ingenua para el espectador actual, acostumbrado a las dentelladas que se lanzan los políticos actuales donde no dejan sitio para la deportividad ni para la moralidad.
Loretta Young representa la moral de la politica, las buenas intenciones y la integridad.
Antes la he comparado con las películas de Capra, pero no llega a su altura.
Capra, a pesar de dibujar personajes idealistas e íntegros frente a otros corruptos y desalmados, teñía siempre de realismo el fondo de sus films, a veces incluso, un realismo bastante sórdido.
Este film es más blanco, más amable y menos mordaz. Pero resulta agradable y placentero, suave y simpático, con buenos diálogos e interpretaciones sugestivas.
Un film bien realizado que se degusta con placer, aunque su mensaje no cuele. La oposición nunca te va a ayudar. Yo, por lo menos, no lo consigo creer ni aunque tenga el rostro de Ethel Barrymore, Charles Bickford, ni aún Joseph Cotten enamorado.
Será que he tragado excesivo veneno de nuestros políticos.
Si el cine de Hollywood es grande lo es, qué duda cabe, por sus grandes maestros –todos los conocemos, no hace falta citarlos- pero, sobre todo, por los segundos espadas como el notable artesano Henry Codman Potter, un curioso personaje, piloto de guerra durante la segunda guerra mundial, gran director de teatro que abandonó en los años cincuenta el cine para dedicarse a su verdadera afición: Sherlock Holmes. De hecho, se convertiría en uno de las más granados miembros de Los irregulares de Baker Street una muy exclusiva organización de fanáticos seguidores del culto Holmesiano.
Divertidísima comedia en forma de sátira política al estilo de Frank Capra, Katrin es una muchacha de origen sueco, de carácter decidido, que se ve obligada a trabajar de criada para pagarse su carrera de enfermería en la casa del joven congresista Glenn Morley que se sentirá irresistiblemente atraído por las maneras resueltas de la joven.
Potter muestra en estas películas algunos de sus característicos rasgos: cine sencillo y transparente, sin pretensiones, aunque no exento de crítica, llevado con ritmo perfecto y sostenido, que se apoya fundamentalmente no en cuestiones técnicas sino en la labor de los actores de los que siempre conseguía un extraordinario rendimiento. Aquí la elección es perfecta por cuanto tanto la pareja protagonista –encantadores Loretta Young y Joseph Cotten, por cierto, dos de mis actores favoritos- como los secundarios rayan a un altísimo nivel. Hay una gran complicidad entre los protagonistas y el elenco de secundarios es magnífico, como una señorial Ethel Barrymore y la siempre imponente presencia, con esos aires de senador romano, del extraordinario Charles Bickford.
Divertida, graciosa y romántica. Gran película.
Cuando veo a uno de esos políticos prepotentes que se creen que pueden pasar por encima de todo el mundo cuando han adquirido un trocito de poder, y que se obnubilan con el respeto y la adulación que le prodiga un limitado rebaño de apocados, me duele pensar que tras su máscara de grandeza, no hay más que un ser plagado de miedo al que cada día obsesionan las medidas de seguridad porque, bien que sabe, que cada día aumentan sus enemigos y que, con sus acciones se hunde un poquito, y otro poquito más… y sobre todo, le tengo consideración, porque aunque él está convencido de que es supremamente inteligente, no es más que un redomado ignorante que no logra comprender que, al único que uno puede hacerle daño, es a sí mismo. Es ley existencial.
Así las cosas, el que vive del oportunismo, de la patraña, el crimen y/o el robo… lo que esencialmente necesita es conocimiento y visión, porque si esto tuviéramos, nadie haría el mal y mucho menos se volvería soberbio.
Una película como, UN DESTINO DE MUJER, me resulta maravillosa porque, además de ofrecer unas actuaciones encantadoras, un ambiente envolvente, una trama deliciosa y un ritmo siempre en alto, garantiza un entendimiento de la vida absolutamente ejemplar y eso nadie debería perdérselo.
Se trata de una muchacha llamada Katrin Holstrom, la única hija-mujer de una familia de granjeros inmigrantes suecos, la cual decide abandonar el campo para irse a estudiar enfermería… pero, enseguida, se va a encontrar con un pintor de brocha gorda quien acaba de hacer un trabajo en su casa y con él tendrá una frustrante experiencia que la alejará de su objetivo y la llevará a trabajar como empleada en la casa de una familia de alta influencia política.
Katrin, demostrará pronto que no es una empleada cualquiera, y va a despertar el interés de Glenn Morley, como también el de su madre Agatha, una brillante y verdadera matrona. Comienza así, lo que podría verse, simplemente, como uno de los ocasionales milagros de la existencia o cómo salir de la nada para volverse un ser importante de la noche a la mañana. Pero, el filme no se queda ahí, y personalmente, creo que la lectura más importante se encuentra a otro nivel, quizás ni siquiera captada por sus propios autores y, sin embargo, tan clara como el agua cristalina.
Surge, entonces, el personaje clave de la película y este viene a ser, Adolph, el oportunista. Es frío y calculador, y todo el tiempo está pensando en aprovecharse de la generosa Katrin. Más, lo que no conseguirá entender Adolph (ni tampoco Katrin), es que el universo lo está usando como instrumento para hacer un mal cuyo propósito es conducir al Bien. Como dice el dicho, muchas veces sabio, no hay mal que por bien no venga. Pero, no sabemos ver.
(Aquí cito situaciones claves) Véase la belleza de hilo conductor que nos ofrece esta maravillosa historia: Adolph se ofrece a llevar a Katrin en su coche para que se ahorre el pasaje, pero además de tener intenciones pecaminosas con ella, se aprovechará de su dinero para resolver problemas que se presentan en el camino. Esto, la dejará sin blanca y no podrá viajar hasta donde se dirigía a estudiar, viéndose obligada a tomar un empleo en la casona de los Morley. Ya ha dejado su ideal, por una labor doméstica aparentemente desfavorable, pero, aquí, fluirán sus conocimientos socio-políticos y estará, precisamente, en contacto con la gente que puede impulsarla por este nuevo sendero. Y cuando, al fin, entra en la lid electoral -en clara desventaja con el prepotente y peligroso A. J. Finley-, aparece de nuevo en escena el engendro del mal, Adolph, el oportunista, y su calumnia se ofrecerá como el trampeador entrampado que encumbrará a la redimida Katie (su nombre de campaña). O sea, ¡cada acto perverso de Adolph, se transforma en un avance hacia la misión de Katrin Holstrom, que es ser gobernadora… algo que ella jamás imaginó!
Lo que algunos desean, no es siempre lo que el universo pretende para ellos, y cuando sea necesario, el Fatum podrá servirse del mal, con el propósito firme de que se convierta en un bien. Por esto, no es absurdo decir, que hay que bendecir a los enemigos, porque estos suelen ser un apoyo espiritual.
¡Habría tantos casos de la vida real que se podrían contar! Y aunque sé que parece idealista, puedo afirmar que, pocas historias son tan Reales como la que nos ofrece esta magnífica película.
Título para Latinoamérica: MI ADORABLE RIVAL