Turistas
Sinopsis de la película
Chris (Steve Oram) quiere mostrarle a su introvertida novia Tina (Alice Lowe) su mundo por medio de un viaje por las Islas Británicas en su querida caravana Abbey Oxford. Pero, lo que empiezan siendo unas idílicas vacaciones, acaban convirtiéndose en una divertida y perturbadora odisea.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sightseers
- Año: 2012
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
5.7
82 valoraciones en total
Película muy por debajo de las expectativas que abre al comienzo: la comedia negra del comienzo se va diluyendo y desactivando debido a una falta absoluta de dirección y de intención y acaba naufragando casi a su pesar, porque cuenta con dos muy capaces actores (Steve Oram y Alice Lowe, que además son coguionistas) que intentan insuflar vida y empaque a unos personajes que no pasan de la caricatura gruesa y del trazo grotesco.
Pero a los pocos minutos de iniciada la andadura – y tratándose de una película sobre un viaje, que no tiene nada de iniciático, ni siquiera de escuela de aprendizaje – el guión naufraga por falta de ideas y por mera repetición de situaciones, lo cual va mermando la inicial sonrisa que al principio asoma ante el ingenuo espectador. Abandona la comedia negra por inoperante, elude la crítica social por inexistente, ignora la complicidad por cansancio del espectador, evita el estudio psicológico por indiferencia, carece de veracidad dramática ni de evolución narrativa. Sólo hay dos personajes logrados (el tercero, la madre, apenas sale), pero les ocurren cosas intrascendentes e irritan por su arbitraria ineptitud vital.
El desenlace es tan desangelado y burdo como el resto de la cinta y si mencionamos la interesante elección musical de las canciones que trufan el metraje es porque en realidad no hay nada más digno de mención. Es un perfecto ejemplo de que una buena idea (unos asesinos en serie de andar por casa, inesperados, casi cutres) queda lastrada por un desarrollo inexistente, una torpeza narrativa evidente y una desidia visual digna del peor telefilme de relleno. Muy irritante porque parecía que iba a ofrecer una original puesta al día de la comedia negra británica y se queda en estéril malversación de tiempo y una anemia total de ideas. Prescindible, muy prescindible.
Amor y asesinatos. Los asesinos de la luna de miel , Bonnie y Clyde , Malas tierras y, especialmente, Profundo carmesí son algunas de sus antecesoras.
Romanticismo macabro.
Estrambote con ganas de ofender, escupitajo en la cara del espectador que se chotea mostrándonos unos amantes ejecutores (él, acomplejado, neurótico, paranoico y rencoroso, ella, mosquita muerta que esconde perversión y odio para dar y regalar) azuzados por la rabia social y la cutre vida que tienen como condena.
Road movie guasona y mal intencionada que retrata un mundo abrumado por la maldad y la estupidez. Desangelada, tosca, hecha a martillazos, con un sentido del humor rasposo y con vocación de fiesta triste de lo humano, de ponernos el espejo y vernos como somos en el fondo y no como nos gustaría o como nos dicen, de celebración suicida, autodestructiva, de orgía de lo peor, de lo horrible, de lo más torpe, patético y mezquino.
Se ve con distancia: ni te implicas ni te espantas, entre repelido y divertido.
Maravillosa elección de las canciones con las que comienza y termina la película.
Ya no es la primera vez que me pasa esto de escoger una película porque triunfa en Sitges y encontrarme con una road movie de serial killers y guión gruyère. Que sí, que es muy desasosegante seguir el camino de estos dos perturbados por la campiña inglesa rancia, y que la película está bien filmada, con escenas de mucha intención y una buena fotografía. Pero un preescolar firmaría un guión más resuelto, en serio.
En ningún momento se nos explica nada del personaje de él (mata y punto, como si eso fuese coleccionar sellos) y sin embargo sí se nos explica 428 veces que ella es una inadaptada social que mata por sentise aceptada. Tampoco hay pistas de su madre, personaje clave en la trama, desarrollado en 3 minutos. Mientras, las situaciones ¿hilarantes? se van sucediendo (ahora le rompo un plato a una pareja de esnobs, y después me compro un lápiz gigante). Imposible empatizar con los protagonistas ni entender sus motivaciones.
En fin, que esto es un Deja vù, porque hace años, en el mismo festival, me pasó lo mismo con Surveillance , otra de chalaos cuyo comportamiento es más errático que el vuelo de una mosca. Tampoco quiero repetirme más. Que los fans del género la alaben y los fans del cine… consigan acabarla, que tampoco es horrenda.
Apadrinada por nada menos que Edgar Wright, inconfundible entre los seguidores del humor británico más gamberro, nos llega Turistas (Sightseers), otra destacada película de esta vertiente que hará las delicias de los amantes del humor negro.
Ben Wheatley, director de Kill List, repite con los actores Steve Oram y Alice Lowe, que, a su vez, se encargan de escribir el guión de la película, que, sin duda, está siendo lo más laureado de los festivales por los que ha pasado, recibiendo incluso premios en este apartado en Sitges, Mar de Plata, en el círculo de críticos de Londres y en los British Independent, y estuvo en la sección paralela Directors Fortnight de Cannes 2012.
Turistas, trata de las vacaciones de una peculiar pareja, Tina y Chris, que se van en su caravana por las islas británicas, a pesar de las reticencias de la madre de Tina. Pero estas idílicas vacaciones servirán para poner a prueba su amor y conocer su lado más salvaje…
Y lo que empieza con las típicas gracias de una madre que no traga a su yerno, pronto se vislumbra un humor negro alocado que no deja títere con cabeza.
Una irónica sátira sobre la pareja, el amor y hasta donde es capaz de llegar el ser humano en la búsqueda de la satisfacción personal, de la mano de la amoral pareja que forman Tina y Chris, grandes Steve Oram y Alice Lowe, que en pocos minutos se ganan el beneplácito del público.
Pero que nadie se asuste, estas reflexiones sólo se pueden sacar si se tiene ganas de reflexionar tras el visionado, pero durante éste, no hay discursos sesudos ni nada por el estilo, pero sí situaciones estrambóticas que pondrán a prueba el humor de cada uno, que a buen seguro conseguirán más de una carcajada.
Sin entrar a destripar los numerosos gags que pueblan el guión de Turistas, si se puede decir que ninguno queda como una gracia o apunte fuera del conjunto, sino que éstos sirven para desarrollar la acción de la historia, para definir el carácter de los personajes, demostrando que efectividad y calidad no están reñidas cuando las cosas se hacen bien. Otro ejemplo de esto es en elenco de secundarios que ninguno desentona en el conjunto de la obra, llegan a tener su minuto de gloria, pero nunca dejan de servir al objetivo principal que comentaba antes: desarrollar tanto el carácter de los personajes y hacer avanzar la película.
Esta road movie con un toque muy light de gore, rezuma ese aroma entusiasta de los directores que intentan demostrar de lo que son capaces y hacerse un hueco en la industria cinematográfica, una mezcla de ideas ingeniosas y talento desatado que suponen una refrescante alternativa para el cinéfilo deseoso de originalidad dentro de las carteleras actuales, lo que la convierte en una más que interesante propuesta que merece su atención, incluso el doble si se es amante del humor inglés (aquí en su vertiente más negra).
En la pura definición formal de lo que Sightseers representa se podría hablar de ella como una comedia sazonada con ingentes dosis de un afilado humor negro. No obstante, en el universo Wheatley nada es lo que parece, y como ya sucedía en su anterior Kill List, su nuevo film termina virando lo suficiente como para transformarse en una demoledora comedia sobre un enfermizo romance. Eso sí, un romance que se define soslayadamente durante casi todo el metraje y termina llegando a sus mayores cotas en un tercer acto fabuloso, cerrando —y de qué manera— una de esas experiencias únicas que hay que vivir sí o sí.
Empecemos sin embargo por su arranque, que entronca directamente con Kill List: ambas inician con una disputa verbal que ya nos lleva a las entrañas de un cine más visceral de lo que pudiera parecer, que en la superficie tiene visos de comedia negra tremendamente descarada, pero en el fondo nos habla sobre una relación fundamentada en un pilar básico (el de la confianza) que los personajes de Wheatley siempre parecen perder a medida que transcurre el metraje. Es precisamente ese hecho el que termina dotando de un carácter particular al cine del británico, así como logrando un equilibrio perfecto que, en el caso de Sightseers, se ve reforzado por una portentosa última secuencia que, como en su anterior film, casi parece una consecución lógica de lo visto minutos antes.
Ello se debe al desarrollo interno de esos dos personajes que podríamos definir perfectamente como «psycho killers» campestres, y es que aunque entre las motivaciones de esa particular pareja no se encuentran las señas habituales de un asesino en serie —no buscan ser reconocidos como sí sucedía con otros célebres tándems del mundo cinematográfico (ahí están Mickey y Mallory Knox en Asesinos natos, por ejemplo)—, se les podría definir como tal puesto que, casi sin quererlo, ocupan los tabloides de cualquier lugar por el que pasan.
Sus intenciones, como bien describe Wheatley, van mucho más lejos y, por ello, resultan incluso más macabras y enfermizas, tras la consecución de esos asesinatos se esconde el modo de preservación de un idilio a través del que, si bien él pretendía introducir a Tina en su peculiar universo, la pareja encontrará un elemento casi catártico mediante esas muertes que prácticamente siempre surgen a raíz de, según alega Chris, defender aquello que ambos poseen y les ha unido recurriendo a una violencia desmedida que encuentra su punto cúlmen en la compenetración de una pareja que padece crisis como cualquier otra, aunque a su modo. Las disputas en Sightseers no se simplifican y resuelven con lágrimas o discursos rancios, lo hacen a través de cualquier ardid —ya sea en forma de afiladas piedras o caídas por acantilados— que pueda alejar de un zarpazo cualquier elemento extraño que pueda desunir aquello que ambos han construído juntos.
También se podría recurrir a Kill List para hablar sobre un transcurso que se verá marcado por el desarrollo de una relación que parece estancada antes de que empiece a supurar ese mórbido sentido sobreprotector, ya que en el cine de Wheatley no se conciben las relaciones con normalidad, lo demostraba con el portentoso inicio de su anterior trabajo, y lo vuelve a reiterar en esta Sightseers, donde en principio —quitando, también, su arranque— no hallamos más que visos de lo que está por venir, y no se empezará a destapar hasta que nos encontremos en el epicentro de ese romance (?) en el que, si nos nos centramos en las convenciones, nada parece funcionar correctamente en la mente de los dos protagonistas.
Por suerte, así es el personalísimo cine de una de esas promesas que, lejos del conformismo, zarandea con valentía las convenciones del género y, esté tras un thriller o una descarada comedia de guión ajeno (firman sus protagonistas Steve Oram y Alice Lowe), sigue imponiendo un fuerte carácter y un estilo totalmente definido con sólo tres films, y aunque pudiera parecer lo contrario —debido, en efecto, a las múltiples conexiones con su Kill List por la similitud tanto tonal como estructural— Sightseers funciona de modo unitario y no requiere referencias para poder ser plenamente disfrutada: sus trazos de rotunda comedia negra complementan a la perfección una cinta que se mueve casi de un modo visceral y concluye con uno de esos planos que valen su peso en oro, y que confirman a Wheatley como una de las mayores esperanzas para el cine de género en los próximos años, además de mostrar a un autor con suficiente capacidad y talento como para hacernos reflexionar sobre algo tan manido como las relaciones amorosas de un modo tan contundente que los psiquiatras como elemento purificador se antojarán una broma de mal gusto ante una obra como Sightseers. Para no perdérsela.
Crítica para http://www.cinemaldito.com
@CineMaldito