Triángulo de cuatro
Sinopsis de la película
Felipe es un hombre que se debate entre dos mujeres. Las dos mujeres en la vida de Felipe, un ejecutivo en ascenso muchas veces angustiado por la obsesión que ese mismo ascenso significa, son arquetipos femeninos opuestos. Laura, esposa, madre, ama de casa perfecta, representa la mujer dependiente en lo afectivo, económico y social, lo cual hace de ella alguien que puede ser tramposo, a veces corrupto, tiránico en el fondo, que sabe emplear su infinita y elaborada seducción para lograr sus fines. Por otro lado, Sandra es la mujer independiente, una profesional competente con autonomía económica conseguida con su propio trabajo. No necesita, pues, de un hombre para vivir. Esa actitud, inusual para él, fascina a Felipe, a la vez que lo perturba. No está preparado para aceptar la pareja en el sentido real de la palabra: dos seres iguales, con roles no determinados por el sexo. Aparece también un cuarto personaje, Martín, un hombre que define la actitud de una de las mujeres. Martín integra el cuarto lado del triángulo. Por debajo de esta situación intimista, la película intenta indagar en aspectos de la pareja, tal como se la concibe en el matrimonio tradicional.
Detalles de la película
- Titulo Original: Triángulo de cuatro
- Año: 1975
- Duración: 102
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Después de varias películas comerciales y otras rarezas, para lo que era el cine del director, como una histórica y 2 documusicales, Ayala regresa al drama intimista, en este caso sin tocar el tema político como solía hacerlo en a finales de los 50 y hasta mediados de los 60, sino para centrarse en un matrimonio de 10 años, donde empieza a prevalecer la monotonía y el aburrimiento, y como se cruzan en sus vidas 2 personas, y estos deciden iniciar relaciones paralelas con ellos.
Lo mejor de la historia, es que elige no ser maniquea, en la mayoría de las películas, series o cualquier tipo de ficción, siempre que hay infidelidades, alguien tiene que ser el malo, o el amante, o el infiel, o el cornudo, a uno le toca ser villano, acá no, si bien el personaje de Thelma Biral por momentos se podría decir que es el mal desagradable, no la plantean como una perversa, ni mucho menos, sino como una mujer victima y victimaria de su crianza, de su condición social, aunque también de sus decisiones, la película si bien es feminista, no es panfletaria, y da a entender que un personaje como el de Thelma, elige también ser un tipo de mujer, la mujer objeto, la mujer adorno, que vive para lucir trapos, para ser la esposa modelo, la mantenida, y a cambio complacer a su marido, en todo lo que este desee, una especie de trabajo cómodo del que tiene pánico de que la echen o la reemplacen, aunque con él nunca pueda ser honesta, ni realmente ella misma, como lo es con su amante.
Tampoco es que la historia trata de hacer ver a los hombres como los malos, o los arbitrarios, se muestra que la sociedad le asigna un rol, el del macho proveedor, pero también el del al proveer, tiene derecho a imponerse, y eso le gusta y le desagrada al mismo tiempo, le gusta poder tener fuera de la casa una mujer diferente a su esposa, que lo vea como un igual, que no le de el gusto en todo lo que él quiere.
Tal vez lo único que se le podría reprochar al guión, es que algunas escenas parecen soliloquios sentenciosos, cuando Thelma o Graciela analizan sus respectivas personalidades, o cuando Graciela habla con su madre, está dando un discurso y está sentando la opinión de María Luisa Bemberg, a la cuál le interesa más dejar en claro su postura, que cuidar que el diálogo se escuche realista. Pero a pesar de esas nimiedades, es tal vez lo mejor que hizo Ayala en los 70.