Tres entradas para el 26
Sinopsis de la película
Un popular cantante (Yves Montand) regresa a Marsella, la ciudad donde nació y empezó su carrera, para prepararse para una gira internacional. Los números de su nuevo espectáculo recuerdan varios episodios de su vida. Marion (Mathilda May), una de sus más vehementes seguidoras, se encuentra con la gran oportunidad de su vida cuando la protagonista del espectáculo se retira en el último momento.
Detalles de la película
- Titulo Original: Trois places pour le 26
- Año: 1988
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
5.8
80 valoraciones en total
Es curioso cómo el paso del tiempo ha ido colocando en su sitio los diferentes impactos que produjo la obra de Jacques Demý a lo largo de su evolución y trayectoria.
Si alguna película me gusta volver a ver de las abundantes bondades suyas sin duda es esta.
El cine de cuento de hadas, de ensoñación, de posibilitar lo imposible, se inicia con Lola , que ya es un anuncio de cuanto va a suceder más tarde. Los marineros en tierra de Nantes van a navegar por toda su filmografía.
En La bahía de los ángeles , con una fabulosa Jeanne Moreau, el juego que es la vida se adentra por la vida del juego. Otro guiño muy francés de un enorme cultivador de la cultura tan única y original que es la cultura francesa.
Se va afianzando su peculiar personalidad que estalla con la llegada de Los paraguas de Cherburgo .
No olvidemos su mágica contribución a Los 7 pecados capitales con un corto, otra joya, enteramente demyesco .
Los paraguas supone una novedad en la historia del cine de tal calibre que dejan al principio en un segundo plano a su posterior Las señoritas de Rochefort , cuando con el paso del tiempo podemos descubrir que esta es bastante mejor que su predecesora. La presencia de Gene Kelly en unos momentos musicales enormes con la inolvidable Françoise Dorleac ponen muy alto el listón de lo musical con la inestimable presencia de la partitura del hoy también mítico Michel Legrand.
A partir de aquí Demy se adentra en los cuentos de hadas, pero ya directamente, – Piel de asno , El flautista de Hamelin -, y prepara otra juerga postrera, su acercamiento al mundo de lo social , pero en cantado , sin que sus personajes dejen de cantar.
Une chambre en ville para empezar supone el enfado con su músico predilecto, Michel Legrand, que se niega a componer la música de la carga de los gendarmes atacando a los obreros (¡¡¡mientras todos cantan!!!). Se insultan cantando. Non, c´est pas possible. Pero la película le queda verosímil y loable aunque la hiciera con otro músico. Milagros de la fé.
Al final del prolífico trayecto, y reanudada su amistad y cooperación con la genialidad de Michel Legrand, puede rodar esta Trois places pour le 26 , un viejo proyecto para Yves Montand finalmente rescatado y viable.
Aquí se suelta del todo presintiendo su despedida y ya la secuencia en las escaleras de la estación al principio de la película nos avanza la maravilla máxima que se aproxima. Con una adorable Mathilda May a su lado hasta Yves Montand queda espectacular cuando nunca había pasado de ser un cantante de segunda fila por mucho que rodara con Marilyn y Cukor.
Este último y asombroso cuento de hadas nos ofrece el Demy más depurado y mejor. El colmo de un mundo personal e intransferible, siempre al borde del ridículo o de la genialidad, alcanza aquí sus mejores cimas. E incluso colabora a la mitología del cantante encaramándolo a la lista de los de la primera división de la tan prestigiosa canción francesa.
Volver a ver un trozo de esta película es un tónico para días espantosos, una inyección de alegría infalible, un agradecimiento inagotable para amantes del cine grato.