Tormenta en la ciudad
Sinopsis de la película
Hastiada de los abusos que vienen cometiendo los directivos de la Lotería de Louisiana y sus compinches, la señora Blanche Brunot (Helen Westley), decide contratar a un abogado que les defienda. Para el caso llega John Reynolds (John Wayne), pero la dama quedará muy confundida al verle llegar con Julie Mirbeau (Ona Munson), la hija del general Anatole Mirbeau (Henry Stephenson), propietario de la cuestionada lotería. ¿El abogado, será un aliado o un traidor a su causa?
Detalles de la película
- Titulo Original: Lady from Louisiana
- Año: 1941
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
5.2
64 valoraciones en total
La mezcla de géneros era una de las más originales características del director norteamericano Bernard Vorhaus, afincado definitivamente en Inglaterra, en la que ya había trabajado en los años 30, huyendo de la caza de brujas del senador McCarthy –fue uno de los autores citados por Edward Dmytryk y Frank Tuttle en sus declaraciones ante el Comité-. Vorhaus había –entre otras cosas- hecho campaña a favor de la República durante la guerra civil española algo que en el ambiente estadounidense de guerra fría implicaba serios problemas para trabajar en la industria cinematográfica.
Sin embargo, pese a que el planteamiento de partida es bastante original, poco aporta esta película a una filmografía irregular pero llena de títulos interesantes como la de Vorhaus. Aquí nos encontramos con un western de juego y loterías, de argumento ligeramente previsible, que se desarrolla en Nueva Orleans y donde el abogado John Reynolds, interpretado por John Wayne, trata de desentrañar los tejemanejes de un negocio de lotería y del robo al que se somete a los ganadores. Lo más interesante es justamente ese carácter híbrido en el que se mezclan géneros cinematográficos: western, cine negro, cine de juicios y hasta cine de catástrofes, lamentablemente al servicio de una historia algo simplona de serie B, que no acaba de funcionar por las debilidades del guion, trufado de personajes sin relieve y un final atropellado e insatisfactorio.
La película, en todo caso, sirve para ilustrar algunos de los recovecos más desconocidos de la carrera del gran Duke con el que Vorhaus rodó un año antes una película infinitamente mejor Three faces west (Rutas infernales). Aquí, la verdad sea dicha, no da lo mejor de sí en el papel de fiscal, acompañado por una estridente Ona Munson, empeñada en imitar a la, por aquel momento, gran estrella Miriam Hopkins.
Dos hombres llegaron hasta las puertas del cielo y fue, Jesús, quien les recibió en persona. Al mayor de ellos, llamado Orasino Pérez, le preguntó:
– ¿Qué hiciste tú para merecer el cielo?
-Oraba a diario, Señor – respondió con mucha propiedad el hombre-, iba a la iglesia tres veces por semana y daba limosnas siempre que podía.
– ¿Algo más? –Preguntó Jesús dejando entrever que lo dicho no le resultaba bastante satisfactorio.
– Puees… -titubeó Orasino-, con frecuencia leía La Sagrada Biblia y siempre te agradecí por las cosas que nos diste. También creo que fui bueno con mi familia.
Jesús miró, enseguida, a Lucho Guerrero y le hizo la misma pregunta:
– ¿Qué hiciste tú para merecer el cielo?
-Lo siento -dijo, Lucho, bajando la cabeza- nunca creí que existiera el cielo, por tanto, nunca hice nada pensando en merecerlo. Ni siquiera sé porqué estoy aquí.
– ¿Crees que hiciste algo bueno por la humanidad?
– Me comprometí y trabajé por algunas causas sociales. Logramos cosas muy positivas, pero, no sé si usted lo considerará bueno, porque esto solía afectar los intereses de los poderosos .
– ¿Y qué recompensa recibiste por esa labor?
– ¿Recompensa? ¡Ninguna!, pero me sentía útil cuando conseguíamos mejorar las condiciones de los más necesitados.
Jesús guardó silencio durante un momento. Miró, luego, a los ojos a cada uno de los hombres y finalmente dijo:
-Sólo puedo dejar entrar a uno de ustedes. ¿A quién deberé cederle el paso?
Lucho Guerrero se anticipó y tomó la palabra:
-Déjelo entrar a él, Señor -dijo mirando a Orasino-, ya está viejo, y por lo visto, estuvo buscándolo a usted todo el tiempo. A mí, se lo ruego, devuélvame a la tierra, todavía hay allí muchas cosas por las que puedo luchar.
Dos gruesas lágrimas afloraron a los ojos de Jesús… y accedió complacido al pedido de Guerrero… quien se hallaba gravemente herido en un hospital.
TORMENTA EN LA CIUDAD, cuenta la historia de un abogado que, a solicitud de la pequeña, pero, gran Dama, Blanche Brunot, ha llegado a New Orleans, Louisiana, para investigar los lesivos manejos (presiones, intimidaciones, fraudes, lesiones personales y daños materiales) que viene llevando a cabo, La Liga de La Lotería, la cual tiene sometido al pueblo. Pronto, la comunidad concederá a John Reynolds el cargo de Fiscal… y así comenzará una intensa lucha contra un cartel que está reclamando la más decidida intervención de la justicia.
Contando con un generoso presupuesto, un sólido guion de Vera Caspary, Michael Hogan y Guy Endore, y con una puesta en escena de primera línea, el director, Bernard Vorhaus, consigue ofrecernos una trama sociológica de fuerte significado, plasmando, de manera rigurosa, la suerte de artimañas de que se sirven los bandidos para abusar de los pueblos y también los recursos legales de que se pueden valer las víctimas para conseguir su liberación.
Ona Munson (Julie), Ray Middleton (Blackie) y Helen Westley (la sra. Brunot), contribuyen a consolidar, con sus actuaciones, esta valiosa película.
Título para Latinoamérica: EL CARNAVAL DE LA VIDA