Tokyo Knight
Sinopsis de la película
Koji, recién llegado de EE.UU. y nombrado cabeza de los Matsubara, parece tenerlo todo: encanto para encandilar a las chicas, talento para cualquier disciplina artística y un espíritu noble y honesto. Sin embargo esto poco importa al malvado jefe de la compañía Tokutake, que desea hacerse con la fortuna de su familia después que el patriarca haya fallecido en extrañas circunstancias. Mientras hace lo posible por salvar el honor del linaje Matsubara, el joven intentará descubrir cómo murió realmente su padre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tokyo naito
- Año: 1961
- Duración: 82
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Llega el héroe que todos estábais esperando, y si no es así va a llegar de todas formas.
Encandilará a las muchachas, aplastará a los enemigos, salvará a los desdichados, tendrá montones de seguidores, ¡y sólo con 17 años!
Y tiene a bien (o mejor dicho, a mal…a muy mal) protagonizar esta aventura hecha a su medida y que dirige como puede el bueno de Seijun Suzuki, que hace poco ha descubierto el paraíso gracias a que los ejecutivos de Nikkatsu, al ver su potencial para el dominio de las formas y el estilo visual, por fin le han permitido rodar en color. En concreto este gran paso, que será fundamental en su carrera posterior, se ha iniciado al mismo tiempo que la década de los 60 y con la última película que dirige antes de empezar 1.961, Kutabare Gurentai .
También marca el inicio de una larga serie de obras donde el cineasta se verá casi obligado a colaborar con Koji Wada, un adolescente con talento musical que había ingresado poco antes en la productora con la esperanza de convertirse en un digno sucesor del gran Yujiro Ishihara…cosa que jamás iba a suceder. Después de aquella primera colaboración Suzuki debe hacer más películas trabajando a destajo todo el año para vender bien la imagen del chico, y lo siguiente que llegó fue Tokyo Knight , de nuevo en color, basada en una historia de Kenzaburo Hara con guión de Iwao Yamazaki y con practicamente todo el equipo de la anterior.
Y toda esta lista de coincidencias obtiene un significado cuando nos disponemos a ver el film, cuya primera secuencia es la de la investidura de Koji (ni se esforzaban por cambiarle el nombre) como sucesor del importante linaje Matsubara, secuencia donde Suzuki ya da buena muestra del tono de su obra así como de un estilo que iría perfeccionando con el tiempo en su filmografía, donde destacan la colorida fotografía de Kazue Nagatsuka (quien hará un trabajo magistral con el blanco y negro en Marcado para Matar ) y un humor que parece decantarse demasiado por lo absurdo.
Tokyo Knight se asemeja de una manera un tanto sospechosa a Kutabare Gurentai , con un chaval que pertenece a una familia de prestigio aunque no desea desempeñar su cargo de heredero en un mundo que no entiende del todo y rodeado de adultos cínicos, codiciosos y conspiradores. Pero el Sadao que protagonizaba aquélla, huérfano hecho a la vida de la calle que se convierte en heredero rico de la noche a la mañana, es aquí ya un chico amoldado al entorno privilegiado e incluso occidentalizado, y desde el primer momento es demasiado evidente que el personaje está diseñado para el lucimiento de Wada.
Evidente porque los primeros minutos sólo sirven para que el espectador le vea como el más guay, no ya de Tokyo, sino de todo Japón, desde luego no hay nada que no pueda hacer el chaval (increíble, y de paso vergonzoso, esas escenas en las que ingresa en un instituto católico privado y se va haciendo miembro de todos los clubs). En cuanto a la historia, desarrolla las mismas intrigas pero con variaciones: Sadao salva el honor de los Matsudaira batallando contra un despiadado empresario y el hermanastro de su abuela, aquí Koji intenta salvar el honor de los Matsubara batallando contra otro hombre de negocios (ahora Tokutake) y el amante de su madre y administrador de la familia (Mishima).
Malévola corrupción para apropiarse de los bienes y hacer sangrar de paso a los pobres trabajadores de la compañía, quienes desesperados piden ayuda al bueno de Koji, en este potaje de mentiras y traiciones, Mishima, con el rostro de un joven Nobuo Kaneko (quienes muchos conocerán por ser el Yamamori de las Batallas sin Honor ni Humanidad ), parece ser el único personaje que no está definido, como los demás, por el bochornoso maniqueísmo. Y si Koji debe medir sus fuerzas entre dos tipejos también dos chicas lucharán por su corazón (típico de estos melodramas): Junko y Yuriko.
Ésta, a la que da vida la preciosa Mayumi Shimizu (otra vez haciendo equipo con Wada) resulta ser hija de Tokutake, y así la tragedia adquiere un cariz más fatalista. Pero lo que da cuerpo a la trama es la muerte del padre de Koji y cómo éste, a lo Hercule Poirot, se esfuerza para resolver el misterio empleando como base un gemelo abandonado en el lugar del suceso (inútil tantas vueltas porque el espectador ya sabe quién es el culpable desde que aparece en pantalla), curioso es cómo, partiendo el guión de situaciones serias, Suzuki las conduce a través de un desarrollo incoherente y delirante (pareciera que, al tener que tratar la misma historia de Kutabare Gurentai , lo decide hacer enteramente desde la más extravagante parodia).
Al no preocuparse del argumento hace hincapié en la impronta formal, de nuevo alzándose como un maestro en el uso de los escenarios, la puesta en escena y los colores, que los utiliza para simbolizar estados de ánimo y emociones, conjugándose esto de mejor manera en situaciones como la reunión de Koji y Tokutake en el club, la pelea del primero con sus esbirros por las calles disfrazado con una máscara de demonio y una capa (un superhéroe adolescente en toda regla) y sobre todo la función noh que éste protagoniza hacia el final y que deja claro la tendencia hacia la teatralidad y la importancia de lo puramente visual en el cine del nipón.
Pero cuando de mejor manera emerge su gusto por lo absurdo es durante la escena del asalto de los hombres de Tokutake al instituto de Koji, quien de repente cuenta con la ayuda de todos los alumnos para combatir, hay que verlo para creerlo porque el delirio alcanza proporciones bochornosas (aquí y en la caracterización del profesor de música extranjero).
Estamos así ante una de las obras más flojas del director de toda su carrera, nuevo torpe e irritante vehículo cocinado a fuego rápido para una estrella juvenil que fue la cúspide del honor, la justicia y la maniquea transparencia de los héroes de Nikkatsu en la época. Luego vendrá Muteppo Daisho , algo mejor, que tampoco es decir mucho…