Tiranía (Goyokin)
Sinopsis de la película
Los barcos del Shogun pasan cargados de oros por la costa de Sabai. Tres años atrás, treinta pescadores con sus mujeres y familias desaparecieron en ese mismo lugar después de haber encontrado el oro de un barco hundido. Nunca se supo que pasó con ellos, así que se solía decir que fueron llevados por los dioses. Magobei es un samurai que sabe muy bien lo que sucedió aquel día, por lo que los responsables tratarán de deshacerse de él.
Detalles de la película
- Titulo Original: Goyokin (Steel Edge of Revenge) (Official Gold) aka
- Año: 1969
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
Película
7.1
96 valoraciones en total
Darle una oportunidad a este tipo de cine, con películas densas y estéticamente deliciosas como las que se encuentran en la filmografía de Gosha, es el mejor consejo que se me ocurre dar después de ver Tiranía (Goyokin) . Tanto para el iniciado como para el totalmente escéptico, creo que se trata de una película que puede convertir a cualquiera porque es espectacular. La calidad que derrocha tiene que ver tanto con la historia como con la cámara, las interpretaciones, el ritmo y la fotografía.
De acuerdo, el que sepa de qué va este tipo de cine lo puede disfrutar más, principalmente porque es un gustazo saborear un largometraje que no viene firmado por los grandes conocidos directores del género. Al menos en occidente, porque esto es la retaguardia del cine japonés y como tal, es un lugar al que uno llega por voluntad propia, buscándolo, más allá de la ruta cinéfila habitual.
Me gustaría incidir en la cantidad de registros exteriores con los que juega Gosha, capaz de hacer que sus actores luchen bajo la lluvia, de día o de noche, y sobre todo en la parte final con una nevada espectacular que hace que incluso los duelistas teman por la congelación de sus manos. Lo nunca visto, no se trata de dar un paso más adelante no, a esto lo llamo yo ser el más listo de la clase. Claro que para ello cuenta con un inmenso Nakadai, cara conocida del cine clásico, y sobre todo con unos secundarios que brillan tanto como él.
Me permito la osadía de criticar y poner en duda la actitud de Nakadai, que se enfrenta a las decisiones de sus superiores. Un samurái tal vez no haría otra cosa una vez convertido en ronin que perderse y desaparecer… pero claro, entonces no tendríamos película, ni ésta ni muchas otras, y no podríamos disfrutar de duelos (maravillosamente sangrientos en muchas ocasiones) como los presentados aquí. Espectáculo puro.
Es incomprensible el grado de malditismo que ostenta esta película (muy, pero que muy poco vista y mencionada en las webs de cine escritas en español) así como su director, el gran Hideo Gosha, un cineasta moderno rompedor de moldes clásicos y gran renovador del cine japonés de samurais de los sesenta y setenta, poseedor de ese estilo barroco y violento tan del gusto de los fans de Quentin Tarantino o Sergio Leone (de hecho las pocas películas que he podido ver de este genio me han traído a la memoria los spaguetti western de Leone).
Desgraciadamente el cine de Gosha, a diferencia del de sus compañeros de generación, sigue siendo muy subterráneo en occidente, y solamente en los reducidos círculos de frikis del cine nipón se le concede el status que merece: el de maestro del cine japonés. A modo de reivindicación de Gosha basta reseñar títulos tan representativos del nuevo cine del Japón Feudal como Tenchu —rodada el mismo año que esta Tiranía (Goyokin)— , Sword of the Beast, Bandits vs Samurai Squadron, Tres Samurais fuera de la ley o Samurai Wolf.
Tiranía es cine de género ejemplar, ese cine capaz de cautivar al espectador empleando dosis de acción y entretenimiento condimentadas en la misma proporción con intimismo filosófico y drama profundo. Es un western crepuscular, o para ser más precisos, una película de samurais crepuscular que vierte una visión desmitificadora de la figura del samurai plasmando la crueldad, el salvajismo y la codicia que imperaban en la época. Visualmente es un portento de arte cinematográfico. Posee una fotografía en color sencillamente espectacular en la que el tono cromático de la misma va tornándose de más brillante a más opaco en función del estado de ánimo de los personajes y desarrollo de la historia, jugando Gosha a ser un pintor de la época impresionista.
El sol, la lluvia, la nieve así como los rústicos parajes del Japón Feudal se mezclan con total desparpajo, logrando un efecto hipnótico narcotizante en el espectador difícil de igualar por otras cintas del género. Y todo ello es rubricado para deleite de los fanáticos del cine de acción más frenético con unas espectaculares coreografías a espada y katana armada, filmadas con la precisión de un cirujano. Los actores se mueven como unos violentos Ronin bajo la lluvia, viento y nieve a lo Fred Astaire y Ginger Rogers lanzando aldabonazos a diestro y siniestro para masacrar tanto a inocentes pescadores moradores de aldeas malditas como a los despiadados samurais rivales. Y lo más impactante es que estas coreografías se integran a la perfección con la historia fatalista de venganzas y maldiciones del destino, bajo la influencia del cine de género italiano, que soporta el peso de la narración.
(…)
Tiranía no es meramente una cinta de acción. Es mucho más. El film encierra una compleja metáfora sobre la condición humana y las crueles e inhumanas decisiones colectivas que son tomadas en aras del bien común. Los intérpretes dotan a sus personajes de un halo de inexpresividad que hiela la sangre. A resaltar la portentosa interpretación de Tatsuya Nakadai (una más a sumar a las de Hara Kiri, Sanjuro, trilogía de La condición humana, El rostro ajeno, Kiru, Samurai Rebellion, La espada del mal, etc etc) que sabe otorgar a su personaje de la necesaria actividad física así como de una desconsoladora tortura interior en contra de su propio ser.
Sin lugar a dudas Tiranía es una de las películas cumbres de la historia del cine de samurais. Gosha lleva a cabo un ejercicio de estilo trasladando al Japón del siglo XIX el estilo crepuscular del western americano unido al desmitificador y feroz del spaguetti western, ensamblando dichos estilos con la propia idiosincracia del cine del país del Sol Naciente. Gosha plasma el final de una época destruyendo la mítica otorgada por los grandes maestros del cine clásico japonés a la vez que lanzando una mirada descreída hacia la figura del samurai y las formas de relación que imperaban en el Japón Feudal, legando para la historia una cinta épica, preciosista, esteta, poética y primorosa como ninguna.
Copy-paste de: http://www.cinemaldito.com/tirania-goyokin-hideo-gosha/