Patines de plata
Sinopsis de la película
El siglo XX está a la vuelta de la esquina. En invierno, San Petersburgo se transforma en un país de las maravillas de cuento de hadas donde los ríos y canales congelados sirven como carreteras heladas y están llenas de patinadores y mercados. La ciudad es el hogar de Matvey, de 18 años, que trabaja como repartidor de patinaje sobre hielo en una panadería local. Hijo de un pobre farolero, su único tesoro son un par de patines plateados que heredó de su padre. Cuando es despedido injustamente, se une a una pandilla de carteristas que trabajan en los canales, liderados por Alex, de mentalidad revolucionaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Serebryanye konki
- Año: 2020
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
6.6
36 valoraciones en total
Se presenta aquí, dirigida por un tal Michael Lockshin, la historia de dos jóvenes, totalmente contrarios. Por un lado, el varón que vive con su padre en una precaria vivienda y, luego de ser despedido de su trabajo, se convierte en un ladrón del pueblo junto a un grupo que lo incita. Por el otro, una muchacha de la aristocracia, envuelta en lujos y placeres, quien es impedida de estudiar química con la obligación por delante, impuesta por sus padres, de casarse con un determinado galán. La congelada ciudad de San Petersburgo, llevando de aquí para allá a cada uno de sus personajes, propiciará, o no, el mágico encuentro de sus protagonistas y sus repeticiones, para dar comienzo a un amor eterno.
Si, a la evidencia me remito, sin alguna duda, reconociendo que estamos frente a un caso típico y extremadamente clásico del cine aristocrático y de división de clases, donde triunfar sentimentalmente es una calamidad plena. Pasando por alto aquello, ya tantas veces visto, puedo mencionar que la película me encantó. Sus razones: una bellísima puesta en escena, con guión efectista, contundente, sencillo y firme. La majestuosidad de las locaciones y la brillante fotografía, con unos colores y planos hermosamente divinos. El diseño de producción más que excelente, la caracterización de personajes (si, muy estereotípicos, pero hay que entender que nos remontamos a la época del 1900) y el vestuario exquisito. Además, consigue no tornarse aburrida ni pesada, y transmite ese frío permanente en el que todos transitan sus días. Honorable y recomendable.
Calificación: 7.5
Es como si una especie de Disney ruso hubiese querido contar de manera fantástica una historia romántica similar a Titanic, mechando el patinaje sobre hielo y con una bajada de línea de conciencia de clase. Yo compro.
En las vísperas del siglo XX, en San Petersburgo, por un lado tenemos a Matvey, un joven pobre que acaba de perder su trabajo de repartidor en patines y vive con su padre enfermo, y por el otro está Alisa, hija de un importante aristócrata que sueña con ir a la universidad y evitar el mandato de tener que casarse por arreglo con algún ricachón burgués. Él se une a una banda de carteristas liderados por Alex, un tipo guiado por la creciente corriente revolucionaria de la época. Y a partir de acá todo más o menos esperable, los protagonistas se conocen y se atraen mutuamente, el problema de la diferencia de clases, el pretendiente de ella justo es jefe de policía… en fin.
Pero si bien el argumento puede ser archiconocido, ojota que se pueden llevar varias sorpresas y no todo necesariamente irá por donde esperamos. Uno de los fuertes de este relato está en las pequeñas decisiones respecto al modelo tradicional, a veces en cuanto al qué y otras veces al cómo. Sobre esto último destaco que, si bien simple, no se trata de algo edulcorado sino maduro, más carnal de lo que se esperaría del género. Y esta madurez también se ve plasmada en los diálogos, el contexto elegido, el debate ideológico y el intento de relación con los tiempos que corren.
Estéticamente es casi perfecta. Cuenta con pocos pero muy buenos decorados, todos convenientemente adaptados con pistas de patinaje o canales congelados para que los protagonistas puedan desplegar su destreza artística (esto es lo más Disney, de pronto todo el mundo gira alrededor del patinaje sobre hielo). Muy bella fotografía, en la que predominan los tonos blancos y azulados que transmiten el clima frío, a excepción de un par de secuencias/locaciones puntuales (cuando la vean, traten de pensar por qué justamente esas). Y los vestuarios representan muy bien esos polos opuestos de la época, la austeridad del proletariado y el glamour de la aristocracia.
Una historia de fantasía pero que intenta no desprenderse del todo de la realidad.
Película que entretiene sin grandes expectativas. Un poco como Bridgerton, donde hay que hacer concesiones a anacronismos, historias edulcoradas y personajes o escenas sencillamente imposibles del punto de vista histórico… porque de todos modos se disfruta.
Mantiene al espectador atento en todo momento de su extenso metraje, con una historia al estilo de Titanic (sin la tragedia) o La dama y el vagabundo. La pareja protagónica logra bastante química, sin estallar de pasión. Los personajes secundarios entre correctos y caricaturas, pero no afectan el tono amable de la película.
Varias escenas sobre hielo resultan hermosas y vertiginosas coreografías de patín artístico con la excusa de una historia. La puesta en escena y la vestimenta embellecen y ambientan muy bien, aunque no buscan realismo. La música de Debussy acompaña en escenas románticas sin sorpresas.
En suma, gustará a quienes disfrutan del patín sobre hielo, romances contra pronóstico y aventuras bastante predecibles. Algunos días es lo que realmente queremos ver.