Tímidos anónimos
Sinopsis de la película
Angélique y Jean-René, dos personas muy tímidas, acuden a una terapia de grupo para gente acomplejada y con problemas de comunicación, pero, de repente, se enamoran a primera vista. Sin embargo, su relación se verá entorpecida debido a sus dificultades para relacionarse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les émotifs anonymes (Romantics Anonymous)
- Año: 2010
- Duración: 74
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Opinión de la crítica
Película
6
94 valoraciones en total
Es como la llama de fuego que desprende una vela, pequeña, calida y envolvente, aportando un poco de luz a la oscuridad de las absurdas comedias románticas.
Con personajes sencillos, entrañables, con los que pasar buenos momentos. Te pasas gran parte del tiempo con una especie de sonrisa absurda, generada por dos pequeñas personitas repletas de timidez, que despiertan ternura.
Dentro de las cosas positivas, es que es de corta duración, una historia sencilla, corta y narrada con buen gusto.
Como los bombones que los protagonistas fabrican, resulta dulce, sin ser empalagosa, con dosis apropiadas de humor.
Debemos destacar la capacidad de Jean-Pierre Ameris para reflejar lo esencial de una historia en imágenes y palabras. El pulso de este director es firme e inteligente. Sabe extraer lo mejor de su grupo de actores, lo que unido a un guión inteligente y embadurnado con un humor sutil, nos provoca una sonrisa casi permanente. Los dos personajes principales comparten una problemática parecida, que les dificulta la comunicación personal, y por tanto su integración social. De forma muy hábil y fluida se explican los antecedentes de ambos, y se nos prepara para empatizar con ellos. ¿Quién no ha sentido tímidez en su vida? ¿Cómo no vamos a comprender e incluso a disfrutar con los malentendidos que esos miedos interiores provocan a lo largo de una historia de amor con situaciones aberrantes y realmente ridículas? ¿Cómo no vamos a ser capaces de sonreir abiertamente y al mismo tiempo a emocionarnos por la candidez e ingenuidad de dos torpes enamorados? Por que en realidad esta historia nos llega por que habla de nosotros, y su mirada es la de un viejo sabio que sabe que el amor que merece la pena siempre prevalece. No importan las dificultades a las que se tenga que enfrentar. Es de agradecer comprobar que hay cineastas que miman la construcción de historias y personajes, y que lo hacen desde la sencillez e inteligencia, sin ningún alarde ni impostura, tan solo por el amor y compromiso a una profesión que devuelve el esfuerzo realizado de manera generosa, quizás con millones de sonrisas en todo el mundo.
Resulta realmente curioso que el director francés Jean-Pierre Améris sufra de timidez patológica, y haya convertido su enfermedad en materia prima de una comedia capaz de endulzarnos el día. Sus 80 minutos de duración son exquisitos, dulces pero no empalagosos, que se hacen más bien cortos. La sencillez y la naturalidad con la que son tratados los personajes hacen de ésta comedia romántica toda una delicia.
Jean-Pierre Améris se sirve de dos personas con problemas de timidez y miedo escénico, que cada día luchan por superar sus dificultades. El buen humor, la mirada honesta de su director, la originalidad y la cotidianidad del amor se funden en una fina capa de amargura. El amor y el chocolate son compatibles, siempre funcionan, incluso cuando hay un poquito de irrealidad. La química entre Isabelle Carré y Benoît Poelvoorde se degusta con total satisfacción, que emociona de manera cómoda.
Lo mejor: la primera cita en el restaurante.
Lo peor: ciertas dosis de convencionalismo.
Al norte de las montañas viven unos extraños personajes que llamamos franceses, son seres peculiares, que dicen oh la la, van perfumados a todos lados y a los tímidos les llaman emotifs, supongo que por fastidiar.
Sin embargo, cuando los observas en profundidad no son tan distintos de nosotros, se rien igual, aunque de otras cosas, lloran igual y al chocolate le dicen chocolat, que no es tan distinto.
Por eso no nos debe de extrañar que esta comedia, queriendo parecerse a Amelie, con alguna escena que chirría con canción de la protagonista incluida, se parezca más a la comedia española de los años cincuenta que a cualquier otra cosa. ¡Qué maravilloso papel hubiera hecho aquí Fernan Gómez en lugar de Benoit! y qué graciosa hubiera estado Analía Gadé con su eterno deje argentino en el papel que hace Isabelle Carré. Pues sí, la película sabe a vieja, pero en ese anacronismo está su gracia y acaba por reconfortar que haya un espacio en la cinematografía gala para una película tan inocentona, pueril si se quiere, como estos Emotifs Anonimes, al tiempo que entristece que no lo haya en la nuestra.
En cuanto a la película, ofrece sonrisas y alguna escena muy divertida por lo absurda. Sin ser ninguna maravilla, tiene su encanto.
No tenía muchas esperanzas con esta película. El diseño de la caratula del dvd no es que sea muy atrayente. El cartel del cine llama más la atención, con ese toque a lo Amelie que tiene.
Pero me ha sorprendido gratamente. Sin prisa pero sin pausa, la película cuenta los problemas que tienen los tímidos protagonistas para intentar ser felices, sobretodo en el caso del gerente de la chocolatería, con ese pánico que tiene a interactuar con la gente. Ella no tiene tanto, solo que se cohibe cuando la halagan por un chocolate muy bién elaborado.
La historia despega en el momento que el gerente tiene que hacer los ejercicios que le manda el psiquiatra para relacionarse con personas y los lleva a cabo escogiendo a la tímida porque le atrae y ella se deja hacer para no tener que decirle que no.
Tiene bastantes buenos golpes de humor y un toque de ternura que me gustaron bastante.
Pero le pongo un seis porque no me gustó nada el final. Va en spolier: