Tigres de papel
Sinopsis de la película
España, durante las elecciones generales de junio de 1977. Carmen y Juan son un matrimonio separado que tienen un hijo de catorce años y que mantienen, a pesar de su situación, una relación muy estrecha.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tigres de papel
- Año: 1977
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
5.5
41 valoraciones en total
Esta película describe muy bien el mundillo progre de la transición. No es que los diálogos sean forzados, es que era así. Realmente no muy distinto de ahora, pero sin tantos tacos y sin blogs ni redes sociales para soltar la diarrea mental. Más que una descripción de cómo era la sociedad, es un autorretrato de cómo se veía la sociedad a sí misma.
Como película, en aquel momento estaba en la línea de los tiempos y resultaba, en ciertos sectores, interesante y catártica. Hoy resulta aburrida. Incluso para mí, que peino canas y alguna vez tuvieron algún sentido esas discusiones vacías.
Se puede ver como documento histórico de una época, pero nada más
Critico esta película con todo respeto y cariño a Fernando Colomo quien dirigió esta película además de otras de temática semejante como puedan ser La línea del cielo (a la que adoro) o también Isla bonita (dejo sin mencionar otras igual de importantes, estoy seguro).
En Tigres de papel se retrata una época en la que a estos personajes y a su generación les tocó tener que ser modernos dentro del armario con olor a naftalina que aún era España. Creo que con todo, lo que mejor refleja Tigres de papel es ese vacío existencial que todos sufrimos en mayor o menor medida, nos hace ver, por ejemplo, el hecho de que cuando ya has conseguido lo que hasta ahora te prohibían resulta que no era para tanto y que quizá ahora que lo tengo ya no me guste. Tigres de papel refleja lo absurda que es la vida, refleja lo perdidos que podemos llegar a estar en cuestiones de amor, lo solos que estamos aunque nos rodeemos de gente continuamente y todo lo hace Colomo desde esa aparente ligereza con la que aborda temas importantes sabiendo apretar sutilmente, como el que no quiere la cosa, la tecla necesaria para que cada uno se vea más o menos reflejado.
En aquella época yo tenía diez años y no envidio en nada a todos los que tuvieron que ser pioneros desmontando la casa para volverla a montar lo más dignamente que pudieron y que supieron.
Si te sientas a ver esta película piensa que te va a contar como era la España de finales de los 70, compárala con la tuya y poco más, porque si buscamos una trama entretenida y un buen ritmo, no vamos a encontrar nada de ello.
La película nos quiere mostrar un cambio en la España de la época en la que los tres principales protagonistas se quieren ser más libres y más progres que lo que su mentalidad criada bajo el franquismo en realidad le permite. El progresismo como pose, hoy en día también ocurre mucho de esto.
La película se basa en diálogos que se escuchan fatal por la pobreza del sonido de la película y en general resulta un tanto aburrida, pero como documento de la época me funciona.
En 1977 el argumento de Tigres de Papel debía tener algún sentido, que ahora se me escapa. Eran otros tiempos y la sombra de la Nouvelle Vague era alargada.
A día de hoy la película resulta inaguantable. Un aburrimiento interminable. Escenas estáticas con personajes repantingados en el sofá, divagando, entre caladas de porro, sobre Marx y la explotación del proletariado. Su verborrea errática, de apariencia espontánea, es incapaz de disimular sus aspiraciones intelectuales. No ocurre nada. No hay nada salvo la presencia vacía de esos progres de mesa camilla.
Lo primero que llama la atención de Tigres de papel es que se oye fatal. Curiosamente la gran virtud de Fernando Colomo es la espontaneidad con la que dirige películas con pocos medios, pero la frontera entre naturalidad y dejadez es muy frágil.
La ausencia de artificio en el cine de Colomo transmite honestidad a través de historias que parecen fruto de la improvisación colectiva. Un retrato desenfadado de la España de transición que, sin ser Berlanga, en ocasiones logra hacernos reir. Pero éste no es el caso.
De cuando se decía ¡Atiza ¡, que son las nueve en lugar de ¡Ostias¡ que son las nueve
De cuando bajabas de la sierra a Madrid un domingo por la tarde y no había atascos.
De cuando un amigo se presentaba de repente en tu casa y te daba una sorpresa porque no te lo había puesto cinco minutos antes en el Whatsapp.
De cuando vivir bajo el mismo techo con tu ex y su amante era signo de progresía
De cuando Carmen Maura no había descubierto todavía cómo cargarse a un tío con un hueso de jamón.
De cuando los comunistas aún creían que el sorpasso era un sistema táctico defensivo del fútbol italiano.
De cuando la gente leía.
De cuando los españoles iban a mitines y no a mítines.
De cuando Pablo Iglesias era todavía un respetado dirigente de la izquierda española.
De cuando en Madrid se festejaba la revolución de los claveles, y no los goles de Cristiano.
De cuando oías La Internacional en un tocadisicos, y no en un politono.
El año en el que Han Solo lideraba la taquilla española y ni imaginábamos que un día pudiera llegar a tener a un retrasado mental por hijo.
El año en el que Isabel Preysler se separó de Julio Iglesias y Vargas Llosa publicaba La tía Julia y el escribidor.
De cuando al español medio le costaba distinguir entre un michelín y una teta.
De cuando Fernando Colomo ni siquiera era actor revelación.
De cuando podías hablar de política sin nombrar la palabra Venezuela.
De cuando si te ligabas a una tía no podías colgarlo en el Facebock y te tenías que conformar con contárselo a tu mejor amigo.
…/…
De cuando éramos jóvenes.