Tiempo de tormenta
Sinopsis de la película
Dos parejas ocupan mesas cercanas en un restaurante de moda. Elena y Chus, aunque cenan con un grupo de amigos, no dejan de discutir. Sara y Óscar intentan evitar el naufragio de su matrimonio. Las dos parejas consiguen llegar a una solución transitoria para sus problemas. Pocos años después, coinciden de nuevo en la zona de urgencias de un hospital. Elena y Chus comparten un hijo, pero han tomado rumbos diferentes. Sara y Óscar han sufrido una grave desgracia y están completamente distanciados. A partir de esa noche, sus vidas cambiarán para siempre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tiempo de tormenta
- Año: 2003
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
5.3
21 valoraciones en total
Un melodrama del veterano y sólido Pedro Olea, que cruza y enreda, en una madeja de sentimientos, a 4 personajes (dos parejas), uno masculino y otro femenino equilibrados, estables, con un trabajo y sus contrapuestos (uno por pareja) todo lo contrario: una telaraña de problemas y desequilibrios.
Olea habla de los problemas sentimentales que acucian a las personas actualmente, así como del destino, caprichoso y vólatil, del amor solo intercalado, paupérrimo, triste. Le acompaña una notable música de Illarrimendi, su oficio y un buen grupo de actores.
Llaman enfermedades del alma a las afecciones del ánimo recurrentes, las que hacen que el sujeto paciente se levante con el pie cambiado sin causa aparente, que se socialice de forma problemática o que llegue a flirtear con el suicidio, cuando no a consumarlo.
En Tiempo de tormenta, llueve en el corazón de Chus, quien cabalga a lomos de una dependencia embriagadora que imposibilita su convivencia con Elena, su mujer, y de la asunción de su papel de padre ante Santi, el hijo de ambos.
Llueve también siempre en el interior de Sara, mujer menguante que va diluyéndose hacia la desaparición.
Los proyectos profesionales y personales de ambos naufragan al tiempo que la botella o la aguja van tomando un espacio preponderante en sus vidas. Terminarán llegando al internado de recuperación de descarriados, la entidad que esta sociedad ha ido encontrando para resolver su problemática.
El centro cumplirá su objetivo y devolverá a la vida común a ambos. Pero, llegados a ese momento, ya no cuentan con el apoyo, aprecio y entrega incondicional de todos los suyos. En el camino se han destruido lazos y amores. Su caída ha provocado dolor y no todo vuelve a ser como al principio.
Pedro Olea, el director, se centra en las parejas de ambos. En Elena, la mujer amorosa que sufre y ama hasta que el límite de lo sostenible, sin cruzarlo. En Óscar, de carácter más pragmático y más capaz de rehacer su vida dejando atrás el pasado. La solución será dual y dependerá de la fuerza íntima de cada uno.
El film bebe de la fuente de Guillermo Arriaga, guionista de Amores perros, sin llegar al nivel de complejidad del mexicano. En la escena inicial coinciden personajes de vidas no relacionada a priori, que casualmente terminan engarzando entre sí.
Como colofón, el realizador confunde la capacidad de ser feliz con el triunfo social y libera a este mundo de los malos y los débiles adoptando una perspectiva algo reaccionaria. Una producción correcta técnicamente y bien interpretada, aunque quizá no totalmente sentida por director y protagonistas.
Se salvan las interpretaciones de Jorge Sanz y Maribel Verdú, más flojas las de Darío Grandinetti y María Barranco, esta última encasillada en ese papel que no es que lo haga mal sino que podrían ofrecerle otro personaje porque creo que ella podría perfectamente interpretarlo.
El guión tiene premio pero a mí los flash-back en los que tienes que preguntar al de al lado ¿han ido para atrás otra vez? no me gustan. Es difícil acertar hasta llegar a una obra como Vidas Cruzadas , creo que hay que mejorar y creo que es problema de dirección no de guión.
Historia previsible aunque con un final un poco forzado, dejémoslo ahí.
Para pasar el rato bien sirve, es una de las virtudes del cine, por eso y por la interpretación le pongo un cinco.
De bastante interesante se puede calificar esta película, no estoy muy puesto en la filmografía de Pedro Olea, pero en esta ocasión ha contado con un reparto perfecto, cada uno de los interpretes se adecúa a su papel. La película es un melodrama con algo de confusión al principio con tantas idas y venidad, encuentros y desencuentros de los personajes, después es mas convencional, pero tiene un atmosfera (lluviosa) especial, y un ritmo adecuado, dura poco y cala mucho, es efectiva y directa, me gusta. El tema es el conocido de las relaciones de pareja imposibles pero en las que siempre hay un grado de dependencia, y de como se cruzan las vidas de las personas en circunstancias adversas.
Estoy de acuerdo, impresionante Maribel Verdú, como se le quiebra la voz cuando da el tiempo.
El papel de Verdú y Barranco salvan la película. Una película sin pies ni cabeza dónde se cruzan las vidas de cuatro personajes sin que salten chispas.
Poco creíble el papel de Sanz que, siendo un macarra violento durante toda la película, en el momento crucial que se espera de él una interpretación poderosa, los guionistas deciden que se muestre dócil y perdedor.
Grandinetti, pasable.
El guión, la historia en sí, ridícula. Lo mejor, la duración que son 80 minutos.