Thumbsucker (Haciendo dedo)
Sinopsis de la película
A pesar de sus 17 años, Justin Cobb (Lou Taylor Pucci) todavía se chupa el dedo. Consciente de que este hábito está trastornando su vida y la de sus padres (Tilda Swinton y Vincent DOnofrio), intenta solucionar el problema por medio de la hipnosis.
Detalles de la película
- Titulo Original: Thumbsucker
- Año: 2005
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6
68 valoraciones en total
Una película sobre adicciones y obsesiones sin los clichés típicos de drogas, suciedad, tecno y temblores de manos. El protagonista es un adolescente con la pueril manía de chuparse el dedo. Este tema obsesiona a sus padres, a sus profesores y a su dentista-psicólogo (Keanu Reeves en uno de sus papeles más… extravagantes), que descubre una solución para el problema que acabará formando un caos alrededor de él. Con una estética y un ritmo que deja notar el paso de su director por la publicidad y el videoclip, pero sin exagerar, Mike Mills consigue con su primera película (escrita por él mismo, sobre una novela que desconozco) un relato bastante interesante de la clase media acomodada de Estados Unidos y una apología de la libertad individual frente a las convenciones. El protagonista recibió el galardón a la mejor interpretación masculina en el último Festival de Berlín, a pesar de que el papel mejor resuelto es el de la madre, interpretada por Tilda Swinton. Atención a los secundarios de lujo: además de Keanu Reeves, Vince Vaughn como profesor-intelectual y Benjamin Bratt como estrella de telenovelas.
Bueno, quizás no tanto, pero me pareció efectiva en la manera de mostrar la dinámica familiar y la suerte de despertar adolescente del protagonista. También es para remarcar que Keanu Reeves actúa bien (yo creí que era imposible) En realidad todas las actuaciones son convincentes. Me gusta el mensaje que transmite, ahora que están tan de moda las pastillas milagrosas y los diagnósticos apresurados. El guión no cae en obviedades, la música está buena, y la estética es muy prolija.
¿Recordáis aquellos principios de cualquier escrito? Planteamiento, nudo, desenlace. Siempre fue la premisa para crear una película, obra de teatro, novela o argumento literario. Pues bien, aquí no existe más que planteamiento, y seguidamente un desdibujado avance hacia alguna parte, que siempre esperas presente un conflicto a resolver.
Lou Taylor Pucci, ofrece un enriquecido personaje, sin apenas trama. Es, tal vez, por lo que le han otorgado un generoso 6,0 en el momento de redactar mis impresiones.
Alrededor se mueve todo sin concretar, ni un gran calado. Actuaciones esquemáticas tanto del padre y madre como el resto. Un papel sorprendente para Keanu Reeves, por su escasez de secuencias y actuación muy secundaria.
El planteamiento despierta interés: un adolescente, Justin, (17 años), todavía se chupa el pulgar cuando está a punto de terminar la secundaria.
Apocado, si encuentra una contrariedad se encierra en el baño o el dormitorio para entregarse a la succión digital y alcanzar un total ensimismamiento.
A partir de ahí, cabe esperar una aproximación al entorno familiar y social que permita comprender a qué puede obedecer el transtorno de Justin, o una descripción más o menos poética de un particular mundo fantástico donde acaso se refugie, para no ingresar al mundo adulto que rechaza.
Por la forma sencilla y fresca, por la música utilizada, así como por la presencia de un joven actor desconocido, Lou Pucci, muy convincente, la película parece respirar aire ‘indie’, coherente con el estilo Sundance.
Pero según se va desarrollando el planteamiento, la extrañeza crece en paralelo. No se termina de trazar en el film una derivación precisa.
Aparece un ortodoncista, en tareas de psicólogo (Reeves), cuya función en el argumento resulta sumamente indefinida.
Exposición abstracta del desarrollo: en virtud de procesos terapéuticos, Justin oscila entre fases de autoafirmación extrema, que lo convierten en un individuo repelente, un kamikaze de la rivalidad y la competición personal, y entre fases en que tales rasgos se suavizan, manteniendo el objetivo pero eliminando las maneras arrogantes y despiadadas.
La línea es de autoaceptación y autosuperación, apoyada voluntariosamente en básicos lemas como No hay que intentarlo, sino hacerlo, El truco es vivir sin respuestas, y similares.
La desconcertada pregunta es: ¿Realmente tiene Thumbsucker el aval Sundance?
Las carreras a cámara lenta, con fondo de música jubilosa, la estética general blanda y un tanto desvaída, carente de una mínima tensión dramática, acentúan esa duda.
No desconcierta que los conflictos planteados en una narración se enderecen, ni mucho menos, sino que ello ocurra porque sí, con sólo decirlo, a fuerza de repetir consignas. Como propuesta o explicación, resulta poco convincente, y artísticamente, en un contexto realista, parece pobre.
El prometedor planteamiento inicial decae a lo largo de un desarrollo que deviene insulso al quedar supeditado a una intención programática: la exaltación del ideal del éxito.
La película deja detalles de la interpretación de Lou Pucci y momentos de su personaje junto a la madre, interpretada por la buena actriz Tilda Swinton.
(5,5)
Leyendo el resto de críticas parece ser que el ritmo narrativo de Thumbsucker no ha sido plato de buen gusto para todos. Para mi en ese ritmo pausado reside su mayor virtud, creo que no debemos confundir pausa y armonía con lentitud y aburrimiento. En ocasiones se agraden propuestas tan sugestivas y reflexivas como ésta, radicalmente alejada del cine de consumo rápido.
No he podido evitar hacer ciertas comparaciones con otra buena película como es Juno, y es que el despertar adolescente queda reflejado aquí también con un punto de vista sumamente original, inteligente, irreverente y a ratos divertido.
El trabajo del director con los actores es excelente, la química entre ellos funciona a la perfección, si bien se echa en falta un mayor desarrollo de algunos de los personajes. Pero es lo que tiene el cine independiente, que el presupuesto no da para más.
Lo mejor: Lou Taylor Pucci, todo un descubrimiento para mi, y la maravillosa Tilda Swinton.
Lo peor: probablemente las escenas de los debates, pelín tópicas, y el extraño cameo de Keanu Reeves.