The Yellow Sea
Sinopsis de la película
Frontera entre Rusia, China y Corea del Norte. Acosado por las deudas, casi en la miseria, un hombre acepta un contrato para asesinar a alguien. Es su último recurso para cubrir las necesidades de su familia. Conoce pocas cosas sobre su víctima, pero nunca hubiera imaginado que acabaría siendo engullido por un engranaje criminal.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hwanghae (The Yellow Sea)
- Año: 2010
- Duración: 141
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Opinión de la crítica
Película
6.7
47 valoraciones en total
Durante la pasada década el cine coreano vivió un proceso de renovación del que surgieron nombres, promesas, que en los años siguientes (y hasta la actualidad) han ido demostrando si sus primeras obras habían sido fruto de la suerte (estar en el lugar preciso en el momento adecuado) o si realmente se trataba de narradores valiosos. Obras superlativas como Memories of Murder (Bong Joon-ho, 2003) u Old Boy (Park Chan-wook, 2003) renovaron el thriller y abrieron una etapa que aún no se ha cerrado y a la que se sumó hace tres años The Chaser , del debutante Na Hong-jin. La película reventó la taquilla del país y Hollywood adquirió los derechos para su remake, del que aún no se sabe nada. The Yellow Sea es la segunda película del director, y la confirmación de su talento.
Tras un de realización que se ha extendido casi tres años, The Yellow Sea nos habla de la inmigración, del racismo pero sobre todo y en términos generales, de la naturaleza humana. Sigue la historia de un pobre diablo que busca a su mujer, y de un mafioso local que aprovecha la desesperación del primero para darle un encargo. Punto de partida nada original pero que en manos de Na Hong-jin se convierte en una sucesión de escenas explosivas, 150 minutos del thriller más sucio, intenso y frenético del pasado año, que empieza despacio, presentando a los personajes, para luego ir a saco, teniendo algunas de las setpieces de acción más bestias y emocionantes de los últimos años, a las que se le perdonan las licencias. Hay engaños, infiltrados, policías persiguiendo a su presa, pero incluso entre todo esto hay lugar para la calma, y para capturar la soledad de un hombre que huye de un lado a otro del país con una única cosa en mente: sobrevivir. Sobra decir que merece la pena, ¿no?. Como ocurría con The Chaser , su visión es obligatoria para amantes del género o, directamente, para ávidos de cine intenso.
¿Qué les darán en Corea del Sur para parir tantos buenos thrillers en los últimos años? ¿Leche descremada? Olbboy, Memories of a murder, JSA, I saw the devil, Mother, Sympathy for mr. Vengeance… Y ahora llega Na Hong-jin (pronúnciese Najonllín) tras la destacable The chaser con este implacable relato negro, sádico, trágico y traicionero que te agarra las gónadas y no te las suelta hasta el final.
Y es que es cojonuda en todos sus aspectos: dirección intachable, un pulso narrativo en imparable crescendo, buenos intérpretes y una historia alambicada con bastantes más matices de lo que parece en un principio. Lo único que algunos parecen echarle en cara es su larga duración, a mí personalmente es una de esas películas que deseas que nunca acaben.
Formalmente está dividida en 4 secciones o capítulos según las fases del periplo de su sufrido protagonista: un pobre diablo que malvive en una decadente Corea acechado por las deudas, que accede a cometer un asesinato para poder saldarlas y reencontrase con su mujer en China, a través del mar amarillo que separa los 2 paises. Su viaje a los infiernos es despiadado y fascinante, sin concesiones para el espectador. No hay héroes, sólo gente desesperada que es capaz de cualquier cosa con tal de subsistir. Brutal.
No es un mar amarillo, es un gran océano gris que nos engulle a todos. Ex nihilo nihil fit.
Dejando aparte la indudable buena factura técnica, lo bien que rueda Na Hong-jin las persecuciones (¡hasta a nado!) y los siempre jolgoriosos festivales de arma blanca que se montan en cualquier thriller coreano que se precie, The Yellow Sea es una película con varios problemas gordos, pero el primero de ellos y más relevante es que a partir de la media hora aproximadamente se empieza a no entender ni torta lo que te están contando.
Pensando que me faltaba un hervor pregunto a mi acompañante sobre quién es éste, quién es aquel otro y a quién está cargándose con un hacha el de más allá y me encuentro con idéntico gesto de inopia. Esperando quien sabe si algún giro iluminador, aguantamos las dos horas y pico del invento con creciente incredulidad pues seguimos sin entender ni jota y cada vez salen más coreanos con hachas y más persecuciones y empezamos a confundirnos con Kim Pon Chong, Bam Bon Chin y Mao Tse Tung, para más inri si ya cuesta distinguir a los orientales, se vuelve tarea imposible distinguirlos cuando van cubiertos de la cabeza a los pies por más cantidad de sangre de lo que puede echar cualquier cuerpo humano.
Frente a esto, otros detalles (como lo mal que quedan las flipadas de cine de acción y tortas con la supuesta crítica social y el rollito dramático-festivo) pierden importancia.
Quizás reconsidere reevaluarle la nota, pero antes me tendría que mandar alguien un buen croquis por privado.
Gracias con adelanto.
El próximo mes de enero llegará a nuestras pantallas (ojalá que a muchas) la nueva película de Na Hong-jin. A algunos les sonará a chino, pero en realidad es surcoreano y ya nos sorprendió con su primera película Chugyeogja (The Chaser).
Con el mismo dueto protagonista que tan bien funcionara entonces, HWANGHAE (THE YELLOW SEA) posee un amplísimo ramillete de virtudes que la convierten en una de esas películas imprescindibles para todo amante del buen cine de suspense y acción.
Mediante una trama de dimensiones complejas, Hong-jin confecciona un trepidante thriller de atmósfera enrarecida que hurga en las oscuras entrañas de la clandestinidad. Las dos horas y media de relato laberíntico se hacen extra cortas y te dejan clavado en la butaca.
Hwanghae es una carnicería incontestable de montaje excelente y más que correcta banda sonora. Una orgía sangrienta para chuparse los dedos. Magnífica ocasión para hacer gala del a caballo regalado no le mires el diente para hacer frente a las pocas escenas de violencia gratuita. No en vano esta cinta guarda muchos más aciertos que errores.
Lo asiático está de moda y el buen cine nunca deja de estarlo. Qué gran oportunidad.
La inverosimilitud es uno de los defectos más dañinos para una película. Cuando un espectador no se cree lo que está viendo en pantalla, tiende a desconectar y, en consecuencia, su implicación con los personajes y sus desventuras desciende. Solo un maestro como Alfred Hitchcock puede convertir la inverosimilitud en una virtud y la prueba la tenemos en Con la muerte en los talones. En esa película, el rechoncho director inglés consigue que el espectador acepte lo irracional como racional, haciendo que la espiral de despropósitos que vive el personaje interpretado por Cary Grant se vuelva creíble. La conclusión después de ver The Yellow Sea es que su director, Na Hong-jin, no es Alfred Hitchcock.
The Yellow Sea narra la historia de un taxista que ha contraído una importante deuda con la mafia y la única manera de saldarla será viajar hasta Corea del Sur para cumplir un encargo, cometer un asesinato. Llegar a Seúl no será tarea fácil, ya que el protagonista vive en la ciudad de Yanji, capital de una prefectura autónoma china fronteriza con Rusia y Corea del Norte, cuyos habitantes son conocidos por el despectivo sobrenombre de ‘joseonjok’ y en la que la delincuencia es la única forma de subsistencia. Una vez salvado este primer escollo, comienza la complicada planificación del asesinato, dada la seguridad que rodea a la víctima. Hasta ese punto la película se desarrolla como un thriller al uso, haciendo de la creciente tensión su mejor arma, pero a partir de ahí la acción se desmadra con situaciones inverosímiles en el que las persecuciones y la sangre toman el protagonismo.
Este cambio de registro no debería sorprender teniendo en cuenta que el reciente cine coreano es muy dado a la mezcla de géneros, donde proliferan las escenas en las que uno no sabe muy bien si reír o llorar. El problema es que en The Yellow Sea la metamorfosis que se produce a mitad de la película es tan acusada, que dejará a muchos en fuera de juego. El virtuosismo del director y el excelente acabado visual de la obra hacen que uno siga disfrutando, pero la implicación con el sufrido ‘joseonjok’ ya no es la misma. Una violencia descerebrada, tan excesiva como poderosa, hace su aparición llegando a provocar la carcajada cómplice de la mano de un personaje antológico, el mafioso interpretado por Yun-seok Kim.