The Woods Dreams Are Made Of
Sinopsis de la película
Situado al este de París, el Bosque de Vincennes data del siglo XI. Desde entonces fue área privada de los reyes de Francia, primero cotod e caza y luego zona de paseo, hasta convertirse en parque público como contrapunto al Bosque de Bolonia del extremo oeste de la ciudad. Con sus casi mil hectáreas cargadas de historia(s), el Bois de Vincennes, la mayor zona verde parisina, es muchas cosas a la vez: paraíso perdido felizmente reencontrado para todo el mundo , refugio natural propicio para el esparcimiento, la liberación, el ensueño y la nostalgia de sus habitantes , mágica quimera colectiva que cada cual experimenta a su particular madera.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le bois dont les rêves sont faits
- Año: 2015
- Duración: 144
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Opinión de la crítica
6.6
55 valoraciones en total
La directora presenta el bosque como un universo único. La historia comienza dentro de él y sus límites son las verjas de la entrada al mismo, que no atravesaremos durante las dos horas y media que dura la película. El film se divide en las cuatro estaciones del año, haciendo un seguimiento de los distintos perfiles que frecuentan el lugar desde el otoño hasta al verano, y al igual que en cualquier parte, algunos rostros los veremos una sola vez y a otros, varias.
El abanico de gente que pasa delante de la cámara además de amplio, es fascinante. Por un lado tenemos un fuerte componente emocional: antiguos refugiados camboyanos a los que el bosque les recuerda a su infancia, cuando no tenían más remedio que vivir escondidos en la jungla, también gente que no tiene nada que perder que ha decidido vivir en el bosque de Vincennes para encontrarse en absoluta libertad, incluso mujeres de familias acomodadas que van al bosque con su hijo para aplacar la soledad que le supone tener que dedicarse al cien por cien a su bebé, dejando de lado su trabajo, sus amistades y el ocio debido al rol de madre que se ve obligada a desempeñar.
Pero como contrapeso también hay un componente más crudo que puede incomodar a los menos preparados, mirones, zonas de cruising y prostitutas que ejercen su oficio escondidas entre los arbustos, pero que también pasean a sus hijas en barca los días que no trabajan.
La directora va con su cámara a cuestas e interroga de una forma muy directa a los merodeadores, con los que llega a establecer relaciones afectivas según la película avanza, involucrándose en sus actividades, desempeñando el rol de confidente, en resumen, formando parte del espíritu colectivo, aunque inconsciente, del bosque.
Simon sabe mezclar ambos extremos y crear poesía. Lo que podría haberse convertido un panfleto amarillista, en absoluto roza el prejuicio. Le bois… no es un reportaje de televisión que prejuzgue, que denuncie que nos arriesgamos a que maléficos depravados perviertan a nuestros hijos mientras realizan sus maquinaciones a pocos metros de nosotros con total impunidad, no. Todo eso no tiene nada que ver con la obra. Les bois dont les rêves son faits nos enseña que la magia de Vincennes permite todo tipo de convivencia en total armonía, incluso hasta extremos impensables. Y no es que lo defienda, es que la objetividad que caracteriza al documental lo muestra por sí solo.