The Trigger Effect (El efecto dominó)
Sinopsis de la película
Un apagón general en una ciudad americana desencadena una serie de acontecimientos de imprevisibles consecuencias. Después de varios días sin luz, Matthew (Kyle MacLachlan) y Annie (Elisabeth Shue), padres de un bebé, empiezan a preocuparse e invitan a un amigo a quedarse con ellos hasta que se restablezca el suministro eléctrico. En cuanto comienzan a difundirse rumores de pillaje en el vecindario, Matthew y su amigo Joe (Dermot Mulroney) deciden comprarse un arma para defenderse.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Trigger Effect aka
- Año: 1996
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.9
98 valoraciones en total
Película totalmente desconocida por mí y que ví sín saber absolutamente nada de ella. La verdad es que está realmente entretenida. Tiene un comienzo que hace pensar un poco en telefilm de sobremesa pero un poco más tarde se puede empezar a disfrutar con la tensión a la que son sometidos los personajes. Siempre me ha gustado Elisabeth Shue y aquí vuelve a estar más que correcta metida en la piel de una mujer insatisfecha con su matrimonio. Dos actores no muy destacados como son Kyle MacLachlan y Dermot Mulroney están correctos.
No es un películón, su fotografía no es impresionante, tampoco su banda sonora, pero no está nada mal.
David Koepp, sensacional guionista y notable director, rompía mano con la cámara gracias a ‘The trigger effect’ (1996). En ella, se nos presentaba, gracias al pretexto de un apagón eléctrico, un inquietante fin de semana en mitad de una zona residencial, icono del sueño americano, convertida ahora en una auténtica jungla urbana.
Un buen viernes, decides ir al cine a ver una película. Soportas las palomitas y al típico plasta que no tiene un lugar mejor en el que charlar. Te vas de vuelta a casa y, a mitad noche, descubres que se ha ido la luz. Es la caída de uno de los cimientos del actual sistema, la energía eléctrica, lo que provoca un caos absoluto. Las american express de nada valen, hay poco dinero líquido y la ofimática se ha resquebrajado por los cuatro costados. Cosas tan sencillas como comprar un simple medicamento para el cuidado de tu bebé, se convierte en una auténtica cruzada, despojándote de tu lado más civilizado cayendo en el hurto a la desesperada.
Poco a poco, la inquietud va mutando en pesadilla. Los vándalos aprovechan para el saqueo sistemático. Un paradigmático barrio residencial, de esos con jardincito y banderita, se convierte en una perita en dulce para el crimen. Robar, asesinar. ¿Qué tipo de civilización hemos creado? Cae la luz y te adentras, de golpe y porrazo, en las tinieblas. La solidaridad, ayuda al prójimo y cooperación se pierden, sutituyéndose por el egoísmo, la maldad y la competencia por la ¿supervivencia?
Película que incita a la reflexión, sobre todo, en clave estadounidense, acerca del sistema sobre el que vertebran sus vidas. Koepp pone el dedo en la llaga y se divierte (o encabrona) de lo lindo a través del supuesto ficticio del que parte y sus nefastas consecuencias. Tensa película que únicamente cojea un tanto cuando trata de herir con ese triángulo sentimental alimentado por unos egos, fraternales o no, contrapuestos. Con todo, lograda.
Todas las debilidades, todos los miedos de la sociedad en que vivimos quedan al descubierto en esta soberbia cinta del excelente guionista David Koepp, embarcado aquí en su opera prima como director. La película se inicia con una secuencia espléndida, que sienta las bases de todo el posterior desarrollo del film, donde se incide en las consecuencias imprevisibles del más banal de nuestros actos, y se muestra como la ira es una enfermedad contagiosa que se propaga con más rapidez que cualquier otra, excepto el miedo.
Y es precisamente el miedo al otro, al prójimo, el motor que mueve a todos los personajes a lo largo del filme, convirtiéndolos en animales salvajes preocupados sólo en defender su camada. Koepp realiza un magnífico estudio psicológico de los protagonistas, que van cediendo paulatinamente a sus instintos primarios, conforme se ven obligados por las circunstancias, y, aunque deja finalmente una puerta abierta a la esperanza, su radiografía de la sociedad no puede ser más descorazonadora…, y certera.
Aunque el trío principal brilla a gran altura, merece destacarse la extraordinaria interpretación de MacLachlan, un actor injustamente olvidado que expresa en esta película mejor que ningún otro la degradación que sufre el hombre civilizado cuando se enfrenta a situaciones límites, a lo desconocido, cuando cada persona puede ser una amenaza. Sin embargo, su personaje sigue manteniendo la confianza en la humanidad, y es el único que mantiene algo de moralidad en un mundo que se desmorona.
Si partimos de esta premisa, tenemos que decir que David Koepp hace un trabajo correcto.
Pero qué digo, más que correcto. Algunos tachan a esta película como telefilme de sobremesa del domingo. Por favor, revisad vuestra percepción y decidme en cuántos telefilmes véis un plano secuencia inicial como el de esta película.
Cierto es que el efecto gatillo es de esos filmes que tienden a envejecer rápidamente. Los noventa no son la mejor época del mundo de la cinematografía y en ese sentido se nota la falta de creación atemporal. Quiero decir, es un película con fecha de caducidad. Y la música, a pesar de ser de James Newton Howard, se tambalea como un flan.
En el conjunto del film falta seguridad, es cierto. También lo es que acaba y uno se pregunta, ¿para qué? ¿Para qué esta trama? ¿Para qué esta sucesión de hechos? Pero tengamos en cuenta una vez más que es una ópera prima. A mi juicio, el guionista comienza un buen tema sin llegar a ningún sitio. Simplemente cuenta eventos.
Quédense con eso. Disfruten, no esperen nada a cambio, pero este es un mensaje que doy siempre. No esperes nada. Siéntate,…y a ver qué te cuentan.
-El argumento que en un principio nos propone David Koepp es más que interesante y crea una serie de expectativas que conforme avanza el metraje no se cumplen. Lo que podría haber sido un angustioso thriller se convierte en un drama supuestamente complejo en el que pocas cosas encajan y nada es como debería ser. La trama está llevada en todo momento con un ritmo bastante lento, presentándonos poco a poco a los personajes para que veamos sus debilidades. Dicho recurso me parece algo prescindible, ya que Koepp utiliza más de medio metraje del film para contárnoslo y al final acaba aburriendo con escenas bastante prescindibles y que no aportan demasiado a lo ya visto y a lo que nos queda por ver. El resultado es pues, una cinta claramente fallida que expone las debilidades de Koepp a la hora de ponerse frente a la dirección de un filme. No obstante, la película en su conjunto acaba resultando concisa y contundente.
En lo referente a la intepretciones, Kyle MacLachlan, Elisabeth Shue y Dermot Mulroney llevan perfectamente el peso del protagonismo del filme, con pocos secundarios de fondo. Los tres consiguen elevar su interpretación a un buen nivel y conseguir unos personajes creíbles y cercanos. En cuanto al guión, David Koepp siempre ha demostrado ser un buen guionista de cine y no iba a ser menos teniendo su propio filme entre sus manos. Aunque los diálogos sean buenos, su forma de ir contando la trama fracasa.
En resumen, un drama con un interesante planteamiento pero que al final acaba engañándonos tras la absoluta falta de suspense en el film y acaba por decepcionar. No obstante, a pesar de sus fallos, el film pasa y se deja ver sin más. Pasable.
·LO MEJOR: el guión de Koepp.
·LO PEOR: la historia está muy mal contada.