The Tour
Sinopsis de la película
Año 1993, el peor momento de la guerra en Bosnia-Herzegovina. Un grupo de actores de Belgrado, ignorantes del lío en que van a meterse, deciden ganar un dinero rápido saliendo de gira por la Krajina serbia. Pronto se encuentran en el corazón de una guerra sangrienta, pasando de un frente a otro, de un ejército a otro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Turneja
- Año: 2008
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
6.7
40 valoraciones en total
Llevaba mucho tiempo detrás de está película. Y por fin acabó en mis manos, no me ha defraudado en absoluto.
La idea de partida es cuanto menos interesante: un grupo de actores de Belgrado, antaño el orgullo de la representación yugoslava, hoy viejos borrachos y damas que sueñan con días mejores, se van de gira por el sur de Croacia en el peor momento de la guerra.
Lo que más se le puede achacar al filme es el poco desarrollo de los personajes, con simples pinceladas para definirlos. Pero posiblemente el guión juegue a que lo interesante no sean los personajes que llevan la historia, sino a quienes se van encontrando por el camino.
El director del filme hace una apuesta clara por denunciar el conflicto, pero donde más se arriesga, y donde mayor gloria recibe, es en mostrar esa guerra dentro de la guerra de todos los bandos, como el ejercito serbio se desintegra y casi se mata entre ellos, con los ultra nacionalistas y sus Chetniks totalmente locos por un lado y el ejercito profesional por el otro. Y no es que deje en buen lugar a los segundos, pero es que comparado con los primeros casi parecen angelitos. Y nos muestra a esos musulmanes que se matan entre ellos, con el permiso de serbios y croatas.
Y nuestros protagonistas van conociendo el horror de una guerra que sonaba muy lejana en Belgrado, y se horrorizan y les es imposible posicionarse con ningún bando, porque solo ven crueldad y terror en todos los ojos que contemplan. Lo único que pueden hacer es actuar, pero nadie les hace ya caso. Solo actúan para ellos mismos, porque es lo único que saben hacer y como forma de salvar el pellejo. Cantan y bailan, pero a su alrededor, nadie observa. Piden clemencia y piedad. Da lo mismo, nadie escucha.
El tono de la película bascula entre el humor negro y el drama. En cualquier momento la situación puede cambiar.
Además, tiene dos escenas que me siguen pareciendo memorables, una de ellas es la situación de las minas, divertida al principio para terminar con los pelos de punta. La segunda es la conversación final con los musulmanes (posiblemente los menos mal parados de toda la historia).
Un detalle que se nos escapa en estas latitudes sobre la guerra de Yugoslavia es que los serbios de la Krajina eran, para los serbios de Belgrado, vlasi. Un término como el italiano terrone para los napolitanos. Una consideración despectiva y clasista. En Turneja, un grupo de artistas venidos a menos, necesitados de liquidez, deciden ir a trabajar el frente de la Krajina, lugar donde la gente está bebiendose la sangre de los enemigos, según ellos mismos anticipan. Digamos que estos bohemios cultos de la capital se remangan, contra su voluntad, para sacar unas perras en tiempos de vacas flacas yendo a actuar para lo que consideran unos paletos.
El resultado es una especie de safari, en un autobús, por los sucesivos frentes en Croacia y Bosnia. De esta manera conocerán de primera mano a cada bando, que no son pocos: militares serbios federales antes comunistas ahora más serbios que nadie enfrentados a los chetniks, otrora enemigos de los comunistas, auténticos serbios de toda la vida, que se desesperan por la brutalidad de los comandos paramilitares llegados de Belgrado.
Para sorpresa de los actores, en el enemigo las cosas no son muy diferentes, y los musulmanes también se matan entre ellos. Un cuadro desolador en clave de comedia deprimente.
Precisamente de esto es de lo que habla la película, entendiendo guerra total como aquella que no distingue entre combatientes y civiles, como aquella que considera una amenaza potencial a todo ser que respira. Nos encontramos en 1993, en plena guerra de los Balcanes y a una compañía de teatro se le va a ofrecer la oportunidad de trabajar en la Krajina serbia a cambio del pago en moneda extranjera. La situación en la región es complicada: se trata de un saliente del territorio controlado por los serbios que penetra profundamente en territorio croata: allí se beben la sangre del otro , dirá uno de los protagonistas. Realmente es una zona muy expuesta y parece una temeridad abandonar la seguridad de la retaguardia en Belgrado para adentrarse en lo desconocido. Sin embargo pronto se replantearán la situación desde otro prisma y, finalmente, se lanzarán a la aventura bajo la esperenza de que Nos recibirán como hermanos . De este modo, a lo largo de la película vamos a observar el sentido de una guerra en la que la simbiosis entre cultura, política y violencia modeló profundamente las mentalidades, las ideas, los marcos de referencia y las prácticas de las personas. Veremos, como afirma Traverso, como la guerra civil tiene su lógica, y sus leyes propias se imponen fatalmente a todos los individuos envueltos en la vorágine de acontecimientos. Sin lugar a dudas estamos ante una obra admirable del maestro Markovic que una vez más nos muestra la variedad de interpretaciones y puestas en escena que el cine balcánico ha llevado a cabo en torno a la guerra que desgarró la Antigua Yugoslavia. Para el que la conozca, sin lugar a dudas, se puede decir que ¡Ay, Carmela! de Saura guarda no pocos paralelismos con Turneja en el modo de enfocar la guerra.
Desde el primer momento vemos que estamos ante un peculiar grupo de individuos, la mayor parte de ellos outsiders que escapan a los eslóganes y manipulaciones de los medios de comunicación controlados por el régimen de Milosevic. De hecho, el día de la partida el día 12 de diciembre de 1993, la voluble Sonja no soportará las canciones patrióticas emitidas por la radio. Y poco después veremos la paranoia antimusulmana instalada entre los serbios, más basada en la pura ignorancia que en la posesión de un aparato argumentativo lógico. En el primer control de carreteras el soldado al mando preguntará: ¿Algún musulmán? , No, todos serbios , Jawaharlal… , Aquí no hay nadie con ese nombre , Jawaharlal , insiste, Si se refiere a Jawaharlal Nehru esa es mi calle en Belgrado . El oficial al mando del control los dejará pasar visiblemente contrariado.