The Split (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2018-). 2 temporadas. 12 episodios. La reputada abogada especializada en divorcios Hannah (Nicola Walker) abandona el bufete de su familia cuando su propia madre, Ruth (Deborah Findlay), rechaza su promoción. Hannah comienza a trabajar entonces para una firma rival.
La BBC renovó por una tercera y última temporada.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Split (TV Series)
- Año: 2018
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
6.7
38 valoraciones en total
*Una familia de abogadas
La familia Defoe tiene una particularidad. La madre, Ruth, (Deborah Findley) y dos de sus hijas, Hannah (Nicola Walker) y Nina (Annabel Scholey), se dedican al derecho matrimonialista en un bufete familiar de larga tradición. La tercera hija, Rose (Fiona Button), es la única que no sigue sus pasos. Dado que el marido de Ruth las abandonó hace treinta años, podemos decir que forman, lazos familiares aparte, un pequeño grupo femenino en un mundo, como muchos otros, donde el mayor poder recae en los hombres.
En The Split las relaciones interpersonales distan mucho de ser perfectas, lo que incluye al clan Defoe. Hannah, cuya promoción se ve obstaculizada por su propia madre, decide abandonar el bufete familiar e ingresar en Noble & Hale, uno de mayor tamaño. La premisa de The Split, parece que se va a fundamentar en una trama de empoderamiento femenino donde las abogadas tendrán que hacerse valer en un entorno sumamente hostil. Y, efectivamente, en parte es así. Pero la mirada de la serie es más amplia.
La esencia de The Split está compuesta por una reflexión sobre las relaciones. Relaciones en el sentido más amplio del término: amorosas, profesionales, familiares… El derecho de familia implica ver momentos muy duros y tener cierto conocimiento directo sobre divorcios y separaciones. Sin embargo, como veremos, no es fácil aplicarse las lecciones de un oficio cuando el material que manejas es el de tu propia familia.
*Pequeño muestrario de relaciones al límite
En The Split casi todas las relaciones habidas necesitan enderezarse para sobrevivir. Hannah tendrá que lidiar con el despecho de madre y también, aunque algo menos, con el de sus hermanas. Rose, la hermana pequeña, que está casi en vísperas de su boda, tendrá un encontronazo con su prometido James (Rudi Dharmalingam) que pondrá en serie peligro el casamiento. Nina va dando tumbos en sus relaciones con los hombres y no consigue la estabilidad que ansía.
Otra de las relaciones fundamentales será paterno-filial, además de amorosa. Oscar, el marido de Ruth, y padre de las hermanas Defoe vuelve a aparecer después de treinta años, produciendo un profundo desasosiego. Todo ello forma un fardo demasiado pesado que afecta particularmente a Hannah, a través de la cual vemos todos los conflictos de los Defoe. No obstante, ella misma se ve implicada en una delicada situación que podría afectar a su matrimonio con Nathan (Stephen Mangan).
En el nuevo bufete donde trabaja Hannah, tendrá como compañero a Christie (Barry Atsma) un antiguo conocido con el que tuvo un serio escarceo antes de casarse. Pronto se evidencia que, de algún modo, sigue habiendo atracción entre ellos. No mejora la situación, que Hannah descubre cosas sobre Nathan que no podía sospechar. Y es que los secretos son un parte fundamental de The Split.
*Nada es tan simple
A pesar de su brevedad, seis episodios de unos 50 minutos, en The Split menudean los secretos y los giros inesperados. De hecho casi ninguna de las primeras impresiones que tenemos inicialmente sobre los personajes permanece incólume. Este afloramiento de ocultaciones, afortunadamente, se mantiene lejos de ser un culebrón desustanciado. Para empezar, porque los conflictos y los giros se presentan con inteligencia. Se puede comprobar estando atentos a los diálogos, sutiles, irónicos y cortantes. También es destacado el dibujo de los personajes, complejos más allá de unas apariencias que se acaban desmoronando.
En realidad el dilema que plantea The Split tiene que ver con todos los pecados que van acumulando los dos miembros de la pareja, y si llegado el momento merece la pena continuar con una relación, o es mejor hacer tabula rasa y abandonar. Una convergencia de eventos, un tanto rocambolesca a veces, hace que muchos de los personajes principales tengan que plantearse esta cuestión. De tal modo, que el fueron felices y comieron perdices, no se aplica en The split. En realidad, da una imagen algo fatalista de las relaciones humanas.
Y el mayor mérito de The Split es que estos vaivenes emocionales nos importan. Las situaciones no son particularmente novedosas (dudas antes de una boda, un padre que vuelve tras muchos años, cenas familiares que acaban como el rosario de la aurora), pero están escritas con una sensibilidad inteligente, que hace que nos tomemos interés en los avatares de los personajes. Acaso haya algún exceso melodramático aquí y allá, pero en general es una excepción.
*Los Defoe y sus tribulaciones
El buen tono de The Split también se puede explicar por las sólidas actuaciones. Ayudan a hacer creíbles y cercanas las tramas, que en algún momento parecen tener alguna pirueta de más. Nicola Walker está estupenda es su papel de Hannah, una corajuda mujer que debe replantearse demasiadas decisiones vitales y laborales. No es poca cosa lidiar con un padre reencontrado, un antiguo amor aún no extinguido, y un cambio brutal en su relación conyugal. Su actuación, la mejor de la serie, es contenida y dolorosa. Con alguna licencia vehemente de vez en cuando.
Las otras dos hermanas Defoe (Annabel Scholey y Fiona Button) se ajustan como un guante a los roles de vida algo disoluta, e ingenuidad. Otro rol fuerte es el de la madre del clan (Deborah Findley), caracterizada por una firmeza que fácilmente se puede confundir con antipatía. Es un personaje complejo con muchas aristas que ofrecer. Los personajes masculinos, si bien van un poco a remolque, tienen un papel importante, más vulnerable (que no virtuoso) de lo que cabe esperar. Buen trabajo de Stephen Mangan y Barry Atsman.
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Escrito por Mariano González
Más compleja y realista que la mayoría, se atreve a disertar de una forma muy particular sobre las luces y las sombras de las relaciones familiares y, en menor medida, de las amorosas. Una serie muy femenina sin ser feminista en un sentido ideológico, salvo porque sus personajes masculinos aparecen algo desdibujados, carentes de fuerza o complejidad. Sus 4 protagonistas principales, una madre y sus tres hijas (a las que ha criado sola), lidian con sus fantasmas infantiles, con su dificultad para entender y enderezar sus propios sentimientos, para seguir los complejos dictados de su corazón y crear relaciones afectivas satisfactorias. Y también con la confrontación laboral que mantienen, ya que la hija mayor ha dejado el bufete familiar, dedicado a los divorcios y a los acuerdos prematrimoniales, para pasarse a la competencia.
Los personajes femeninos, muy diferentes entre sí, están muy bien construidos, lo mismo que las relaciones que mantienen, todo gracias a un guión ambicioso y con bastante carga de profundidad. Con diálogos brillantes, se centra en la complejidad de los sentimientos, sobre todo cuando los del pasado rivalizan con los del presente. Todo con un ritmo ágil y con distintas e imaginativas tramas que enriquecen su desarrollo narrativo, haciéndolo ameno y entretenido.
Técnica e interpretativamente también es notable, en la línea de la excelente escuela británica, por lo que se acaba consumiendo con mucha facilidad.
Pese a sus numerosas virtudes, su fuerza decae al final (1 temporada), dónde se desnaturaliza y se muestra demasiado complaciente con los traumas familiares, timorata, incluso almibarada, carente de verdadero contenido dramático, sin la sal y pimienta que sus personajes y la historia reclamaban.