The Savage Eye
Sinopsis de la película
Historia a la manera del cinéma verité sobre una mujer divorciada que intenta empezar una nueva vida en Los Angeles. El film captura la vida en la calle a finales de los cincuenta: los bares, los escaparates, los salones de belleza y, sobre todo, la gente.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Savage Eye
- Año: 1960
- Duración: 68
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Opinión de la crítica
Película
7.2
66 valoraciones en total
Sin duda, una de las experiencias más bizarras que haya acometido el cine, una inmensa novedad en el momento de su estreno y un producto, ni documental ni ficción sino todo lo contrario, que conserva, intacta, toda su capacidad de asombrar y conmover, sesenta años después. Detrás de la proeza, tres codirectores, Joseph Strick, Sidney Mayers y Ben Maddow (este último, puede que el de mayor relativa celebridad de todos ellos, por su probado buen oficio de guionista, implicado en películas del calibre de La jungla de asfalto , Johnny Guitar o Intruder in the Dust ).
¿Qué ocurre con las vidas de esa gente, ya entrada en ciertos años, que, por separación o viudez, se encuentra súbitamente con una existencia nueva que debe combinar la extrema soledad y las redescubiertas posibilidades de ejercer una ilusoria libertad plena en medio del anonimato garantizado de una ciudad enorme, como Los Angeles? Ese es el cañamazo argumental, centrado en una mujer llamada Judith (Barbara Baxley), a punto de inaugurar su vida de divorciada y que nos es presentada llegando, sin compañía ni nadie en su espera, al aeropuerto, en abierto contraste con las afectuosas escenas de reencuentro que protagonizan otros viajeros. A partir de ese momento, Judith no dejará de ser interpelada y responder a la incansable voz interior, masculina, de una especie de mezcla entre observador implacable y entidad divina, que la acompaña a todos los lugares por los que deambula en el curso del fascinante relato. Lugares muy de cine negro: en el mismo decorado urbano que hemos visto en tantas películas, pero despojado de gángsteres, detectives o mujeres fatales. Quedan los antros, los cubículos para el juego o el amago de socialización sin compromiso, las carreteras, los hospitales, los templos de catarsis dominguera, las aceras, los apartamentos desolados y la cama donde lagrimear o recibir algún tipo de compañía de desahogo y posterior mala conciencia.
Esta peculiar ficción equilibra maravillosamente el deambular de Judith, entre Ulysses y Taxi Driver , con un envoltorio de planos laboriosamente conseguidos durante años (se supone que con cámara oculta) por los realizadores (parece que fundamentalmente Strick) y varios directores de fotografía, entre los que figura Haskell Wexler, aprovechando los fines de semana, a lo Pepi, Luci, Bom , pero con un acabado formal de irreprochable profesionalidad. Asombrosa la belleza estética que adquiere el conjunto a través de la dedicación a seleccionar rostros anónimos y personas en esparcimiento cutre, aburriéndose, ilusionados, delirando, cayendo heridos y siendo recogidos por el coche escoba policial o por la ambulancia.Es un cinema verité sin precedentes ni consecuentes. Aunque anuncie por igual a Cassavetes y a Scorsese.
No voy a entrar en lo que a innovación y experimentación tuvo este film, está claro que su media andadura entre la ficción dramática y el documental supone una mirada no se si salvaje, pero si al menos curiosa. Pero el caso es que la pelicula, como tal, no acaba de convencer. El pretendido recorrido de la protagonista, una mujer divorciada, por la ciudad de Los Angeles, como metafora de los circulos del infierno, solo nos deja una sordida impresión sobre dicha ciudad, muy distinta a la que el cine nos tiene acostumbrado. No exagero cuando digo que esta pelicula ha llegado a crearme un alto desasosiego, aun más horas despues de verla.
Pero como he adelantado al principio, el problema es que la película no acaba de convencer. La abstracción del argumento es muy desequilibrada y la conversación entre la protagonista y la omnipresente voz en off del angel guardian, Dios o poeta, nos brinda solo alguna escasa frase de interés. Es por eso que al final el mayor valor que encuentro en esta cinta es la mirada que se proyecta sobre Los Angeles, conseguida a base de imagenes rodadas sin permiso y a modo de documental a lo largo de cuatro años. No creo que lo salvaje sea la mirada, sino esa propia ciudad capaz de desquiciar a cualquiera. Y si no, vean la pelicula.