The Old Man & the Gun
Sinopsis de la película
Narra una historia real, la de Forrest Tucker, un ladrón de bancos que pasó la mayor parte de su vida en la cárcel o intentando escapar de ella. De hecho, logró fugarse en 18 ocasiones y cometió su último atraco en el año 2000 cuando tenía 80 años.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Old Man and the Gun
- Año: 2018
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.1
49 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Augustine Frizzell
- Barlow Jacobs
- Casey Affleck
- Christine Dye
- Danny Glover
- Elisabeth Moss
- Gene Jones
- Isiah Whitlock Jr.
- James Siderits
- John David Washington
- Jordan Trovillion
- Keith Carradine
- Kevin McClatchy
- Leah Roberts
- Patrick Newall
- Robert Longstreet
- Robert Redford
- Sissy Spacek
- Tika Sumpter
- Toby Halbrooks
- Todd Terry
- Tom Waits
Esta es una cinta anti muchas cosas. Anti-hoy, época nuestra de desatino, falta de educación, grandes dificultades para encontrar una pasión absorbente en la vida o problemas para reflexionar. Así y contrariamente, el protagonista del film, Forrest Tucker, ladrón de bancos, es un hombre pulcro, correcto, apasionado por robar y evadirse de la cárcel cuando lo pescan. O sea, es educado, es vocacional y es juicioso. Además, hay igualmente otro aspecto en la peli que choca con el mundo actual donde los viejos ni roban ni nada de nada, porque no cuentan, no existen, son ‘invisibles’ socialmente. Aquí es todo lo contrario, Tucker y amigos viejetes forman la llamada ‘banda de los carrozas’, fichados y perseguidos, aunque sea por la justicia, pero hay alguien que los tiene en consideración. Nuestro personaje sabe de dónde viene y a dónde quiere ir. Es el la glorificación de lo más criminal pero que, al ser Forrest tan cordial y desinteresado, está por encima del asesino cruel, que no lo es.
Y es curioso porque no hace mucho tuve oportunidad de ver fuera de España, en Argentina concretamente, el film Te Mule (2018), aún no estrenada en España, donde un Eastwood de ochenta y muchos interpreta un rol igualmente verídico, de un anciano pintoresco que se vio obligado a realizar un trabajo fuera de la Ley, acosado como estaba por los Bancos y sin remuneración para subsistir y todo eso. Parece que a los viejos de Hollywood les ha gustado esto de la ‘sociopatía’, pero una antisocialidad entrañable y digerible.
El director David Lowery, con un guión suyo, adaptación de un artículo del periodista David Grann sobre la historia del impenitente ladrón de Bancos Forrest Tucker, consigue tejer una historia agradable, inteligente, delicada y simpática, con momentos sin duda exagerados y conjugando otros instantes de romance con el sabor agridulce de las cosas de la vida. Así es el planteamiento de cinta sobre incansable y gentil atracador que nunca hirió a nadie, y que incluso encuentra un amor otoñal con una mujer interpretada con solvencia por Sissy Spacek.
El reparto y la película están obviamente sostenidos por un Robert Redford que es ya un icono, uno de los actores más solventes de la historia del cine norteamericano junto. Redford, rostro surcado por el tiempo, broncíneo, limpio en su mirada azul, con aspecto de hombre sabio, se despide a lo grande, sin aspavientos, haciendo lo difícil fácil. Junto a él una Sissy Spacek con quien protagoniza escenas románticas muy bellas e intensas. Y entre tanto poderío no hay que olvidar la meritoria interpretación de Casey Affleck como el policía obsesionado e incluso encariñado con el asaltante ‘carroza’.
La película es Robert Redford, no sólo actor o cineasta en su más amplia expresión de director, productor, etc., sino que él mismo es el elemento sustancial que da sentido cabal al relato. Lo queramos o no, muchos hemos ido a ver esta película por ser el adiós de un actor para la eternidad, un actor que ha interpretado y dirigido grandes películas y que, ese es el quid de los grandes, tiene sintonía con la cámara y llena pantalla.
La cinta, a pesar de su tintura nostálgica, los adioses y todo eso, no renuncia al sentido del humor, que es un recurso muy importante de este testamento cinematográfico.
También creo ajustado decir que esta obra destila el aroma del cine independiente, del que Redford fue un gran defensor y todo un emblema para directores de este corte a través del Sundance Film Institute, el organismo creado en los años ochenta para apoyar a nuevos directores. No sólo la película desprende esa esencia, sino que debe servir de ocasión para felicitar y felicitarnos por este actor que a lo largo de su vida, lejos de adormecerse en su fama y su esplendor, no dejó de trabajar por y para el Séptimo Arte.
En resolución, la película cumple a modo de perfecto broche final de la carrera de Redford. Lowery no sólo volvió a ver las películas más emblemáticas del actor antes de rodar esta, sino que llega a incluir imágenes de archivo de otras películas suyas para recrear los atracos del viejo Redford, escenas de títulos como La jauría humana entre otros.
Bye viejo amigo. Esperamos los aficionados al cine que este cortarte la coleta, haya sido una ocurrencia que tiene margen para ser corregida, para que te volvamos a ver de nuevo.
Tal vez Robert Redford haya finalizado su carrera como actor efectuando la película más autobiográfica de su carrera.
Aunque sea simbólicamente.
Hechos:
Robert Redford es, en The old man and the gun, Forrest Tucker, un ladrón de bancos que casi llega a los ochenta años (aunque en la película digan setenta y cuatro. Todos sabemos tu edad, Robert). Es decir, Robert roba. Y engaña, oculta, esconde, hasta se disfraza. ¿Acaso no es lo que ha venido el bueno de Redford, no sólo aquí, sino desde sus inicios: actuar, ser otra persona, disfrazarse de mil y un personajes variopintos pero rubios? Visto desde otro prisma: ¿acaso el bueno y el guapo de Robert (nunca fue malo, ni asaltando bancos, y que se muera el feo) no nos ha conquistado, robado y usurpado corazones en cada plano de sus historias (Robert no protagonizaba películas, protagonizaba historias)? Que diga si no Sissy Spacek, su última víctima. O, mira, Meryl.
Autobiográfica ya no simbólicamente: si Robert roba, pues ahí están El golpe, Sneakers, Un diamante al rojo vivo (si se me permite la licencia y no miro a nadie, El candidato), ¿Una proposiciòn indecente?. Y también huye, hacia adelante y de las prisiones, porque el hobby de Forrest después del robo es volver a robar tras fugarse de las cárceles. Aquí ya la película, de la cual evidentemente es el productor, entra en un guiño-coña-bucle absoluto: Brubaker, La jauría humana, La última fortaleza, Spy Game, El valle del fugitivo, Sundance Kid… ¡Corre, Forrest, corre!
Y Robert además sabe dibujar caballos. Sonríe con sorna y/o educadamente, aunque no susurre.
Ah, pero ahí estriba la diferencia. Al contrario de cómo robaba y huía en todas aquellas películas de antaño, hogaño The old man Smiles. A quien roba a un ladrón le entra la sonrisa en la boca. Y si encima es tu última interpretación, pues ya suena a sonrisa-suspiro.
Quizá por eso sea todo la gran coña, la gran película aglutinadora.
(Paréntesis número 1: ¿Soy el único (y si es así ya lo digo: soy el único) que piensa que el papel que hace Casey Affleck fue subastado también para Mark Ruffalo? ¿Alguien dice me too?).
(Paréntesis número 2: dos peros cinematográficos: el final quizá se alargue y que no salga más Sissy Spacek).
Acaso pues sea tu edad de lo único de lo que podamos estar seguros, pero en definitiva… ¿nos han estado engañando o no todo este tiempo y nos has estado contando, Robert, una sarta de pamplinas tipo si hago películas para financiar Sundance ? Robert, queremos la verdad. Porque para rematarlo, lo que cuentan en la película es una historia real.
Habla ahora o sonríe para siempre. A mí al menos cuando entras en el último banco la sonrisa me la dibujas.
El Sr Redford declara que como actor será su última película, y hay cierta curiosidad para ver cómo se despide. Porque Robert es un mito como pocos. Prácticamente, con dos películas: Dos hombres y un destino (de dónde partió el nombre de su festival de cine Sundance) y El golpe, ya selló su fama imperecedera, luego por supuesto tiene más éxitos. Hay actores que con más trabajos y que los ves hasta en la sopa, jamás llegarán tan arriba ni por asomo y eso es porque el Sr Redford tiene algo muy importante: clase. ¿Qué pasa con The Old Man and the Gun? Que no parece la mejor elección para su despedida.
He visto la película y os aviso, no paguéis por ir a verla. Es evidente que cómo despedida quiere crear un romanticismo que emotive, envuelva, y quede en el recuerdo, pero el personaje elegido no cala ni gota, es un hombre que debe partir por última vez, su última andadura y, desprendiéndose de recuerdos y memorias, quiere revivir experiencias plenas con aplomo y sabiduría, negándose a abandonar sin dar guerra. Por desgracia, nada nos dice de eso, el film se queda en simplonas anécdotas que no valen un pimiento, ni tienen gracia ni nos hacen sonreír tiernamente. Porque los pasajes son inverosímiles, acomodados desde los cimientos para llegar a la sensibilidad que pretende. No se puede dotar a un tipo que se dedica a robar bancos de cierto aire caballeresco, de buen corazón, adorable y noble, que te enamore con su sonrisa, porque no nos dice nada de corazón, no nos demuestra su sabiduría ni su vida, ni su generosidad, no la de pagar algo a alguien con dinero robado, sino la generosidad del corazón, la de su manera de ser, la que llegue al espectador. También de Dillinger decían que era un tío apuesto y se ganó la simpatía de parte de la población, pero cuando le vieron dispararon a matar a la primera porque en realidad, nadie se lo quería encontrar de frente.
Han acomodado la figura de un ladrón con un buen historial en fugas para que fuera la despedida de un Grande del Cine, y me parece que esa intención no ha funcionado porque este ladrón, como persona o personaje, no da la talla y sobre todo, porque ha faltado la razón básica para sentirle como alguien a recordar.
Por otra lado, la película está bien narrada, es increíble que estando continuamente a un milímetro del tedio absoluto, se mantenga en una línea soportable en la que te muestras indulgente, ves las buenas intenciones y te callas el sentir poderoso de gritar: ¡Vaya mierda de cuento! Tal vez gracias a la presencia de Casey Affleck, que con su pinta, sus poses, su serenidad, su sonrisa, su peinado y su bigote, parece que ha querido tomar el relevo adoptando la imagen del mito, y eso que la familia que presenta es la clásica familia modelo empalagosa americana que siempre nos colocan estos tíos y que no cuela, al menos para mí. Buen papel, sin más, buen papel por el buen trabajo, pero sin sobresaliente por lo escaso a ofrecer. Lo tienes muy difícil, Casey, llegar a ser un ídolo es tarea casi imposible, como mínimo tenías que haber enamorado a esa mujer que tuvo una granja en África, al pie de las colinas… O haber pertenecido a la banda del desfiladero… Ése sí que fue el atracador de bancos más recordado… y gracias a Redford, no éste.
¿Nos encontramos ante una muy buena película?, desde mi punto de vista no, sin embargo, si creo es una película muy recomendable porque es un film magistralmente dotado de ese romanticismo agridulce que nos proporciona la adversidad. Es bien sabido que los productores y directores se pasan media vida buscando la historia adecuada para convertirla en un éxito cinematográfico y David Lowery, Guionista y director debió pensar que había dado con ella cuando leyó el artículo publicado por el periodista David Grann en la revista The New Yorker que narraba las peripecias de un atracador que pasó toda su vida robando bancos y entrando y saliendo de la cárcel, unas veces cumpliendo condena y otras fugándose y que además tuvo esposas e hijos, siendo eso posible gracias que no pegó un solo tiro a nadie, ni perdió la sonrisa y el porte de caballero.
Visto simplemente así ya es deseable, pero si añadimos la buena y quizá última interpretación de uno de los galanes más atractivos del cine norteamericano ya está justificado lo que dije en cuanto a que es muy recomendable.
Una película muy sencilla y agradable de ver. El final de la carrera como actor de Robert Redford, que interpreta a Forrest Tucker, un ladrón de bancos.
Un rol que conoce bien, uno de sus primeros papeles en el cine fue de fugitivo (La jauría humana) y algunos de los papeles que le encumbraron fueron de ladrón o forajido (El golpe y Dos hombres y un destino, junto a Paul Newman) y el concepto de alguien que vive fuera de cualquier norma o convencionalismo es algo recurrente para el (Las aventuras de Jeremiah Johnson).
El film, pausado y tranquilo, no oculta en ningún momento lo que es, la despedida del carismático actor, y un vehículo para simplemente, hablar de vivir, de aprovechar el momento, de hacer aquello que nos hace felices en lugar de esperar a que algo nos suceda. Una despedida agradable y fácil de apreciar para todos los que conozcan su trayectoria.