The Mysterious Island
Sinopsis de la película
En una isla volcánica cercana al reino de Hetvia gobierna el bondadoso conde Dakkar, líder y científico que ha eliminado las distinciones de clase entre los habitantes de la isla. Dakkar, su hija y el novio de ésta, el ingeniero Nicolai Roget, han diseñado un submarino que Roget pilota en su viaje inicial, justo antes de que la isla sea sojuzgada por el barón Falon, despótico regente de Hetvia. Falon persigue a Roget en un segundo submarino, y las dos embarcaciones descubren una tierra extraña poblada por dragones, calamares gigantes y una extraña raza humana jamás descubierta.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mysterious Island
- Año: 1929
- Duración: 95
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Recuerdo que de niño, volviendo a casa de noche, mis padres pusieron la tele, y en la cadena UHF, la 2, estaban emitiendo una película que me dejó cautivado por la extrañeza de sus imágenes: unos seres humanoides, parecido a termitas, rodeando lo que pensaba que eran naves espaciales, luego descubrí que eran submarinos, en un filme que era mudo, aunque tenía una música sugerente. Vi sus últimos quince minutos y siempre quise verla entera. Por fin.
Fascinante y olvidada película. su propia génesis sería objeto de un filme. Nació a finales del cine mudo y sus continuos retrasos, por temas creativos, hizo que viviera la explosión del cine sonoro, así que tuvieron que añadir escenas con diálogos, voces y música, sustituyendo a Walter Oland, el original Falon, por Montagu Love, a causa de su marcado acento escandinavo. Aunque lleva el título de la novela de Julio Verne, no tiene nada que ver con ella, salvo el nombre del protagonista, Dokkar, que era el nombre original del Capitán Nemo, y los submarinos, y poco más. Aquí Dokkar es eslavo, ni asomo de ser un principe hindú.
Lo fascinante de la película es su puesta en escena. Sus diseños, cercanos al expresionismo alemán, con las instalaciones y tecnología de los submarinos, más próximos a los filmes de anticipación de Fritz Lang o incluso al steampunk más auténtico. Unas escafandras autónomas parecidas a trajes espaciales. Rusos en unos astilleros, martillos y fuego junto a maquinaria fantástica. Unos vidrios pintados mostrándonos una isla realmente misteriosa. Y luego está el diseño del fondo del mar, de sus asombrosos peligros, lovecraftianos, de la ciudad de los humanoides y de los propios seres del abismo, tan fascinantes, en escenas que en parte se rodaron bajo el agua o bien usaron algún tipo de filtro, con un inteligente empleo de superposiciones y maquetas.
En cuanto al trabajo actoral, Lionel Barrymore se apodera de todas las escenas en las que aparece. Suya es la película.
Merece la pena descubrir este filme, con una puesta en escena, deliciosamente obsoleta y sin embargo, tan atrayente. Una ventana a un mundo alienígena.