The Monuments Men
Sinopsis de la película
A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía orden de destruirlas en cuanto el Reich cayera. Pero aquellos hombres, en una carrera contrarreloj, arriesgaron sus vidas para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Monuments Men aka
- Año: 2014
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
5.2
46 valoraciones en total
Cuando una película se retrasa varios meses, como es el caso de un proyecto tan sonado como Monuments Men, siempre saltan todas las alarmas. Algunas veces las sospechas de que el proyecto se ha derrumbado son ciertas, como ocurrió con Gangster Squad, y en otras ocasiones las alarmas eran precipitadas y sí que resulta una buena cinta finalmente, como El gran Gatsby. En mi opinión, Monuments Men se encontraría en el primer grupo ya que lo que hace un tiempo parecía un proyecto de lo más interesante en el cine no lo ha sido tanto. Esto ha quedado demostrado en el Festival de Berlín, por donde la película de Clooney ha pasado con más pena que gloria.
El film se centra en la labor de los Monuments Men, un grupo de expertos en arte que son reclutados para salvar la mayor cantidad posible de obras de las garras del bando nazi durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. El grupo está liderado por Frank Stokes (George Clooney) que está acompañado por los personajes interpretados por Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Bob Balaban, Hugh Bonneville y Jean Dujardin.
Aunque la premisa es muy llamativa, al igual que el reparto, la desorganización de la historia hace que se vaya perdiendo el interés en lo que se está viendo. Cuando se cuenta con varios personajes y no hay ningún protagonista que sirva de hilo conductor hay que tener cuidado de que no se produzca una dispersión que finalmente provocará que la película no tenga un mensaje claro. Además de esa dispersión tampoco se da forma a los personajes lo que hace que no se empatice con ellos y aleja más al espectador de lo que está ocurriendo. También hay que tener en cuenta que nos encontramos en 2014 y que si decides hacer una película sobre la Segunda Guerra Mundial tendrás que hacer algo diferente para destacar, en Monuments Men los personajes parecen no vivir realmente la tensión del conflicto mundial y algunos fallidos puntos de humor no mejoran la situación ni la ambientación.
No todo iba a ser negativo, si hay algo que llamaba la atención aparte de la historia era el reparto, ya que el cartel está plagado de caras conocidas. A pesar de que no hay ningún personaje que tenga un gran peso, el carisma de los actores que encarnan a los Monuments Men salva la película en cierta medida. Es imposible no sonreír cuando tienes a Bill Murray, Bob Balaban y John Goodman en escena, y Clooney trata de sacarle provecho a esto aunque las situaciones en las que se ven inmersos no estén a la altura de los actores antes citados. Clooney se ha reservado un papel para el lucimiento personal, lo mismo se podría decir de los personajes de Matt Damon y Cate Blanchett que aunque no tengan la relevancia a la que están acostumbrados solventan bien su labor. El actor del que nadie habla es Jean Dujardin, que tampoco destaca, pero que extraña que a pesar de haber ganado el Oscar hace dos años por The Artist todavía no haya protagonizado nada destacado.
La sensación que queda al salir de cine es que Clooney ha desperdiciado una oportunidad fantástica para hacer algo totalmente diferente de lo que vemos normalmente en las películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Monuments Men acaba resultando una americanada muy poco atrevida que no se puede clasificar ni como drama ni como comedia. A pesar de partir de una historia muy interesante no consigue reflejarlo correctamente y cae irremediablemente. Todo esto demuestra que para hacer una buena película no solo vale con comprar los derechos de un libro atractivo, sino que la adaptación y la realización deben tener la calidad suficiente para que el film no se quede corto, y en esta ocasión George Clooney no ha conseguido dar la talla.
Clooney como es habitual asume la elaboración en el cine de desconocidas historias reivindicatorias, y esta vez honra a un grupo de singulares soldados en la Segunda Guerra Mundial, donde sus cualidades con el fusil son lo menos importante.
El resguardo del patrimonio artístico de la humanidad y el detalle de los hechos basados en la vida real que permitieron paso a paso de la particular campaña es contado de un modo del cual se hubiera esperado un poco más.
No sólo por el elenco y los recursos involucrados Operación Monumento (2014) pudo apuntar a lograr algo más en la audiencia, sino que porque aunque tiene buenos momentos, el hilo conductor a ratos tropieza de modo desencantador, volviéndola por algunos pasajes como una pieza somnolienta.
Algunos clichés reiterados en este tipo de películas también se dan cita pero es su reiteración y su falta de sangre, de pasión verdadera, de emociones lo que complica la credibilidad de la cinta, por mucho que toda la mesa esté servida para un gran banquete. El apetito del espectador jamás despierta demasiado.
Quizás Clooney no está listo aún para manejar una cantidad de recursos como los que se despliegan aquí. No cabe duda que sus anteriores trabajos con menos ruido y pompa, lograron más.
La unidad especial de rescate patrimonial de Clooney, sin duda luce mucho mejor e incluso con más carácter en el afiche que en acción. Da para la reflexión de si en verdad era una buena historia y valía la pena basarse en ella para un film o era mejor hacer una adaptación libre y sacarle mejor provecho.
Recomendación:
Regular. Se desaprovechó una historia interesante con muchos recursos y pocos resultados.
=Blog Cité de Lord Buyinski=
Ser George Clooney no debe ser fácil. No, no es broma. Bueno, un poco. El riesgo que se corre siendo alguien como George Clooney, respetado actor, guaperas incontrovertible, y director en fase de consolidación, es alto. Puede que llegue un día en que estés demasiado contento de haberte conocido. Y salgan cosas como Monuments Men. Con Los Idus de Marzo, Clooney apuntaba maneras como cineasta, especialmente al ofrecer una crónica descarnada de lo que se cuece entre bambalinas durante el patético espectáculo de unas elecciones políticas. Los Idus olía a colonia cara, a puro, a sonrisa de atril y a sexo jugoso de becaria. Olía bien.
Monuments Men huele mal. Apesta a banderita americana, a edulcorante artificial, a historia real maqueada y envuelta con un lazo de barras y estrellas. Monuments Men arrastra desde el minuto 1 un tufo a lección moral (y de arte) by George Clooney. The man. The American. No, thanks.
Por nuestra cultura, por nuestro modo de vida… What? ¿Qué modo de vida, George? ¿Qué modo de vida defendéis, valientes rescatadores de obras de arte? A lo largo de la película, el jefe de la expedición aprovecha para soltar dos o tres peroratas sobre el valor de su misión. Pero no cuela. No hay misión desinteresada en una guerra. Ya somos mayores.
Los nazis son el enemigo ideal. El diablo hecho carne. Una bendición –y que Dios nos perdone – para los guionistas de Hollywood faltos de inspiración. Es ver una esvástica en una película y ya sabemos que ellos son los que escupen en nuestro estilo de vida, nuestra libertad y nuestra cultura. Los nazis expoliaron obras de arte, y muchas fueron quemadas, especialmente aquellas conocidas como arte degenerado. Pero no fueron los primeros. Ingleses, franceses, españoles, norteamericanos, chinos… Todos los pueblos, aprovechando las guerras o las expediciones civilizadoras, cogieron lo que no era suyo. Y destruyeron lo que no entendían. Hitler quiso abrir un museo con todo lo robado. No pudo. Otros sí han podido.
Muchos de los museos más prestigiosos del mundo están erigidos sobre cimientos robados. ¿De quién son las obras de la Antigua Grecia que llenan el Museo Británico? ¿Y si pagas por una obra, sacándola de su contexto para llevartela al Met de Nueva York? ¿Eso es defender la cultura? ¿O es trapicheo? Un museo es cultura, pero mejor si la cultura está en nuestro país. Así nos sacamos unos cuartos defendiendo la cultura. Clooney y los suyos se envuelven en la bandera estadounidense para contar una verdad a medias. El resultado es una película hipócrita.
Monuments Men edulcora hasta el empacho un asunto mucho más complejo. Ese el fondo de la historia. El que nos molesta, nos repele. Pero hay más. Y no todo es cinismo. También hay buenas intenciones. Clooney pretende convertir su cinta en una peli de aventuras de cuño clásico. Un grupo de personajes variopinto (arquitectos, conservadores, expertos en arte) se calza las botas militares y se pone el fusil al hombro. Bill Murray, Matt Damon, John Goodman, Bob Balaban y el apoyo de Cate Blanchett. Todo hace indicar que los mejores momentos de la película serán las situaciones humorísticas que vivirán esos personajes en un contexto extraño para ellos. Clooney y su equipo lo tenía a huevo. Pero ni eso. Ni con Murray y Balaban como la extraña pareja encargada de hacernos sonreír.
¿Y la aventura? Predecible y escasa de tensión. Llega el final de Monuments Men que huyen despavoridos al grito de Que vienen los rusos, los robacuadros, los asaltavírgenes, los comebebes. Y banderita de barras y estrellas al viento.
Concluyendo e intentando sintetizar. Monuments Men es una mediocre cinta de aventuras y drama con toques de humor que deja tibio. Y si escarbamos en su mensaje y trasfondo moral e histórico hasta podemos pasar del blanco tibio al rojo crispado. No queremos otro Robert Redford, señor Clooney. Ya es agotador tener uno.
Lo Mejor: la ambientación.
Lo Peor: no funciona bien ninguna de sus facetas: ni el humor, ni el drama, ni la aventura, ni, sobre todo, el trasfondo ético que roza el cinismo. Reparto desaprovechado. La música épica en una película así, sonroja.
[crítica publicada en alucine.es]
El saqueo de obras de arte en tiempos de guerra siempre ha sido un tema recurrente en la historia, debido a que se trata de una herramienta fundamental para el ser humano, ya que define nuestra sociedad a través de sus corrientes y tendencias. Con este hecho, lo que pretende esa nación invasora es, de algún modo, adueñarse de sus raíces e identidad, siendo un acto represivo, aparte de delictivo, evidentemente.
Sucedió con los ejércitos de Asiria, Egipto, Grecia y Roma, pasando por las campañas napoleónicas, la colonización británica, y por supuesto, en los regímenes totalitarios de Hitler y Mussolini durante la segunda guerra mundial.
A lo largo de la historia del cine han habido algunas películas que han tratado este tema, siendo la más representativa el clásico de John Frankenheimer El Tren , que incluso fue candidata al premio Óscar en 1966 al mejor guion, y que ofrece una de las mejores interpretaciones de Burt Lancaster.
George Clooney, el célebre actor que también ejerce de director, productor y guionista, ha querido tratar este tema del expolio de obras de arte en conflictos bélicos en su quinta película detrás de las cámaras. Para ello, se ha inspirado en el libro The Monuments Men: Allied Heroes, Nazi Thieves and the Greatest Treasure Hunt in History escrito por Robert M. Edsel, basado a su vez en hechos reales, y también ha reunido un elenco actoral de lujo repleto de amiguetes suyos para llevarlo a cabo, en el que podemos encontrar a John Goodman, Bill Murray, Matt Damon, Bob Balaban, Jean Dujardin, y Cate Blanchet, entre otros.
Para contarnos esta historia, Clooney la envuelve en clave de comedia, que personalmente me ha recordado a Los violentos de Kelly de Brian G. Hutton, salvando las distancias. Y es ahí donde la película flojea, ya que los fallidos gags cómicos le restan dramatismo a la historia de estos héroes anónimos que han dado la vida por preservar la cultura. Además otro punto en contra es su duración algo excesiva (dos horas), que sumado a la falta de tensión, te deja la sensación de que el señor Clooney, a pesar de sus buenas intenciones, a perdido una oportunidad ideal de hacer una película grande, quedándose a medias.
Algunas veces te da la impresión de que el guión va dando palos de ciego, perdiendo el hilo conductor principal y diluyéndose en subtramas sin llegar a profundizar en ninguna. Además la película adolece de la figura de un villano principal, ya que se podría considerar como tal el interpretado por el actor alemán Justus von Dohnányi (Viktor Stahl), pero está desdibujado y con poco peso en la historia. Huelga decir que Clooney ha desperdiciado el talento de este estupendo actor, solamente hay que ver el impresionante villano que interpreta en la muy recomendable película de culto El experimento , de Oliver Hirschbiegel para darse cuenta de ello.
Aunque a su favor tengo que decir que la factura técnica del filme me ha parecido brillante, con una ambientación muy lograda. También la labor del elenco actoral que está realmente bien, en el que destacaría esa extraña pareja formada por Bill Murray y Bob Balaban que está entre lo mejor de la película.
En definitiva, George Clooney, a pesar de tener mimbres de buen director (como ha demostrado en algunas películas realizadas anteriormente como Buenas noches y buena suerte y Los idus de marzo ), no ha sabido aprovechar todo el potencial que tenía entre manos. No obstante, es una buena película y entretiene.
Monuments Men no deja de ser la típica película americana patriótica salvadora de la/el —– [aquí vale cualquier nombre] de la humanidad, en este caso el arte, el legado artístico, ambientada en la segunda guerra mundial [ni esto deja de ser una novedad] donde los americanos son los buenos, buenísimos, y el resto del mundo, y en este caso, franceses, rusos y alemanes no dejan de ser malos, malísimos, o simples tontainas descerebrados. ¡Gracias Hollywood! ¡Gracias Clooney!
Un grandioso elenco, de actores veteranos se despliegan por la paleta de su artista, Clooney, demostrando una vez más que como artista es pésimo, y qué no es capaz de crear una buena obra, a la vez qué tampoco ha conseguido hacer que sus pinceles sean capaces de transmitir cualquier sensación, excepto Blanchett, aunque inconsistente, al final da el do de pecho y saca a relucir su maestría interpretativa.
Con un gran presupuesto, con un gran guión y con todo lo qué cualquier director podría pedir, este film, se perderá en los cajones de la eternidad, como un film simplón y algo soporífero, sin sentimiento, sin capacidad de transmitir, sin atractivo, sin emoción, sin acción, sin esperanza, sin nada de nada, excepto el un querer y no poder, y como gran ejemplo de cómo crear algo malo con extraordinarios elementos. Por ello, en este mundo, hay artistas qué crean de la nada, magia, y otros con magia, crean la nada y su compañera la indeferencia.
No la recomiendo, a no ser que seáis fan de algunos de los protagonistas.