The Messenger
Sinopsis de la película
Will (Ben Foster) es un soldado que ha pasado años muy duros en hospitales militares, para curarse de las heridas recibidas en la guerra de Iraq. Además, la chica con la que salía lo ha abandonado (Jena Malone). Así las cosas, la única oportunidad de empezar de nuevo se la ofrece Tony (Woody Harrelson), un oficial que le enseña el trabajo de mensajero : su misión consiste en informar a las familias de los soldados que acaban de morir en Irak.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Messenger
- Año: 2009
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.4
97 valoraciones en total
Un Sargento que ha participado en la última guerra de Irak, herido y regresado a EE.UU., le asignan el trabajo de mensajero, consistente en ir en compañía de un capitán a las casas de familiares directos de los soldados que mueren en la guerra para comunicar la noticia de su fallecimiento lo antes posible, antes de que salga en la prensa.
Así pues, la historia es de un dramatismo constante por lo de escenas donde los pelos se ponen de punta ante tan difícil tarea militar, casi más difícil que la movilización en pleno campo de batalla hacia el enemigo. En más de un momento se nos saltarán las lágrimas inevitablemente al ver la compostura de estos dos militares en su cometido profesional de ser los que notifican la muerte de una persona a sus seres queridos y la reacción a veces impresible de éstos. Son momentos muy sentimentales, de gran hondura, trascendentes, filmados con realismo y naturalidad.
El final del filme, me ha parecido algo peor que el conjunto, más flojo. Pero en resumen, esta es una notable película sobre militares y familiares de éstos.
Contar una historia de soledad, tristeza, compasión, remordimientos, incomprensión, amistad y el sentido de nuestras vidas teniendo como trasfondo una cercana perspectiva de la muerte. Eso es lo que se propone Oren Overman en su primera película como director (venía de escribir cuatro guiones, entre ellos el de Jesus’ Son, 1999), con una cinta que desprende un buen aroma a gran cine independiente. La dirección se muestra firme, presumiendo de una gran capacidad a pesar de su nula experiencia en el campo de la realización y haciendo desembocar la transición de sus escenas en un mar de pasajes bien contados, montados y mejor desarrollados. Esta es una de esas películas que te atrapa con sus palabras, transmitiéndote una historia que si bien es fruto de la originalidad de un nutrido guión ideado por el propio director debutante, Overman, y el productor y guionista Alessandro Camon (K. Il bandito, 2008), inspira un descarado realismo que juega a mezclar el sentido de lo deprimente y lo animoso en una misma dirección.
The Messenger nos habla de un joven sargento jefe del Ejército de los Estados Unidos llamado Will Montgomery (Ben Foster), que vuelve a casa después de prestar servicio en la Guerra de Iraq. Secuelas físicas mediante, visiblemente afectado y profundamente melancólico, Will es testigo de cómo han cambiado las cosas a su alrededor experimentado la difícil adaptación a la vida civil después de haber estado involucrado en un conflicto bélico de gran envergadura. Antes de licenciarse y dejar atrás todo lo relacionado con la vida militar, es asignado a la compañía de notificaciones, desde la que debe cumplir una misión de inimaginable incomodo y frialdad: informar personalmente sobre la muerte de los soldados caídos a sus familiares. Para esto irá en compañía del imponente capitán Tony Stone (Woody Harrelson), quien le irá explicando la disciplina aplicada a este tipo de servicio y las normas que deberá obedecer para convertirse en un buen mensajero del dolor. Las escenas correspondientes a los comunicados a familiares son tétricamente brillantes, pues si bien representan el momento más angustioso que podamos imaginar, están filmadas con tanto acierto y detalle que se convierten en unas grises maravillas. También inserta otras que resultan, incluso, divertidas y alocadas.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
Un film simple y austero pero necesario sobre una parte de la milicia norteamericana que no se acostumbra a tratar. La historia de los soldados que deben notificar a personas la muerte de un pariente fallecido durante la guerra.
The Messenger nos entra en el mundo de estos informantes y de sus duras tareas. No cae en golpes bajos, el director no se regodea en el dolor de esas personas que se enteran de la muerte de su pariente, toma distancia de ello. Eso no nos importa sino que se centra en su protagonista, un iniciado en esta amarga tarea y su superior, un sargento duro que tiene experiencia en el tema.
La historia es entretenida por momentos pero a mi gusto decae un poco hacia la media hora. El guión es bueno, pero mejor aún es su trio protagónico Ben Foster ( El protagonista principal y de labor prolija y convincente ) Woody Harrelson ( Muy buen trabajo, aunque por momentos algo caricaturizado ) y Samantha Morton ( un papel complicado pero que el talento de esta muy buena actriz no permite que caiga en excesos ).
Austera, el debutante Oren Moverman nos mete debajo de la piel del soldado que regresa después de haber vivido el conflicto en sus propias carnes, como ya hiciera, hace 20 años, Oliver Stone en Nacido el 4 de Julio, en este caso sin excederse, sin caer en la exageración fácil de ciertas escenas y sostenida sobre dos pilares interpretativos solidos, creibles, muy acertados en mi opinión, Foster y Harrelson (nominado al globo de oro).
El ángulo de entrada, la notificación por parte del ejército a las familias de los caidos, es interesante, poco representado en otros films y bastante crudo… a partir de ahi se crean todo tipo de cuestiones sobre cómo afecta a los familiares, qué se siente y cómo se vive el conflicto una vez de vuelta y teniendo que desempeñar tal labor. Efectos secundarios que cuanto menos deberían tenerse en cuenta antes de alistarse y que conciencian al espectador sobre el precio de la guerra e invitan a la reflexion.
Tremenda película. Tremenda porque la dureza psicológica que requería su argumento está garantizada: los personajes protagonistas pertenecen al ejército y su trabajo consiste en comunicar las bajas a las familias de los soldados caídos en la guerra de Irak.
Con un tratamiento magnífico de los personajes y algunas estupendas secuencias (las de los anuncios de las bajas, claro), el conjunto del guión, sin embargo, se dispersa algo en el desarrrollo general de la película, no manteniendo el mismo nivel e interés en todo momento.
Pero el conjunto es notable, porque cuando la película se exige a sí misma dar la talla lo consigue plenamente. Y en esta es obvio que en lo que no podía fallar es en aquellas secuencias en que los personajes hacen su desagradable e incómodo trabajo. Y estas secuencias de los anuncios de las bajas a las familias son desgarradoras. Todo es creíble, veraz y muy dramático. Y eso es muy difícil de conseguir plenamente.
Y como es sabido, para que esto resulte contundente y veraz, es absolutamente necesario contar con intérpretes comprometidos con lo que se está contando, que estén muy a la altura y sepan transmitir con credibilidad ese dramatismo y tensión exigibles en una trama semejante. Y aquí esto desde luego no falla, precisamente. Los tres actores principales están magníficos y deberían estar todos nominados a los próximos Oscars: el talentoso y cada vez más imprescindible Ben Foster, el en otras ocasiones pasado de vueltas, y aquí contenido y estupendo, Woody Harrelson, y la enigmática, y muy sutil e intuitiva, Samantha Morton. Mención especial también para la episódica intervención de Steve Buscemi.