The Girlfriend Experience (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de televisión (2016). 1 temporada. 13 episodios. La primera temporada está basada en la película The Girlfriend Experience de Steven Soderbergh, sobre una prostituta de alto standing de Chicago, Christine (Riley Keough) es una atractiva estudiante de derecho en prácticas que comienza a trabajar como escort para ganar un dinero extra bajo el nombre de Chelsea. La joven en seguida descubre un mundo de posibilidades como prostituta de lujo, pero se ve absorbida por el peligroso juego de poder del negocio.
La 2ª y 3ª temporada, con protagonistas e historias distintas entre sí, tienen ficha independiente.
La 3ª temporada, protagonizada por Julia Goldani Telles (The Affair) se estreno en mayo 2021.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Girlfriend Experience (TV Series)
- Año: 2016
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
6.5
42 valoraciones en total
Un delicado y sentenciador porque me gusta sale de los labios de Christine (Riley Keough) como respuesta a la mirada condenatoria e incrédula de su hermana. También a la del espectador que, desde la tranquilidad de su sofá, no se detiene a entender sino a juzgar. Hablamos de una joven estudiante de derecho que de la noche a la mañana opta por compartir su sexualidad con desconocidos a cambio de dinero. Una actitud que no responde a una necesidad económica ni a una extorsión como la actualidad y el cine nos ha hecho ver a lo largo de su historia. Christine se prostituye porque le gusta.
The Girlfriend Experience se adentra en el mundo de la prostitución de lujo desde un prisma casi documental con un efecto hipnótico. Sencilla en su planteamiento pero con múltiples lecturas, la serie transita por recovecos turbios de la mentalidad capitalista, donde la oferta y la demanda juegan una partida con serias consecuencias. Y es que lejos de abogar por un relato feminista donde la figura de la mujer sólo funcione como objeto reivindicativo en un mundo gobernado por hombres, Steven Soderbergh desde la producción y Amy Seimetz y Lodge Kerrigan detrás de la cámara, orquestan un elegante y seductor thriller, incómodo y adictivo, que embauca al espectador y termina zarandeándole. Y es ahí, precisamente, en esos momentos en que recibimos un guantazo, cuando la serie dista del largometraje del que nace, adquiriendo un significado más compacto y menos frívolo.
Tremendamente provocativa, la serie vuelca todo su potencial en un lenguaje incisivo y en una protagonista perturbadora. De apariencia gélida y carácter aséptico, Riley Keough- magnética como pocas actrices han desfilado por la pantalla en la última década – construye un personaje complejo, una adivinanza en manos del espectador. Y es que estamos poco acostumbrados a que una presencia femenina, con tendencias sociópatas se corone en la cúspide del dominio. Christine tiene el poder. Ella es sexo y el sexo domina el mundo. Pero ¿qué ocurre cuando nuestras carencias afectivas las suplimos con adicciones ya sea al sexo individual o compartido? La limitación del tiempo en la serie no indaga en la psique de Christine pero sí entrega pequeños detalles, ahí tenemos esa incómoda visita familiar para desarrollar cierta empatía hacia un personaje imperturbable. Un personaje sin prácticamente carisma y que, sin embargo, logra con su potente presencia cautivar. No importan sus acciones, tampoco sus motivaciones, simplemente somos consumidores, clientes seducidos, marionetas volátiles en manos del deseo.
En el año 2009, Steven Soderbergh ( Traffic , Ocean´s Eleven ) estrenaba The Girlfriend Experience , una aproximación al mundo de la prostitución de lujo ambientada en el inicio de la crisis económica de 2008 y las elecciones presidenciales estadounidenses. El tema de la prostitución ya se había tratado en otras ocasiones, hasta en filmes tan populares como Pretty Woman , pero lo que tuvo de novedoso la producción de Soderbergh fue estar liderada en su reparto por Sasha Grey, entonces gran estrella del porno, lo que provocó cierta curiosidad y el morbo de unos cuantos que creían que iban a ver a Grey haciendo sus labores habituales en una cinta convencional, pero nada más lejos de la realidad.
Soderbergh no es precisamente Paul Verhoeven ( Instinto básico , Showgirls ) a la hora de enfrentar las bajas pasiones, como ya mostró en su debut Sexo, mentiras y cintas de vídeo, una película en la que de sexo básicamente se hablaba mucho más de lo que se mostraba. En The Girlfriend Experience sucedía algo similar, lo que no es malo en sí mismo (el que busque porno tiene toneladas en Internet), pero ese gusto de Soderbergh por intelectualizar y crear atmósferas frías, sumado a la falta de oficio de algunos intérpretes, convertía la experiencia en algo poco apasionante, ya fuera como crónica de un oficio que procura placer a cambio de dinero, ya fuera como retrato de una clase pudiente inquieta por el crecimiento de sus beneficios. Sin embargo, la historia demostraba potencial y el propio Soderbergh ejerce como productor de su adaptación a la televisión, con idéntico título.
Si decía que el enfoque de la historia en su versión cinematográfica era bastante frío y distante, esto se ha mantenido en su adaptación a la pequeña pantalla, que muestra un mundo tan inmaculado como deshumanizado, pero de una forma bastante más acertada. Si Soderbergh acababa incitando al bostezo, los alma máter de la serie, guionistas y directores de todos los episodios, Lodge Kerrigan (director de filmes como Keane y de episodios de series como The Americans o Bates Motel ) y Amy Seimetz (actriz en varias producciones para cine y televisión, como The Killing , y que aquí interpreta además a la hermana de la protagonista), dejan claro desde el principio que el universo en el que se mueve su protagonista es digno de revista de decoración con gusto por lo más moderno, pero carente de pasión.
Casi toda la acción se desarrolla en interiores lujosamente diseñados, ya sean apartamentos, restaurantes, hoteles u oficinas. Lugares muy parejos entre sí, en los que entra la luz a través de grandes ventanales, pero con unas tonalidades frías que apenas iluminan las estancias y en las que los personajes se mueven en penumbra, como almas en pena en un purgatorio vanguardista, alejados del resto del mundo. Christine es la que introduce al espectador en esos espacios donde el calor apenas tiene cabida, como reflejo de unas relaciones emocionales vacías, donde todo se compra y se vende y la verdadera interacción es casi un síntoma de debilidad. La propia Christine es retratada como alguien a quien le gusta recibir atención, pero con dificultades para crear lazos con el resto de la gente y con unas cuantas dosis de egoísmo bajo su fachada tímida. Ella empieza a ser novia de pago por la búsqueda de nuevas experiencias, de encontrarse a sí misma y también por el dinero que es capaz de ganar, para lograr un estado en el que no tenga que depender de nadie.
A lo largo de los 13 capítulos de la primera temporada Christine se irá citando con diversos clientes, todos ellos adinerados, algunos majos y comprensivos y otros que la ven como una esclava que debe seguir sus órdenes por haber cobrado su dinero. Tras el desconocimiento inicial, ella irá aprendiendo el mejor modo de tratar con cada uno de ellos, para servirles de descanso o desahogo de sus miserias, para comprobar que bajo esas fortunas hay hombres quebrados, con problemas que no puede resolver el dinero. La única relación en la que no medie el dinero será la que mantenga con David (Paul Sparks, el escritor inquieto de House of Cards ), su jefe en el bufete de abogados en el que hace sus prácticas. Una relación que también acabará viéndose afectada por el dinero, en este caso por unos oscuros intereses en un caso de la empresa que ella investigará, en la que es la subtrama más floja de la temporada, donde parece que la serie se pierde del objetivo inicial. Y es que lo verdaderamente interesante es observar a Christine haciendo su trabajo como prostituta de lujo, sus sentimientos ante ello y las reacciones de sus clientes y de sus seres cercanos. Afortunadamente, parece que Kerrigan y Seimetz se dan cuenta de ello y en los últimos episodios recuperan el buen pulso de los iniciales, siendo los dos últimos sensacionales, con Christine comprobando de primera mano cómo sienta en su familia su dedicación y con un cliente que quiere reproducir una curiosa fantasía.
Todos los actores cumplen muy bien en sus papeles, pero hay que destacar a una espléndida Riley Keough (hija de Lisa Marie Presley y nieta de Elvis, vista en cintas como Magic Mike o Mad Max: Furia en la carretera ), que dota del adecuado aire perturbador a Christine. Una vez vista la temporada nos queda una sensación contradictoria con ella, de no estar seguros de si es alguien que complica la vida de aquellos a los que se acerca o si es una mujer que hace lo que puede en un mundo de hombres para conseguir su independencia. Un aire perturbador que amplía la fría puesta en escena de Kerrigan y Seimetz y la música de Shane Carruth ( Primer ), a veces más propia de una producción de suspense que de un drama, que es donde mejor funciona The Girlfriend Experience . Una serie recomendable, que no pretende excitar muchas libidos y que dibuja un panorama muy gris en cuanto a lo que somos: seres solitarios esperando encontrar una conexión, aunque sea pagando, como pagamos hoy día por tantas otras cosas.
Cuando ves una serie y sientes que ésta es lenta, e incluso por momentos aburrida, pero por alguna razón no dejas de verla hasta que llegas al final, hay algo que está bien hecho. The girlfriend experience es un show que sigue varias lineas en la vida de nuestro personaje central, Christine, que cuando se cruzan, generan una combustión instantánea que responde de inmediato a la duda de por qué no dejamos de lado el visionado de este relato de 13 episodios en su momento más gris. Este es uno de esos casos en los que las partes buenas son realmente dignas de aplaudirse, sin embargo, están sujetas a olvidarse fácilmente entre un mar de lentitud e intrascendencia.
The girlfriend experience es un trabajo bastante pulcro y bien interpretado, las atmósferas nos mantienen en un estado permanente de zozobra que a la larga termina por hacernos derrumbar emocionalmente de la mano de Christine. Quizá nuestro personaje central no sea de lo más carismáticos que nos vayamos a encontrar, es incluso por momentos todo lo contrario, no obstante, es una mujer que se hace responsable de sus actos, y aunque a veces pareciera que todo está perdido para ella, no se acobarda y le hace frente a un mundo dominado por personajes repulsivos que ni siquiera se toman la molestia de disfrazar sus malas intenciones.
Aunque estamos frente a una serie por demás irregular en cuanto a ritmo, la historia y los personajes funcionan, y si bien el público que consiga terminar de ver los primeros 13 episodios (de aproximadamente 28 minutos cada uno) tal vez no sea mayoría, aquel que lo haga se verá recompensado con un final de temporada interesantísimo que justifica cada paso dado por nuestra protagonista. Recomiendo este show a quien esté presto a correr el riesgo de andar por un camino disforme y que esté en la mayor disposición de hacer a un lado las formas para enfocarse principalmente en el contenido. The girlfriend experience , una experiencia que no todos pueden costear.
cineparrafos.wordpress.com
Y no, no es por el erotismo. Sino por su mismísima presencia. Por su intimidante presencia. Por su impresionante interpretación. Si ella, la serie no sería lo mismo. La historia es potente, pero ella la torna en cuasi magistral. Esta serie no es otra fantasía calenturienta más. Tiene historia, profundidad y calado. Debe ser vista hasta su cerrado (y para mí, en cierto modo, hasta trágico) final.
Adaptación como serie de tv de la película del mismo nombre de Steve Sonderberg. Al igual que aquella sigue la pista de una joven que se inicia en ese mundo. Christine (Chelsea como nombre de guerra) es una joven que está a punto de terminar la carrera de derecho y acaba de empezar como becaria en un bufete de abogados. La actriz que la da vida, Riley Keogh, en su primer papel importante, da el toque de ingenuidad que el personaje requiere. El jefe del bufete, con el que enseguida surge la química sexual, Paul Sparks, interpretó a uno de los periodistas de las primeras temporadas de House of cards Y Mary Lynn Rajskub es la amiga que inicia a Christine en el mundo de la prostitución, serie 24
Producida por Starz, como en todos sus productos, no oculta nada, ni lenguaje sexual, es increíble la cantidad de veces que se repite la palabra follar así como numerosos desnudos y escenas de sexo.
Veremos como el dinero fácil hará que la protagonista entre en una espiral donde aumenta su calidad de vida, pero también los gastos y la necesidad de acostarse cada vez con más clientes.
Mi opinión personal, es que la serie está bien producida, interpretada, y que se deja ver, con capítulos de 25 minutos de duración. Lo malo que yo veo, es que es bastante fría con el espectador, creo que conscientemente, porque la película ya era así también. Eso hace que no termines de sentir las emociones de los personajes como propias. De momento es una serie a seguir, ya renovada para una segunda temporada. Veremos si se decide pronto a mostrarnos el lado sucio y oscuro de ese mundo, con lo cual la serie ganaría enteros.