The Eternal Zero
Sinopsis de la película
Dos jóvenes hermanos, Kentaro y Keiko Saeki, empiezan a buscar información sobre su abuelo, que murió en las Fuerzas Especiales del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Descubren que su abuelo, Kyuzo Miyabe, estaba aterrorizado por la muerte y obsesionado por mantener su vida. Según algunos de sus antiguos compañeros de combate fue un genio, según otros un cobarde. Kentaro y Keiko descubrirán una impactante verdad mantenida en secreto durante 60 años.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eien no 0 (The Eternal Zero)
- Año: 2013
- Duración: 144
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Opinión de la crítica
Película
7.1
92 valoraciones en total
A decir verdad, no sabría ni por donde empezar. La huella que ha dejado en mí esta película es enorme, difícil de cuantificar ciertamente.
Vayamos a las formas, con algún pequeño e inevitable altibajo, ya que en una película no todas las escenas pueden (ni deben ser) perfectas, espectaculares o maravillosas, se va desgranando una historia que te aferra el corazón y que lo aprieta sin piedad hasta el último minuto y segundo de metraje, pero lo hace siempre con un estilo y un optimismo, un mensaje claramente positivo sobre las ganas de vivir y la necesidad de hacerlo, que es el único salvavidas que tienes al que aferrarte en una tremenda historia trágica que te dejan claro desde el principio, desde la misma sinopsis.
Técnicamente, hay escenas tan absolutamente maravillosas y bien rodadas que no te creerás que estás viendo una película japonesa, no lo vas a creer. Desde los combates aereos hasta esa hermosa (y letal) máquina que fue el zero japonés, los increibles y avanzadísimos mustangs P-51 americanos… La música raya a muy bien nivel, apareciendo cuando debe y pasando a segundo plano cuando toca, refuerza, ayuda y no se hace pesada.
En cuanto al fondo, nos vamos al spoiler porque el desatar los sentimientos que ha provocado esta película es algo tan personal y directo que no resistiría seguramente una crítica sin spoilers.
Para resumir, a mí personalmente, que me tengo por una persona tremendamente exigente en lo que a cine se refiere, aunque exijo en su justa medida y a cada película le pido lo que se propone darme, ni más ni menos, puedo decir que esta es una de las mejores películas que he visto (y veré) en mi vida.
En la filmografía del director japonés Takashi Yamazaki, de la que hay accesible por estos lares, es posible encontrar desde auténticas maravillas como son las dos partes de Always: Sunset on Third Street (2005, 2007) hasta productos solamente pasables como son, en mi opinión, sus dos películas Parásito (2014, 2015). Una filmografía con altibajos. Ya sea en el terreno de la animación como en el de la imagen real, hasta ahora, Takashi Yamazaki ha dirigido más proyectos adscritos al género de la ciencia ficción o al de la fantasía. Sin embargo, es cuando se ha centrado en contar historias del mundo real cuando ha conseguido sus mejores películas. Y Eien no 0 (The Eternal Zero, 2013) es una de ellas. Es una pena que la distribución de sus trabajos sea tan mala porque Takashi Yamazaki es un director que hay que tener en cuenta allá por donde trabaje. De su última película, Destiny: The Tale of Kamakura (2017), por aquí casi no había noticias hasta hace bastante poco, y las noticias que hay no han venido precisamente por los canales comerciales.
Eternal Zero es una película muy notable aunque, quizás, su título resulta engañoso. Cierto es que veremos modelos del legendario Mitsubishi A6M Zero en acción pues la película va sobre un piloto de dichos aviones y sobre sus actividades durante la guerra. Pero la aviación es, en cierto modo, parte del envoltorio de la verdadera historia que se quiere narrar. Y es una buena historia, sobre todo por lo bien contada y estructurada que está basándose en una buena colección de flashbacks estructurados como deben estar dentro del avance de la investigación en la actualidad (primeros años del siglo XXI) de estos dos nietos, Kentaro y Keiko, sobre las actividades de su abuelo, Kyuzo Miyabe, durante la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. Así que lo cierto es que Eternal Zero es una película bélica, y también un drama familiar. Takashi Yamazaki consigue finalmente que la emotividad del drama impere aunque la parte bélica, con un inusitado punto de vista japonés al que no estamos nada acostumbrados, también es más que interesante. Más concretamente: el punto de vista que se da en este film sobre lo que por aquí siempre hemos venido llamando pilotos kamikazes japoneses en la Segunda Guerra Mundial, que en el film se llaman Unidad de Ataque Especial. Es una parte importante en torno a la que gira el aspecto bélico de una película que conjunta muy bien dicha parte con la historia personal y las motivaciones del abuelo de Kentaro y Keiko. Bien es cierto que la parte final, aparte de pretendidamente emotiva, es un alegato al recuerdo de todos aquellos que sobrevivieron a la guerra y de las historias que se guardaron, que no contaron, porque, en definitiva, ante la guerra y la derrota ya solo quedaba sobrevivir.
Desde el punto de vista técnico la película es excelente. Los efectos especiales, las recreaciones digitales de los combates aéreos son muy buenas y están muy bien integradas, no te sacan de la película en ningún momento. No en vano el propio director procede, desde sus inicios, del mundo de los efectos especiales y aún sigue trabajando en ellos en la animación a través de la productora Shirogumi. Si se investiga un poco y se detiene la película en los momentos justos, se puede comprobar que han tenido mucho cuidado en la reproducción fiel de los modelos de aviones y barcos.
Como curiosidad mencionar que Hayao Miyazaqui, que también en 2013 estrenó su película Kaze tachinu (El viento se levanta, 2013) sobre la vida del ingeniero Jiro Horikoshi diseñador del A6M Zero , mostró su disconformidad con la visión que esta película da sobre la guerra, especialmente sobre la Unidad de Ataque Especial. De hecho, en su momento, la película fue bastante controvertida en Japón. También resulta curioso que las últimas películas japonesas que cuentan una historia inmersa en la segunda guerra mundial (que particularmente haya podido ver) plantean una idea final muy parecida, la supervivencia del individuo frente al desastre, vivir a pesar de todo. En este sentido resulta también muy, muy recomendable Kono Sekai no Katasumi ni (En este rincón del mundo, 2016), de Sunao Katabuchi, director que nos regaló una película extraordinaria.
La película no está mal. Tiene buenos efectos, una historia de humanidad y dependencia además de valor a la vida. Pero adolece de varios defectos que la lastran y la convierten en una más del montón, que se puede ver sin exigir demasiado y sin buscar sutilezas propias del gran cine. Resuena a culebrón. Las actuaciones son excesivas y el dramatismo está presentado a trompicones, como si se tratase de una telenovela entretenida sin más. Es cine comercial sin ningún riesgo ni intento de originalidad. Todos lloran, hasta el director. Parece imposible hacer una historia emocionante sin que todos lloren.
Se puede ver tranquilamente, pero ya está. Cine comercial y desperdicio de millones en efectos. Entretenidilla.
The eternal zero es película muy recomendable y la verdad es que no entiendo su poca distribución internacional. Vale que es japonesa, pero cuenta una historia bastante universal y accesible a todos los públicos. En esencia es un canto contra la guerra basado en la investigación de dos jóvenes acerca de la participación de su abuelo en la Segunda Guerra Mundial. Pero el mensaje no es ni mucho menos pancartista ni evidente, sino que se va comprendiendo a medida que avanza la película.
La banda sonora es inmersiva y los efectos especiales de las batallas simplemente impresionantes, muy conseguidos. El guión es sencillo y más o menos desde el principio se va teniendo una idea de lo que va a pasar. Pero el viaje es precioso, más aún si te gusta Japón y su historia, y mucho más si te interesa la Batalla del Pacífico y los combates aéreos. Y al final te encontrarás con alguna sorpresa que no habías previsto.
No le pongo una nota mayor porque en algunos momentos tiene tintes telenovelescos, pero es que la historia es todo un drama y con lo que cuenta, no podría ser de otra forma. Habría mejorado sin duda si se hubiera limitado a contar sólo la vida de su protagonista en la guerra y no la investigación posterior de los nietos, pero esto es sólo mi impresión personal.
En cualquier caso es una es un homenaje a la vida, más que al pacifismo, y una historia bastante esclarecedora sobre lo que de verdad supone un conflicto bélico