The Dark Maidens
Sinopsis de la película
Un día, Itsumi Shiraishi (Marie Iitoyo) muere en la Escuela Secundaria de Niñas Seibo Maria. Se cayó de la azotea de un edificio escolar. Itsumi es la hija del administrador de la escuela y fue envidiada por todos los demás estudiantes. ¿Se suicidó Itsumi o fue asesinada accidental o intencionalmente? En el momento de su muerte, tenía en la mano un lirio de la flor del valle. Corre el rumor de que alguien en el club de literatura mató a Itsumi. Itsumi era el presidente del club de literatura. Una amiga de Itsumi, Sayuri (Fumika Shimizu), es ahora la presidenta y celebra una reunión regular del club, leyendo historias escritas por los miembros. El tema de la reunión es La muerte de Itsumi Shiraishi.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ankoku joshi
- Año: 2017
- Duración: 105
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Cinco colegialas que forman parte del club de literatura de su colegio se reúnen una noche para celebrar una cena a ciegas, durante la cual cada una leerá un relato de su autoría acerca de la muerte de la que fuera presidenta del club. Así es como empieza este thriller juvenil con un fondo oscuro y rebuscado, en contraposición a su estética edulcorada.
Si bien es cierto que visualmente parece un telefilm, algo bastante habitual en las películas japonesas que adaptan mangas o light novels, su estructura a lo Rashomon, el morbo que la historia desprende (¿la muerte de la presidenta fue accidental o un asesinato cometido por una de ellas?) y la gran cantidad de giros de guion logran que, pese a no ser nada del otro mundo, la película sea entretenida.
Para quien ha disfrutado Re:Mind y similares o busque un whodunit (a la japonesa, eso sí) ligerito para pasar una tarde aburrida.
Cualquier admirador de Kurosawa debe conocer el efecto Rashomon, que fue la manera de llevar al cine el narrador poco fiable literario. Según este efecto, como se deja ver en su famoso film, cuando diversas personas cuentan su versión de una misma historia, ninguna coincidirá en su totalidad pero todas serán medianamente ciertas, haciendo que ninguna será falsa.
Un narrador poco fiable es un recurso artístico muy potente. Mal empleado es capaz de echar a perder una buena historia. Bien usado, es capaz de dar una pátina de brillo extra a cualquier trama. Y en esta delicia que es Ankoku Joshi, nos encontramos un caso de los segundos, una cinta que nos propondrá una espiral tramposa desde el minuto 1 y no nos dejará salir de ella hasta el final.
Podemos estar de acuerdo en que hay algunos elementos que son un tanto histriónicos. El mismo salón donde transcurre la mayor parte de la acción parece más propio de los salones de una mansión en la campiña británica que de un colegio privado femenino. El juego de truenos y sombras con la tormenta exterior un truco efectista de peli barata de sobremesa. Y la escena del anillo es un recurso usado también en cierta serie sobre una comunidad de vecinos del extrarradio. Pero pasando por alto estos pecadillos – como si fuera un libro viejo con las cubiertas desgastadas que se desencuaderna al abrirse – y nos centramos en la historia de dentro, no nos arrepentiremos.
La premisa es la reunión de un club literario de un colegio femenino. Y el punto del día, las historias que escriben sus miembros sobre la muerte de Itsumi, la anterior presidenta del club. En el colegio está extendido el rumor de que una de ellas fue la asesina. A través de las historias que cuenten, nos aproximaremos al personaje de Itsumi y al del resto de protagonistas.
No quiero desvelar mucho, porque hacerlo sería robar la magia. Baste decir que la historia va tornándose más oscura de un modo maravilloso, que Marie Iitoyo tiene más registros que una casa okupa y que parte del encanto radica en cómo el puzzle completo se construye con distintos géneros de historias (Erótica, fantasía, suspense), pero hay un par de cosas que me gustaría señalar y que le aportan ese plus de calidad.
La primera es cómo es capaz de ensalzar el arte, en distintas vertientes, con pequeños detalles y referencias. Desde esa Sinfonía número 25 de Mozart en los momentos de tensión a las referencias a Botticelli pasando por el propio cine. No obstante, y es la segunda cosa a destacar, es la literatura la que ocupa un lugar central con multitud de guiños que el espectador más avezado sabrá descubrir. Por mencionar algunos, Agatha Christie y los espacios cerrados, la poesía de Ezra Pound y los lirios y sobre todo, los múltiples escritores japoneses que se mencionan – Dazai, Tanizaki, Mishima – y sus grandes temáticas sobre las máscaras, las sombras y las cosas que no son lo que parecen.
De verdad, sed un poco platónicos antes de sentaros a ver esta obra, recodad que la forma es mutable y quedaros con el fondo, con el mundo de las ideas. No os arrepentiréis.