The Corner (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2000). 6 episodios. Miniserie de la HBO sobre el mundo de la droga. Describe la vida de una familia de clase media de Baltimore, que vive hundida en la miseria por causa de la adicción a la heroína. Los guionistas David Simon y Edward Burns son los mismos de la serie The Wire .
Detalles de la película
- Titulo Original: The Corner
- Año: 2000
- Duración: 370
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Opinión de la crítica
Película
8.2
83 valoraciones en total
Es desconocido para muchos el que The Wire, que ha acabado alzándose como la serie de culto de la década de 2000 (con permiso de Los Soprano), tuviera una miniserie como predecesora, también ambientada en los suburbios de Baltimore y escrita por David Simon y Edward Burns.
No es de extrañar que Simon fuera periodista especializado en asuntos criminales durante doce años en el Baltimore Sun y que Burns fuera policía. Y no es de extrañar tampoco que ambos se pusieran a cargo de un proyecto más pequeño de primeras, para pasar a uno más ambicioso después. La cadena HBO se ha ido encargando, especialmente desde finales de los 90’ con su eslogan It’s not TV, it’s HBO, de promover proyectos más particulares y arriesgados. Lo ha hecho no sólo dando frutos maravillosos, sino también provocando un efecto dominó en el panorama de la ficción televisiva, haciendo que las demás cadenas hayan adoptado la fórmula, que no consiste en otra cosa más que en hacer realidad propuestas verdaderamente personales.
El caso de The Corner es especialmente digno a tener en cuenta, puesto que, a través de seis capítulos de unos 60 minutos de duración con el drama de la droga en torno a una familia de Baltimore, se pone a punto el caldo de cultivo para una de las series más realistas y que mejor reflejan (y critican) los conflictos sociales de Norteamérica. Y lo hacen cimentando las bases en el ámbito de la droga y la marginalidad, para luego reconducirlo en The Wire hacia la policía, la política y los medios.
Pero es en esta miniserie donde el aspecto documental prima más que ningún otro. La ficción que se establece le da ritmo a la historia, pero ya en el inicio de cada episodio se nos introduce una pequeña entrevista con cada uno de los protagonistas. Pero lo mejor llega al final, o más bien, lo más impactante, cuando es el mismo entrevistador quien habla con las personas en las que se basa la ficción, aclarando impresiones sobre lo ocurrido tanto en pantalla como en la vida real.
Por la más absoluta coincidencia, me topé la misma semana que vi The Corner con el documental de Jean Rouch y Edgar Morin Crónica de un verano, en el que se recogen las opiniones y reflexiones de distintas personas sobre la realidad socioeconómica en la Francia de aquel momento, el año 1961. En la parte final los dos directores muestran el material rodado a los protagonistas y éstos comentan entre ellos las sensaciones que les ha producido el visionado.
De este modo, resulta gratificante contemplar cómo unos profesionales adaptan, casi cuarenta años después, un concepto del cinéma verité para transmitirnos en vivo la realidad y el drama que vive América.
Ahora no se ha hablado de série verité ni nada por el estilo. Rápidamente llegaron los McNulty, Barksdale, Stringer Bell y compañía para bañar de ficción las tentaciones de una esquina, siendo capaces de derribar todo sueño americano que se precie.
Conocí a David Simons de casualidad. Navegaba en las aguas de FilmAffinity en busca de nuevas series que ver. Los Soprano estaba llegando a su fin y necesitaba savia nueva. ¿The Wire? Vaya, si es de HBO, y tiene buenas críticas. Tendré que verla. Tardé en pillarla el gusto y cuando me quise dar cuenta estaba completamente enamorado. Pero no vengo aquí a hablar de The Wire.
Cómo es lógico, me fijé en sus creadores. Al poco tiempo vi Generation Kill y descubrí una serie casi desconocida. Se llamaba The Corner y ni siquiera tenía ficha en esta web. Pensé que jamás la vería pero webs como Megavideo le salvan a uno de un aprieto en los mejores momentos.
Puede que The Corner parezca tener una temática parecida a The Wire. Baltimore, drogas, drogadictos, vendedores y policías. Pero nada mas lejos de la realidad. The Corner no pretende ser una radiografía de la ciudad, sino un drama humano.
Un drama real, donde la gente acaba en la mierda y muchas veces no sale.
Donde los chicos hacen lo que conocen, ¿cómo no van a estar atrapados en las telarañas de la esquina si sus padres viven en ellas?
Donde las cosas no son blancas o negras. Puede que los corner boys no sean unos santurrones. ¿Pero cómo podemos pedirles cuentas si no nos molestamos en ayudarles?
Donde la droga ha destrozado una ciudad entero. Algunos creen tener la solución. Los mataría a todos dicen algunos. Pero ellos saben que no existe solución alguna.
Donde las drogas lo destrozan todo. Ni el amor de un padre se salva. Los drogadictos bien lo saben, Nunca digas nunca cuando se trata de drogas.
Pero allí nadie se compadece de si mismo. En lugar de ello intentan luchar con las pocas fuerzas que les quedan, unos salen y otros no. Pero como ellos mismos dicen The game is the game.
Y también una voz de alarma, un grito. Porque lo que ocurre en las calles de Baltimore y en las de cualquier otra ciudad (porque esquinas las hay en todos lados) es un genocidio. Como el de los judíos, solo que aquí son los propios drogadictos los que deciden matarse a ellos mismos.
En fin, otra joya de Simons y Burns. Gente que sabe de lo que habla y que no necesita maniqueísmos ni dramatismos para hacer que se nos caiga la lágrima. Que incluso es capaz de bromear utilizando aquellas cosas que critica. Si aún no la han visto no se a qué esperan.
No apta para los fans de series de cómida rápida. The Corner más que serie, roza un documental de los buenos, mientras estás viendo el capítulo te preguntas si había una cámara oculta del realismo que entraña la serie.
Nunca se ha mostrado el mundo de las drogas de una forma tan cercana y sin complejos. Las esquinas de Baltimore esconden historias tan sobrecogedoras. Como las drogas pueden mostrar lo mejor y lo peor de una persona: el vicio o la superación, como las drogas pueden destrozar una vida, una familia, un barrio, una ciudad.
A destacar la actuación de Khandi Alexander, absolutamente impoluta durante toda la miniserie.
Miniserie imprescindible.
Tan aterradora como sensible, tan inteligente como cercana, The Corner hace uno de las descripciones mas descarnadas, sinceras y a la vez emotivas sobre el mundo de los adictos a la droga que jamás se han realizado. Alejada de sentimentalismos, Simons y Burns nos adentran en un mundo terrible para hablarnos del problema en toda su complejidad sin olvidar el verdadero drama que subyace en su interior: las personas que lo sufren, tanto los propios drogadictos y sus familias, los vendedores o el barrio en el que viven. A nivel social y humano, la obra no tiene precio. Las historias de Gary, DeAndre y Fran, así como la de los personajes que les rodean, me atrapan, me conmueven, me dejan pensando y me obligan a ponerme en la difícil situación en la que viven estas personas. Su valor didáctico es incuestionable. Pero a nivel artístico, y eso es una sorpresa aún mayor, estamos ante una obra de auténtica referencia en el que tanto el guión como la dirección están a una altura enorme. El guión, basado en la novela del propio Simons, y se muestra ejemplar en los diálogos, en la descripción de los personajes y en la aplicación del flashback (recurso narrativo poco habitual en Simons), de los que no abusa y que son incluidos con una intención dramática enormemente efectiva y que va dejando poso. En cuanto a la dirección no solo destaca por el riesgo de la propuesta, de marcada tendencia semi-documental, sino sobre todo por la poderosa y sensitiva puesta en escena y montaje que sabe extraer de sus imágenes emociones contenidas, sabiendo que contar en imágenes y cuando dejar que sean los diálogos, e incluso consigue alguna imagen para el recuerdo, como la demoledora escena de Fran en su habitación ocupando un tercio de pantalla y el resto en negro. Para terminar los actores están espléndidos en unos personajes de enorme dificultad y que resuelven todos con gran solvencia y veracidad, aunque la mayoría estarían aun mejor en sus intervenciones en The Wire y Treme. Pero eso es hablar de palabras mayores. Es cierto que The Corner es en cierto modo un prólogo de The Wire, pero tiene la calidad y entidad propia suficiente como para ser considerada una de las grandes aportaciones al género televisivo. Esta serie de retratos humanos simplemente te deja tocado. Es una obra maestra.
Me descubro como una persona que no suele ver series de televisión a pesar de que existe una opinión generalizada que coloca las obras actuales de la pequeña pantalla muy por encima de los largometrajes estrenados en cine. Los Soprano, The Wire, Roma, Hermanos de Sangre, A dos metros bajo tierra, Dexter y un puñado de obras más así parecen confirmarlo, casi todas surgidas de la Home Box Office (HBO), una fuente inagotable de grandes obras que basan casi todo su potencial en unos guiones de hierro. Decidí hacer una excepción con The Corner, una minisierie de seis episodios creada por los responsables de la posterior The Wire, considerada una Obra Maestra de la pequeña pantalla. Y no me arrepiento en absoluto.
The Corner nos lleva a Baltimore, un lugar en el que la realidad no implica ejecutivos yendo a trabajar a rascacielos, ni abuelitas celebrando la navidad con sus nietos. Se nos muestra la hiperrealista historia (real, para más señas) de una familia de clase media-baja que se ve atrapada en una espiral de drogas. Mediante una narración que resume un año en la vida de los tres miembros principales de la familia (padre, madre, hijo), a los cuales se les dedica un capítulo propio para desarrollar sus personalidades, vamos viéndonos atrapados en una historia narrada con un tono casi documental, excepcional en el fondo (los guiones son antológicos), en su estructura (tres episodios de ‘personajes’, otros tres de desarrollo) y especialmente en lo que respecta a los actores: impresionantes.
Pocas veces –o ninguna- he tenido la clara sensación de estar viendo personas en pantalla y no personajes. Seres reales, con reacciones coherentes, que actúan como lo haría cualquiera en esa situación, sin caer en el melodrama ñoño en casi ningún momento. Toda gran historia real pasa por la redención, por un momento de alivio, la tormenta final tras una temporada de calma. Aquí también. El mérito de esto responde a una dirección de actores excepcional, sacando un partido increíble de Khandi Alexander, T.K. Carter y Sean Nelson en los papeles de madre, padre e hijo. Los secundarios también destacan, siendo todos ellos actores no populares, lo que refuerza esa sensación de hiperrealidad, como si se tratase de un (magistral) programa al estilo Callejeros.
The Corner dista de la perfección, adolece una falta de medios alarmante (aunque la historia tampoco los necesita, si que se pueden encontrar carencias en la dirección del primer episodio y varios aspectos del resto), pero es una obra sincera, que muestra personas reales, con un una calidad alta en sus seis episodios. Una miniserie que merece la pena verse y disfrutarse, y probablemente el film más realista sobre la droga que he visto nunca, mucho más valorable –por su realismo- que filmes menos ‘sinceros’ pero más sólidos, como Trainspotting y en menor medida Requiem por un sueño.