The Bastard
Sinopsis de la película
Basada en la novela autobiográfica del importante autor Tôkô Kon, narra la historia de Togo Konno (reflejo del propio Kon), un estudiante de lo más rebelde y perfecto ejemplo de la juventud de la era Taisho que se encuentra abandonado por su madre al cuidado de un amigo de la familia en el pueblo de Toyoka. Su carácter inestable y contestatario choca directamente con el pensamiento conservador y los estoicos modales que allí dominan, aunque ello no sean más que meras apariencias. Su apasionado romance con la bella Emiko, hija del doctor del pueblo, es el mayor detonante de los trágicos hechos que están por llegar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Akutaro aka
- Año: 1963
- Duración: 95
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Hay algunos hombres que nacen demasiado temprano, en un mundo demasiado antiguo, que se adelantan a las normas establecidas, a los regímenes políticos, a las luchas entre clases, a los ideales tradicionales, en general al tiempo en el que se han visto forzados a existir…
Uno de esos hombres fue Toko Kon, autor, artista e importante figura política y cultural de la Historia de Japón nacido en Yokohoma tan sólo dos meses antes que el legendario Kenji Mizoguchi, en 1.898, a finales de un siglo XIX inscrito en la era Meiji cuyas ideas llegadas de Occidente fueron infiltrándose en la sociedad nipona, hasta entonces aislada del Mundo, sin embargo los intentos de colonización extranjera, el crecimiento económico, la lucha contra los privilegios y a favor de la educación y la democratización vino acompañada de una renovación cultural.
Lo que acontenció tras la 1.ª Guerra Mundial fortaleció dicha democracia y la prosperidad en el país, en aquel entonces ya se había asentado una nueva era. Kon, procedente de linaje noble y culto, encajaba con el modelo del joven japonés inmerso en aquella era Taisho: contestatario e intelectual, para mucho más tarde convertirse al budismo. En 1.963 una de sus muchas novelas sería llevada a la gran pantalla por Seijun Suzuki, quien sintió que a partir de aquel proyecto su carrera, ahogada por las exigencias de Nikkatsu, pegaría un vuelco significativo al conocer al director artístico Takeo Kimura, si bien ya había roto muchos esquemas en su anterior La Juventud de la Bestia .
Dicha novela, adaptada por el prolífico Ryozo Kasahara (ligado a Mikio Naruse y responsable de la soberbia Red Angel , de Masumura), posee un cariz autobiográfico sobre el propio Kon, quien se disfraza bajo el alias de Togo Konno situándose la historia en su más pura juventud, tras ser expulsado de la academia Shinsei en Kobe por un escándalo con una muchacha y verse forzado a mudarse a la ciudad de Toyoka, manteniendo vivo su sueño de ir a Tokyo a estudiar literatura y convertirse en un gran escritor. Sin embargo estas aspiraciones tan ambiciones chocan con su carácter caprichoso, provocador y pendenciero.
Tanto que su fría madre le abandona allí al cuidado de un amigo de la familia. Suzuki, aun siendo meros encargos baratos y estereotipados todas esas películas que realizó bajo contrato, encuentra un doble espiritual en el joven Toko/Togo, un rebelde sinvergüenza dispuesto a romper las leyes y a burlarse de todos aquellos que las defienden, aunque suponga quebrantar la bien organizada existencia de las gentes de ese entorno tan ridículamente tradicional y estricto (el pueblo del film por los estudios Nikkatsu), y no obstante igual de inmoral, o más, que el propio protagonista.
Togo lee a August Strindberg y está más interesado en cultivar la filosofía de la vida libre, los verdaderos sentimientos, aunque eso no le impida cantar el himno nacional ni verse abocado a una cierta melancolía y pesimismo, desde luego un ser peculiar incapaz de encontrar su sitio en el universo encerrado en sí mismo que es Toyoka, del mismo modo que los intelectuales extranjeros en la sociedad japonesa en la primera mitad del siglo XIX. Todo es rechazo para este chico que poco a poco se gana la admiración de sus compañeros, a la vez que el temor por parte de otros (esos auténticos patanes del comité estudiantil contra abusos morales, sarcástico reflejo de las autoridades nacionales).
Suzuki hace brillar el humor de corte absurdo y juvenil durante un buen tramo mientras rompe la linealidad por medio de súbitos flashbacks sobre las experiencias de Togo, pero la atmósfera cambia por completo al aparecer otra chica en su vida, Emiko, hija del hipócrita y pervertido doctor del pueblo. Pero ella no es como la alegre prostituta del puente, el chico sabe que el amor sentimental suele conducir hacia el dolor, aun así el romance es inevitable, y se nos sume en él poniéndonos en la piel de los amantes, crucificados antes de tiempo al igual que en el relato de Monzaemon Chikamatsu.
La comedia del inicio queda ahora fuera de combate para narrar una historia de amor imposible, concentrándose el cineasta en captar dicha corriente de amor a través de las miradas y gestos de los amantes, revelando así la belleza de su alma y su naturaleza, a las cuales se opondrá todo el universo exterior (salvo Yoshi, la amiga de Emiko, y su madre, verdaderas celestinas y encubridoras). Evidentemente Suzuki, como ya ha ido enseñando en anteriores títulos, los jóvenes han de aprender a base de sufrimiento para madurar en la sociedad injusta en que viven, y sus destinos siempre están marcados por la desgracia.
Las tensiones acumuladas derivan en tristeza, por tanto no cabe sino esperar esta conclusión a un romance en principio bello y eterno, y será la base de terribles giros en la mejor tradición de la tragedia mizoguchiana , Suzuki demuestra que puede elaborar drama del más desgarrador, y en ello la colaboración de Kimura es esencial, así como la música de Hajime Okumura y la fotografía de Shigeyoshi Mine. Un vital Ken Yamauchi encarna de maravilla a su personaje, doble de Toko Kon, y esa preciosa Masako Izumi, tras ellos, los veteranos Shinsuke Ashida, Mieko Takamine y Emiko Azuma, maravillosos, y la aparición de Tomio Aoki (conocido por su gran papel en He Nacido, pero… , de Ozu).
Memorable también la arrebatadora Chiharu Kuri dando vida a la geisha Ponta, salida como de la pluma de Yoshiko Shibaki, y que protagoniza la vivencia más ardiente de Togo, plagadas de humor y optimismo, durante este flashback el director nos regala dos o tres poderosas secuencias que merecen ser recordadas para toda la vida.
Algo típica en cuanto a historia, personajes y situaciones, Akutaro (prefiguración de la menos seria Fighting Elegy ) es no obstante de las más logradas obras de la recién iniciada segunda etapa de su carrera. De nuevo contando con Kasahara, Suzuki volvería a adaptar más obras de Kon en el futuro…