Test
Sinopsis de la película
En las solitarias estepas de Kazajistan, un pequeño núcleo familiar formado por un padre y su hija viven en comunión con su medio natural. Una unión que se verá amenazada por una expedición llegada de la metrópoli soviética, es 1949 y la URSS prepara su primera prueba atómica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ispytaniye (Test) aka
- Año: 2014
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
7.1
91 valoraciones en total
Intimista, poética y poderoso drama ruso que tiene varios enormes méritos. Por un lado consigue contar una historia de amor en una especie de western sin un solo diálogo, a lo que se suma una localización natural que potencia una espléndida fotografía y que se complementa con un elenco brillante en el que se destaca la actuación de Elena An.
El director y coguionista Alexander Kott (La resistencia o La fortaleza Brest, 2010) edifica una trama tan simple como profunda, tan poética como minimalista, con la que impacta desde sus silencios, su amplios territorios desolados, sus personajes solitarios y actuaciones repletas de sentimiento y belleza interpretativa.
La propuesta de Alexander Kott ingresa de lleno en lo mejor del cine ruso de los últimos tiempos, con toda la impronta del esplendor del cine soviético de antaño y se impone con una estética propia que no desaprovecha un solo cuadro del celuloide utilizado.
Contar sin decir es una de las tareas mas difíciles del séptimo arte y el realizador ruso lo consigue con maestría y una potencia narrativa que se asocia con lo visual, la banda sonora y lo interpretativo para dar a luz uno de los productos más plausibles del cine de culto. Una exquisita pieza fílmica que amerita catalogarla como imperdible para los amantes del arte en toda la dimensión de la palabra.
Calificación Fanaseriecine: 9 sobre 10
Notable drama sin diálogos que se apoya en una espléndida fotografía, su exquisita banda sonora y en el excelente trabajo interpretativo de su protagonista para narrar una historia de amor en un contexto bélico.
Una sorprendente película que no se hace aburrida en ningún momento (su duración tampoco es excesiva) y que es una de las joyas ocultas dentro de la programación del Atlántida Film Fest 2017.
Más críticas y crónicas del Atlántida Film Fest 2017 en http://hambredecine.com
Años 40. En las frías estepas kazajas, un hombre adulto y una chica joven comparten una solitaria cabaña en medio de la nada. Padre e hija luchan contra los designios de la naturaleza, especialmente violenta en esta zona del mundo ante el frío y la lluvia que no paran de acechar. Por si fuera poco, algunos reductos de tropas soviéticas comienzan a desplegar sus unidades en esta región para ensayar con sus últimos inventos en materia militar. Mientras, dos chicos jóvenes parecen desear a aquella chica de las coletas con ojos penetrantes, aunque ésta parece más pendiente de cuidar a su progenitor que de establecer un romance.
El realizador Alexander Kott, que hace unos años ya cosechó elogios en el plano internacional con La fortaleza Brest, vuelve a la carga con Test, una cinta que, sin escapar del drama, se asemeja más bien a una especie de western ruso-kazajo con muchos de los elementos de este género. Decimos esto porque se nota la prevalencia de las miradas y los silencios sobre cualquier otra cosa, hasta el punto de que no existe más voz en toda la cinta que la de un grito desgarrador, también por esa turbia atmósfera donde no sabemos qué ocurre pero sí intuimos que algo gordo va a suceder. Y vaya si sucede: Test es una de esas películas que, engalanadas con un fascinante envoltorio, también son capaces de ofrecer un relato maduro, sentimental y tenso.
En la cinta de Kott hay drama sin desperdiciar saliva en una sola frase, desprende amor sin que lleguemos a contemplar un beso, tiene ecos de violencia sin que por ello sea necesario recrearse en sangre y vísceras… El lirismo de sus imágenes, fruto de una hermosa fotografía y de una alternancia de planos largos con otros que permiten contemplar el cúmulo de emociones que experimentan sus personajes, no es sino el fruto de un increíble trabajo de puesta en escena del cineasta, que logra conjuntar a la perfección todos los elementos que tiene a su disposición.
Por más que al principio Kott parezca recrearse excesivamente en las manifestaciones de sus personajes, el paso de los minutos irá otorgándoles a estos un carácter tan singular como atrayente, que logra salvar sin que nos demos cuenta las lógicas diferencias geográficas, sociales y personales que existen entre nosotros y este grupo de personas tan alejadas en tiempo y espacio. Es necesario destacar aquí la interpretación de sus protagonistas, quizá con más relevancia la que corre a cargo de la bella Elena An que la de un más sobreactuado Karim Pakachakov, pero la suave unión que se respira entre ambos hace que sus papeles se alimenten mutuamente.
Lo cierto es que hay pocos minutos de Test, entre los 95 que forman su metraje, que sean inocuos o pesados. Sólo en la recta final de película hay un par de momentos menos magnéticos que la excelencia general del relato, si bien es en estos instantes cuando se establece quizá la mejor metáfora de todo el film (esa ropa tendida…), amén de servir como preludio a un desenlace que, visto lo visto, no podía imaginarse de otra manera diferente a cómo Kott lo pone en práctica.
Sería de necios recomendar a un espectador concreto el visionado de Test, porque el film en sí es capaz de gustar a un gran abanico de público. Tan sólo con que uno esté dispuesto a disfrutar de la esencia misma del cine, como es que le cuenten una historia usando de la mejor manera posible los recursos que el director dispone para ello, disfrutará de lo que es capaz de transmitir esta película rusa. Difícil de entender que su difusión haya sido ridícula, por cierto, pero nunca es tarde para reivindicar algo tan bello como lo que aquí se nos ofrece.
Álvaro Casanova – @Alvcasanova
Crítica para http://www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
53 Festival Internacional de Cine de Gijón
Es una demostración del cine en su estado mas puro, en el que se cuenta una historia utilizando en exclusiva el lenguaje de las imágenes.
Los hechos se desarrollan en Kazajistán, cuando esta nación formaba parte de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y durante la época de la Guerra Fría en que el ejército ruso realizaba pruebas nucleares en el territorio estepario kasajo.
En una cabaña aislada en la estepa ventosa y hostil viven Dina y su padre, que junto a un joven kasajo y otro ruso son prácticamente los únicos protagonistas de la película. En el relato hay drama, violencia y amor, expresados sin diálogo y casi sin banda sonora, salvo ocasionales ruidos del viento, del correr del agua y un grito desgarrador hacia el final. La ausencia de diálogos se sustituye de manera magnífica por la expresión de los actores y la belleza y el simbolismo de las imágenes. Entre ellas destaco la sucesión de imágenes que paulatinamente culminan con la recomposición de dos rostros reflejados en el agua de un pozo y el simbolismo de la danza de dos prendas tendidas en la cuerda, formando figuras al mejor estilo del Teatro Negro. Los 95 minutos de duración de Test transcurren atrapando la atención todo el tiempo y creando paulatinamente una tensión que explota hacia el final. Así, esta película es una exhibición de maestría y calidad, que lamentablemente será ignorada por un gran sector de cinéfilos, como pasó con otras obras maestras de la cinematografía que no fueron difundidas ni apreciadas en su justo valor.
El 29 de Agosto de 1949 la Unión Soviética realizó su primera prueba nuclear en el noreste de la república de Kazajistán, a 150 km al oeste de Semipalátinsk, la actual Semey, en una zona de 18.000 km2 de estepa que se daba por deshabitada, aunque ni fuera así ni sus habitantes previamente desalojados.
Talgat y Dina, padre e hija, viven aislados de todo el mundo en la estepa nororiental kazaka. Talgat, que padece narcolepsia, parte todas las mañanas de su casa conduciendo su camioneta, y la adolescente Dina queda al cuidado de la casa. La joven está medio comprometida con Kaysin, un joven de un lugar cercano, sin embargo la llegada de otro muchacho de su edad, de origen ruso, acróbata y seductor, alterará la situación.
Alexander Kott dirige y escribe esta película después del éxito conseguido con la suya anterior La frontera de Brest. En este caso sorprende con un film mudo, aunque con sonido, en el que la naturaleza (mostrada tanto de forma real como también simbólica) en plena comunión con la escasa vida humana que habita en su entorno, por encima de las variadas tramas que existen, es la protagonista. Y es que asistiremos a un mundo que ya es rescoldo del nomadismo vigente en siglos pasados, aún con sus ritos y costumbres de antaño, y con un clima inmisericorde, a un triángulo amoroso de final dramático y preludio del apocalipsis que traerá lo que supone el título.
El trabajo de Kott se manifiesta pleno de lirismo y consigue una obra absolutamente idílica, de belleza visual asombrosa, en la que la ausencia de diálogos se suple con un guion muy bien definido y expresado, a la vez que dinámico, el cual, junto a una eficaz dirección, hacen que la más de hora y media de metraje no se haga pesada al espectador en ningún momento, sino todo lo contrario.
Por último, añadir que el gran resultado conseguido no sería tal sin la excelente fotografía de Levan Kapanadze. Fotografía que no queda como una bella postal, sino que Alexander Kott la utiliza como una protagonista más dotando a cada fotograma de un concepto en sí mismo.