Temblores 5: El legado
Sinopsis de la película
El peligro va a alcanzar cotas muy elevadas para el superviviente Burt Gummer (Michael Gross) en su caza del monstruo más peligroso con el que se ha topado hasta el momento. Cuando contratan a Gummer para capturar a un mortífero ser que aterroriza a Sudáfrica, éste y su nuevo compinche, Travis Welker (Jamie Kennedy), se enfrentan a una auténtica lucha por la supervivencia contra dos bestias salvajemente agresivas. Al descubrir que los monstruos han evolucionado hasta convertirse en criaturas aún más letales, su misión suicida les conduce a un nivel de terror desconocido… mucho mayor del que esperaban encontrar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tremors 5: Bloodline
- Año: 2015
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
4
85 valoraciones en total
De esta humilde saga de películas con bicho que se inició con Temblores, filme cuya máxima virtud era su humildad, falta de pretensiones y su desenfado, llegamos a esta quinta parte, rodada en Sudafrica, con un único superviviente del reparto original, el maníaco de las armas. Como final de la saga no está tan mal, contando que siempre fueron filmes modestos cuyo máximo aliciente era el humor ante los bichos y cierta dosis de mala leche, algo de lo que este filme comparte con los demás. Y la parodia de Ell único superviviente y demás documentales de los del canal Historia y Discovery, resulta ciertamente gratificante. Se puede ver si no esperas nada de ella.
Adios, Nevada… ¡Hola, Sudafrica! El periplo estadounidense de Burt Gummer -de nuevo Michael Gross, quién si no- toca a su fin. Pero afortunadamente, para los monstruos subterráneos tanto da arrastrarse bajo los desérticos subsuelos de una u otra punta del planeta.
La popularidad a nivel mundial como cazagraboides ha convertido al patán de Burt Gummer en una suerte de Bear Grylls internacionalmente conocido, y basta con que la tierra comience a temblar en el extremo meridional del continente africano para desplazarse allí respaldado -por primera y penúltima vez- por su ¿sucesor?: el guionista, cómico, actor, productor, ex de Jennifer Love Hewitt y showman dispuesto a meterse en cualquier berenjenal que surja (¿alguien se acuerda de El Hijo de la Máscara?) Jamie Kennedy. La presentadora, actriz y modelo sudafricana Pearl Thusi (Quantico) aporta el músculo femenino.
Titularla El Legado no podría sonar más apropiado para esta quinta entrega. Sería la primera que cambiaba de manos sin que participara ningún miembro fundador de la franquicia cazagusanos. Universal Home Entertainment seguirá contando con el mostachudo fan de los Atlanta Hawks. No necesita más.
Plomo, arena, sangre y humor. Mucho, mucho humor: nunca se es demasiado viejo para practicar la lluvia dorada con un león.
Quinta entrega de los famosos gusanos subterráneos que fueron todo un boom de los videoclubes de los años 90, con una nueva historia que mezcla terror y humor con acierto.
Después de numerosas secuelas e incluso precuela de una calidad cuestionable, todo el mundo esperaba que los gusanos subterráneos hubieran desaparecido, pero nada más lejos de la realidad. Vuelven con energías renovadas y con nuevas evoluciones en una quinta entrega que recupera el espíritu gamberro de la primera y logra ofrecer el toque de terror necesario.
Mas de lo mismo, no tan mala como parece pero solo apta para seguidores de la saga que ahora cambia del desierto de Mojave a Sudáfrica para continuar la lucha de Burt (Michael Gross, el único actor que sigue en la saga) contra los gravoides. Temblores 5 es una película barata (apenas unos cuantos efectos donde sale el monstruo) que pretende afianzar el interés con el cambio de escenario pero que sigue siendo mas de lo mismo, menos espectacular y (posiblemente) una secuela innecesaria. No queda nada en este Temblores 5 de la excelente Temblores (Ron Underwood, 1990), quizás el problema sea el agotamiento de la franquicia (5 películas y una serie televisiva) o quizás simplemente sucede que lo que funcionaba como película de monstruos en los 90, ahora ya no funciona porque gracias al CGI, cualquier película o serie tiene mas monstruos digitales que toda la saga de Temblores . En el apartado humano , la interacción ente Gross y Jamie Kennedy es buena (hay química) pero no da para mucho (carecen de la calidad de Fred Ward y Kevin Bacon en la primera), son dos actores televisivos metidos en una película de serie B que vive del nombre de la franquicia. Una pena…
A veces se pasan mucho con las secuelas, sobre todo en sagas que no son dignas de eso por ser simplemente de serie B, y no tener un seguimiento masivo.
Tras la horripilante precuela en el Oeste (algún día tendré que volver a verla para escribir aquí su crítica, pero me da pereza), ¿quién iba a esperar otra más?
Pues nada, aunque nadie la había pedido, ya tenemos de vuelta a Burt Gummer y a todas estas variedades de bichos. Y no podía ser de otra forma que el loco de las armas es el único que sigue en la brecha. Obviamente, Kevin Bacon tiene mejores cosas que hacer, y también Fred Ward, que aunque esté muy desaparecido, el hombre tiene que estar ya muy mayor para perder el tiempo con cosas como esta.
Y mira que la primera película tenía su encanto (véase mi crítica, que la puse bastante bien), y de hecho me encanta, pero luego todo fue a peor, y por muy benevolente que se quiera ser, todo tiene un límite.
Uno quiere ser bueno, pero es imposible darle el aprobado a esta película.
Tenemos a un protagonista que ya no tiene ni de lejos la gracia de antaño, y cuando trata de ser cómico, es más bien patético, como por ejemplo en la escena de la jaula.
Los ataques de los monstruos están muy mal hechos. Además, de una forma muy descarada, se nota que tratan de evitar enseñarlos (obviamente por falta de presupuesto) y salen lo menos posible. Tiene guasa que cuando los hacían con muñecos animatrónicos quedaban más creíbles en pantalla que ahora con el ordenador.
Pero no solo es eso. Se nota que marean mucho la perdiz con la presentación de nuevos personajes y la preparación de la cacería, tardando un poco más de la cuenta en arrancar. Cuando llega la acción, todo podría haber mejorado un poco, pero no.
Tenemos a una negra emulando sin derechos de autor a la Lara Croft de los últimos juegos. El humor es flojísimo. Los culo en llamas son todavía más ridículos que antes. Hay una escena completamente copiada de la cocina jurásica.
Por no hablar de las incongruencias argumentales. Dicen que solo atacan de noche, y luego salen de día. Ahora los graboides pueden saltar cual ballenas jorobadas y escupir los tentáculos (¿qué demonios es esto?). O ese momento del helicóptero que precisamente y por casualidad está situado justo enfrente de la cueva para poder disparar sin tener que volar. Sin olvidar el rebaño de vacas con el bicho al lado y que no les hace caso, cuando en películas anteriores había ataques al ganado. Y así todo el rato. Está hecha sin ganas. Y aunque las tres primeras me gustaron, a partir de la del Oeste esto ya pasa de castaño oscuro y no hay por donde cogerla.