Tehran Taboo
Sinopsis de la película
Esta es la historia de una contradicción, de los secretos a voces que se esconden en Teherán, una ciudad en la que las estrictas leyes de la religión conviven con el adulterio, la corrupción, la prostitución y las drogas. Cuenta las vicisitudes de tres mujeres y un hombre, cuyas vidas se cruzan en la metrópolis iraní, en un día a día que rompe con todo tipo de tabúes.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tehran Taboo
- Año: 2017
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7
55 valoraciones en total
Irán es un Estado que se ha constituido con fuertes restricciones para su población desde la Revolución acontecida entre 1978 y 1979, hecho que dio como resultado la República Islámica de Irán. Bajo dicho contexto se ha dado mucha represión en la población a quienes entre muchas otras cosas, no se les permite criticar el gobierno.
Un vivo ejemplo de esto en el campo cinematográfico es el realizador Jafar Panahi, a quien se le ha podido filmar (e incluso escribir guiones) pero que su pasión lo lleva a hacerlo de forma clandestina y con mucha imaginativa. En Taxi Tehran (2015) el director recorría la capital de su país desde el interior de su automóvil moviéndose entre el documental y la ficción.
Ali Soozandeh, realizador iraní-alemán ofrece también un recorrido por las calles de Tehran, pero uno muy distinto al de su contraparte, aunque comparten algo en cuanto a las restricciones de este país. Para Soozandeh simplemente era imposible pensar filmar este largometraje de animación en el propio Irán, debido a la ácida crítica que hace, ofreciendo temas tabú en una sociedad tan conservadora.
El filme sigue a lo largo de su hora y media de duración a un grupo de personajes, jóvenes y adultos que se mueven en una capital que se aleja de ese conservadurismo, más bien se rompen estas ideas y sus personajes parecen romper las cadenas de opresión que nos demuestran problemas de drogas, prostitución, violencia, extorsión, infidelidades y demás.
De esta forma Soozandeh va encadenando una serie de situaciones alrededor de estos individuos, que se ven imbuidos a la fuerza por una sociedad abrasiva que se esconde bajo un manto religioso que la mayoría del tiempo no es más que una careta como también sucede en occidente.
El trabajo de animación del filme es soberbio, mediante la técnica de rotoscopio logra transmitir un gran realismo, siendo una técnica bastante eficiente. Sin duda Ali Soozandeh consigue una muy buena obra, habrá que ver que le depara el futuro, lo único que parece seguro es que no le permitirán el ingreso a Irán.
Lo bueno
El vistazo obligatorio de una sociedad que desde un lugar como Costa Rica es todo un misterio. Teherán en Irán. Sus costumbres, sus prohibiciones, sus personajes, sus vicios, sus irracionalidades. El filme, a pesar de ser animado tiene un toque muy humano para tratar temas tan profundos como la familia, el honor y la prostitución.
Me gusta el tipo de animación que nos acerca mucho a personajes reales, ignoro como se llama esa técnica, pero resulta ideal para lo que se cuenta en escena. Recuerda en cierta medida a A Scanner Darkly.
El personaje del niño es vital para entender todo lo que pasa y se muestra, la analogía con él y lo que le pasa es una clara muestra de una crítica con gritos sordos al mundo, esto pasa todavía en pleno siglo XXI, en una de las capitales del mundo. Algo inaudito.
La música de Ali N. Askin llena los huecos que deja el silencio de lo que se contempla. Maravillosa partitura.
Es un cine de denuncia, fuerte, sincero y muy artístico.
Lo no tan bueno
Las historias entre cruzadas funcionan bien, pero hay pobrezas de desarrollo en unas más que otras, eso hace caer el filme en ritmo a pesar de tener un metraje bastante exacto.
Opinión Final: Un filme de animación para adultos, para aquellos que estén dispuestos a escuchar, y a ver que al final, a pesar de la dogmatización de una sociedad como la iraní no resultamos tan diferentes. ¿Por qué?, por nuestra humanidad compleja, por compartir las mismas inquietudes, por seres sexuales, porque ante todo queremos pretender perfección. Un filme de estudio y complejo de analizar con solo una vista. En todo caso, una prueba de cine humano irrepetible.
Tehran taboo es una buena película de animación. Un duro drama de denuncia sobre la represión moral marcada por la religión en Irán.
La historia se centra en la corrupción, la prostitución y las drogas. El sistema va pudriendo todo lo que toca de manera directa o indirecta, y perjudica a la sociedad pero principalmente a la mujer al estar en una posición de debilidad ante los hombres.
Nadie escapa a ese control, poco a poco la decencia desaparece y sólo hay dos alternativas: eres el dominante o el dominado.
Con bandera austriaca pero plena vocación iraní, se presenta uno de los trabajos premiados en el último Festival de Sitges, en el apartado de mejor película de animación, un drama intenso, con un marcado carácter de denuncia a una sociedad islámica, dominada por la hipocresía que promueve su férreo fundamentalismo religioso.
En la capital del país iraní, Teheran, tres mujeres comparten problemas propios de una sociedad patriarcal, que apenas deja un mínimo margen para la libertad individual.
La corrupción, la prostitución y las drogas, fenómenos normalmente asociados a la sociedad occidental, se muestran como un secreto a voces, pese al peligro que supone estar bajo un régimen que contempla la pena de muerte entre sus competencias, por motivos ni tan siquiera imputables en la mayoría de códigos penales a nivel mundial.
Escrita y dirigida por Ali Soozandeh, el film supone su debut como realizador, tras abandonar su Irán natal, un muy prometedor comienzo, que tiene el valor añadido de validar su capacidad como cronista, de un problema social que evidentemente, conoce de primera mano.
Un trabajo adscrito a la técnica de rotocospia, ideal para argumentos más adultos, consistente en la grabación de imagen real, que posteriormente, se traslada al dibujo mediante la captura del movimientos, un estilo que ya ha dejado muy buenos resultados en películas como A Scanner Darkly, o Vals con Bashir, con la que no solo comparte forma, sino también ese mencionado fondo de denuncia política y social.
Finalmente, Tehran Taboo se muestra como un trabajo necesario, casi de obligada visión a la hora de mostrar una dolorosa realidad, que en ningún caso es tratado de forma frívola. Muy hábilmente, recoge un perfil humano y un carácter de realismo, a la que seguro muchas películas no animadas les gustaría portar.
Y a las 21:00 el día tocó a su fin con una película animada que compitió en Annecy en 2017, año en el que ganó el premio a Mejor Película de animación en el Festival de Sitges: Tehran Taboo, dirigida por Ali Soozandeh. Puri, que no puede abandonar a su marido sin el consentimiento, se ve obligada a prostituirse ante la mirada de su joven hijo Elias. Sara está embarazada, y desea encontrar un trabajo a escondidas de su amigo banquero. Donya folla con el músico Babak y, forzada a aparentar virginidad ante su prometido, fuerza a este a que le financie una reconstrucción de himen. Estas tres historias coinciden en el impertérrito escenario del Teherán de hoy. Drama tremendo de carácter social, cine iraní desolador desde la perspectiva de la animación. Una interesante animación de sombras y difuminados que pinta sobre metraje con actores reales, y que muestra un marcado interés estético en la fotografía con las transiciones y planos de paisaje y escenario. Pero es una película de personajes y guión, que no por ser animada se guarda nada a la hora de sumergirse en las miserias de una sociedad destrozada con una sordidez y dureza extremas. Todas las subtramas funcionan por separado, y su combinación en pos de una tensión cada vez más desgarradora culmina en un clímax de impacto emocional con varias revelaciones inesperadas y explosivas. Es escabrosa y algo efectista, y no hay per se nada renovador y personalmente personal en la manera de estructurar el argumento y ponerlo en escena, pero difícilmente podría estar mejor ejecutada. Muy recomendable.