Super Fly
Sinopsis de la película
Priest es un traficante de cocaína que disfruta de una vida lujosa en Harlem, pero sabiendo que tarde o temprano acabará muerto o en prisión, decide que quiere retirarse del negocio de la droga. Pero antes de hacerlo quiere dar su mayor golpe: vendiendo 30 kilos de cocaína a cambio de medio millón de dólares.
Detalles de la película
- Titulo Original: Super Fly (Superfly)
- Año: 1972
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6
32 valoraciones en total
¿De qué va?:
Ron O Neal encarna a Priest, un traficante de drogas neoyorkino que quiere pegar un buen pelotazo y retirarse definitivamente del negocio al darse cuenta de que con su vida actual puede acabar muerto o en la cárcel en cualquier momento. Sus socios no terminan de verle la gracia al asunto con lo que lograr sus planes no le resultará sencillo…
Crítica:
En la década de los setenta surgió con fuerza en el cine americano el género blaxploitation. Al arrullo del black power crecieron como setas películas con un desarrollo casi idéntico: negros traficando con drogas, negros bandeando con polis corruptos, chicas fáciles en busca de camellos negros con personalidad, negros con bigote, negros en almíbar, vamos, lo que se viene llamando una merienda de negros en toda regla, y es que el nombre de este subgénero policiaco no lo pusieron al azar, no.
Dentro del género se pueden encontrar algunas castañas pilongas tipo Shaft, las rojas noches de Harlem, que fue mi peli iniciática en el tema y que desde ahora mismo catalogo como un rollo patatero y sin sustancia alguna, pero en cambio ésta que nos ocupa me ha supuesto una agradable sorpresa cuando ya estaba a punto de mandar el blaxploitation al baúl de los recuerdos.
Un prota creíble, un argumento sólido con una especie de Carlito Brigante a la afroamericana que quiere salir del mundillo de la droga y no le dejan, con una muy buena canción original de Curtis Mayfield que da lustre a la película, más una fotografía que capta perfectamente la esencia de la calle de forma casi documental y un regustillo final a buen cine setentero, reflejo de una época en la cual los propios negros se encasillaban sin complejos en roles marginales sin que (casi) nadie se rasgara las vestiduras por ello, por cierto, el reparto cumple con creces.
Todo ello mientras la cocaína corre como el agua y la gozan todos estupendamente, aquí nada de moralismo antidrogas, aquí las drogas son lo único bueno, vaya, como diría Torrente, en ningún momento la droga salta y te muerde los cojoncillos.
Blaxploitation recomendable.