Sunchaser

4 comentarios en «Sunchaser»

1. Película que logro conmocionarme, no de gran manera como muchas que he visto, pero logro hacer su trabajo al dejarme un buen sabor en la boca. Película que tal vez la trama sea lenta, película que tal vez en algunas partes llegues a decirte Que hueso, que aburrida pero en realidad esta película abarca muchos valores, la amistad y la lealtad son uno de ellos, es una aventura que nos muestra muchas enseñanzas para la vida.
   
   Recomendaría verla, aunque no es para todo tipo de publico. Que la belleza siempre esté a vuestro alrededor. Namaste!

2. Del gran director Michael Cimino que nos maravillo a muchos con películas como Manhattan Sur o la enorme El cazador, llego esta road movie de bonitos paisajes y reflexiones profundas producidas entre sus protagonistas. Cierto es que no es lo mejor de Cimino, pero se nota su toque único e inconfundible en unos cuantos momentos. Unamosle la presencia de Woody Harrelson, uno de esos actores que siempre caen bien hagan lo que hagan y la cosa mejora. No les negare que hay road movies infinitamente mejores, pero tengo que decir que esta es de las que van creciendo enormemente en su tramo final. Es por esta parte final, y por supuesto por ser de quien es, por lo que merece la pena ser vista.

3. Más allá de que no me atrapa la forma de la que está desarrollada la premisa, encuentro del todo inconcebible el cariño que de repente desarrolla el secuestrado por el repelente personaje interpretado por Jon Seda. Esta realidad hace que a pesar de los excelentes paisajes sea absolutamente imposible disfrutar con nada de esta película. Además el conflicto moral es manido, buenista y carece de la menor hondura. En definitiva, Cimino se va por la puerta de atrás.

4. 221/13(20/09/17) Interesante última realización del maldito Michael Cimino (estuvo 20 años hasta su muerte el 2 de julio de 1996 asus 77 años sin dirigir más) una road-movie con momentos atractivos, pero en su conjunto cayendo en lo previsible en su desarrollo, destacables son las actuaciones de su pareja protagonista, un Woody Harrelson siempre efectivo y un excelente Jon Seda en el rol de gangsta en estado terminal. El guión original de Charles Leavitt (Diamantes de sangre) construye thriller al que le sobre metraje para sea más sólido y pétreo, habiendo tramos eliminables, ejemplo toda la subtrama referente a la esposa del doctor, aporta entre cero y nada, pero que tiene aciertos en los referidos protagonistas, en la bella fotografía de Douglas Milsome que retrata Arizona con resonancias fordianas o a la más reciente Thelma & Louise. Cinta que entretiene con una historia de descubrimiento personal, pero tiene algunas aristas que la lastran.
   
   Blue Monroe (Jon Seda) es un delincuente juvenil de 16 años, encarcelado por asesinar a su padrastro, padece un cáncer terminal de abdomen. El Dr. Michael Reynolds (Woody Harrelson) es el oncólogo que lo trata. Durante una visita médica, Blue descubre que sólo tiene un mes para vivir y decide escapar. Secuestra al Dr. Reynolds y lo obliga a conducir a Arizona. Tendrá importancia en el relato la Dra. Renata Baumbauer (Anne Bancroft).
   
   Cimino marca este road-movie con su habitual esteticismo paisajístico, retratando con gusto plástico el sudoeste estadounidense, sus infinitas rectas carreteras, sus majestuosas montañas, sus hermosos cañones, sus mágicos desiertos, o una manada de caballos trotando por una llanura, con un estupendo diseño de producción de Victoria Paul (Breakdown o Mi primo Vinny), rodando en escenarios naturales de California (Los Ángeles), Utah (Moab), Arizona (Jerome y Sedona), y Colorado (Ouray), embellecido pro la ello con la ayuda de la formidable fotografía de Douglas Milsome (El resplandor o La chaqueta metálica), ensalzando estos bellos lares, engrandeciéndolos de modo lírico-estético, así como sabiendo mostrar el aspecto feista de otros interiores como el del bar de carretera.
   
   Y en medio de esto intenta mostrar una historia del descubirimiento interior, ello a través de la relación entredós seres opuestos, de clases radicalmente diferentes, un doctor, Reynolds (oncólogo), que vive en una existencia feliz, tiene una bella esposa, posee un coche deportivo de 175.000 $, está en negociaciones para comprar una casa de más de 2 millones $, y está pendiente de un ascenso en el hospital, pero este aparente éxito se ven peligro (como era previsible con ese remarcado de opulencia personal) cuando es secuestrado por su antagonista, y esto derivará en que encuentre (quizás) su verdadero yo, su compasión, su humanidad. Woody Harrelson lo encarna con energía, visceralidad, con emoción, con un arco de evolución gradual, manteniendo duelos electrizantes con Blue, Brandon Blue Monroe es un joven presidiario de 16 años, un navajo que ha sufrido abusos de pequeño, ha vivido una infancia tormentosa en un barrio conflictivo, y ante la proximidad de su muerte siente una epifanía sobre un lago milagroso, encontrando que su única vía de escape es unir su destino al Doctor Reynolds. Jon Seda le da vida con mucha emoción, determinación, sentimiento, rabia, seguridad en sí mismo, sabiendo alternar sensaciones, en su debe que no es creíble que tenga 16 años, cuando en realidad tenía una década más (26 años), Y entre ellos surge una gran química, surcada de encuentros y desencuentros, con sentidos diálogos, donde el racionalismo del médico chocara con el espíritu místico creyente de Blue, Como defecto mencionar que no hay originalidad alguna en su entente, se ve de lejos lo que pasará al final, regando el metraje de algunos picos de incisiva intensidad y muchos valles, siendo en su conjunto irregular, aunque es mucho mejor casi todas sus obras anteriores, totalmente erráticas, pretenciosas, y pedantes (La puerta del cielo, Manhattan sur, El siciliano, y 36 horas desesperadas).
   
   La cinta tiene un componente de reflexión sobre la razón empírica de la ciencia de la medicina, frente al poder espiritual de lo místico, sobre lo esotérico, en realidad sobre su efecto placebo, pues muchas veces (en realidad la mayoría), es más lo que crees, que lo que es, es decir, si crees que puedes curarte (por x motivo, incluso lo mágico) tu cuerpo estará predispuesto a ello, y tendrás más posibilidades de sanar. Este poder espiritual Cimino lo intenta infundir al espectador mediante el esplendor de los parajes naturales, pero le falta hondura y le sobra superficialidad.