Sueños de un seductor
Sinopsis de la película
Allan Felix (Woody Allen) es un cinéfilo que sufre una extraña y recurrente alucinación: Humphrey Bogart le da consejos sobre cómo seducir a las mujeres. Dick y Linda (Roberts y Keaton), un matrimonio amigo suyo, le presentan a varias chicas, pero Allan tiene tan poca confianza en sí mismo que todas sus citas resultan un fracaso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Play It Again, Sam aka
- Año: 1972
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
7.7
99 valoraciones en total
El cineasta de Footloose Herbert Ross, rueda esta adaptación cinematográfica de la pieza teatral epónima en su título original Play it again Sam de Woody Allen con el protagonismo de un histriónico aunque divertidísimo Allen, quien nunca había hecho tantas muecas bufonescas desde su celebrada El dormilón …
La primera vez que Allen rueda con Diane Keaton nos muestra una química dentro de la pantalla realmente apabullante… es más, en algún punto del metraje pareciera como si Keaton disfrutara realmente con las bufonadas de un Allen que está así mismo esplendoroso…
La idea de un Bogart virtual pudo ser influencia posterior para que Tarantino la emulara con el personaje de Elvis en el guión para la película de Tony Scott, Amor a quemarropa …
Lo cierto es que en el idioma original, la caracterización de Bogart por parte de Jerry Lacy es absolutamente impactante dada su increíble verosimilitud de pose y dicción…
La fotografía es bastante aceptable a cargo de Owen Roizman el creador de la persecución policial más espectacular en la historia del cine en French Connection y la banda sonora bebe del jazz de Oscar Peterson y la ópera de Béle Bartok y su sinfonía para cuerdas número 5, siendo el creador musical para tv, Billy Goldenberg el responsable de la misma…
Van Gogh, Lautrec o Jackson Pollock son en esta ocasión las notas al pie de página de esta divertidísima obra de Herbert Ross, hecha por encargo de Allen sobre una obra suya…
G E N I A L.
Es más fácil cuando hay química.
Cuando hay química, los diálogos fluyen.
Cuando hay química, la réplica es natural.
Cuando hay química, las risas se contagian.
Cuando hay química, los pesares nos duelen.
Cuando hay química, las relaciones se hacen familiares.
Cuando hay química, todo es más íntimo y cercano.
Cuando hay química, no queremos que se acabe.
Cuando hay química, una película normal se convierte en una buena película.
Cuando hay química, todo es más convincente.
Si Woody Allen y Diane Keaton coinciden en un film, está claro que hay química, y si además llevan realizando esta película en el teatro durante mucho tiempo, la química se convierte en una atracción magnética natural. Si además se parodia al gran Bogart mejor que mejor. Sueños de un seductor divierte, y mucho.
Lo mejor: los momentos Allen-Keaton y Bogart . Si me necesitas, …silba .
Da gusto ver películas así. Da gusto ver como se pueden tomar referentes en los clásicos sin insultarlos y/o destrozarlos.
El film constituye un eslabón más en la exploración de las relaciones hombre-mujer que trufan la filmografía alleniana. Esta vez se aporta la novedad de tener un punto de referencia externo a las propias cavilaciones de Allen. Se trata de Bogart ejerciendo de consejero sentimental. La gran virtud es que se consigue no reducir a Humphrey a una especie de guiñol estereotipado, sino que se le muestra de forma seria y respetuosa, constituyendo así un homenaje en toda regla al citado actor.
No faltan, como no, los momentos de humor irónico. Aunque destaca, como en toda la primera parte de las películas de Allen una cierta tendencia al humor más físico que a la preponderancia en los diálogos.
No puedo dejar de mencionar el maravilloso final. Todo un monumento al buen gusto y al homenaje desde la admiración a ese clásico imperecedero que es Casablanca . Una maravilla.
Lo mejor: Todo, pero hago mención especial a la espectacular Diane Keaton. Es triste ver como está acabando su carrera.
Lo peor: Que Allen no la dirigiera.
Si con Annie Hall Woody Allen se consagró como una verdadera estrella del celuloide, 5 años antes creo una pequeña gran obra de arte sacada de sus propios guiones para el teatro.
Para mí, Sueños de un seductor es la obra maestra de este maestro judío y miope. Creo que acertó con esa idea tan brillante, alejada a los lios de matrimonios, amantes..etc, pero sin dejar de ser él en cierto modo, tan hipocondríaco y con crisis sentimentales. A esta gran idea de querer ser como Bogardt se le une la forma tan delicada de combinar en las escenas las personas de verdad, con los personajes que rondan los pensamientos de Allan Felix. Si a esto le añadimos un guión excepcional y
a Diane Keaton en una actuación de 10 y al propio Allen en uno de sus mejores papeles obtenemos este PELICULÓN , para mí, con mayúsculas.
– Siempre nos quedará París. Lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca. Anoche volvimos a recuperarlo
Y nació el mito. Una película intocable por el tiempo, pero no por Woody. Solo un genio como Allen podía tocar Casablanca y al mítico Bogart sin caer en la estupidez y quedando en un hermoso homenaje. Con las palabras de Rick a Ilsa, nos presentan a Allan, quien observa embelesado la película en una sala de cine. Un brillante comienzo para una película en el que el amor al cine está presente constantemente.
Así comienza Sueños de un seductor , dirigida por Herbert Ross en 1972. Se trata de una adaptación de Allen de su propia obra teatral, estrenada en el Broadhurst Theatre de Nueva York en 1969 con enorme éxito de público y crítica. Se trataba de Play it again, Sam, que fue interpretada precisamente por Woody Allen y Diane Keaton.
Aunque la película no figure en su filmografía, marca un antes y un después en la carrera de Allen. Porque, aunque el humor de Sueños de un seductor se basa más en el gag visual, más propio del cine mudo, que en esos temas que tanto le obsesionan y en los que profundizará en el resto de sus películas, estamos ante una película completamente Alleniana, en la que Woody encontró un personaje que ya no le abandonaría. Todas las neurosis que han caracterizado el cine posterior de Allen como director, están presentes en el guión de esta película
Allan Félix es un neurótico cinéfilo recién abandonado por su mujer, que buscará consejo en la imaginaria imagen de su ídolo: Bogart. Al que intenta imitar aunque eso signifique el renunciar a ser uno mismo.
Un buen guión es aquel que hace que cada espectador piense que se está hablando de él. Y Woody es un experto en esta materia, pues retrata unos personajes cargados de miedos, inseguridades y las mismas dudas con las que nos sentimos identificados todos.
Un guión excelente unido al nacimiento de una pareja que nos dejaría más adelante películas como Annie Hall o Manhattan. Keaton y Woody daban los primeros síntomas de la gran química que existía entre ellos.
El teatro Maravillas representa actualmente Tócala otra vez, Sam. Una excelente adaptación del texto de Allen, que te traslada a Manhattan durante unos gratificantes 90 minutos, y te devuelve a la vida real rebosando felicidad.