Sueños cotidianos
Sinopsis de la película
La joven Omitsu se ha quedado sola con su hijo Ayabou tras verse abandonada por su esposo, Mizuhara. Cumplido su turno de camarera, regresa a casa para descubrir que su marido ha regresado. Mizuhara promete hacer borrón y cuenta nueva, así como encontrar un empleo que permita a Omitsu dejar de trabajar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yogoto no yume
- Año: 1933
- Duración: 64
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Opinión de la crítica
Película
7.3
55 valoraciones en total
Omitsu (Sumiko Kurishima) es una madre soltera que trabaja como mesera en un bar, constantemente tiene que lidiar con hombres que se acercan con intenciones amorosas. A pesar de las complicadas jornadas, el contexto laboral y una economía a la baja, lucha por solventar las necesidades de su hijo Fumio (Teruko Kojima), para criarlo con los mejores valores.
El día a día de ellos cambia con la aparición de Mizuhara (Tatsuo Saitô), su esposo, el hombre que la abandonó por la complicada situación en la que vivían, se había ido sin dejar información y evidentemente, sin ayudarle en nada. Su regreso es una afrenta para Omitsu, lo señala de cobarde y débil, él busca ser aceptado, luchar por su hijo y esposa, promete encontrar trabajo.
Película muda japonesa, uno de los primeros largometrajes de uno de los realizadores clásicos del cine de este país, pero no tan reconocido como Yasujirō Ozu o Kenji Mizoguchi. La obra apenas sobrepasa la hora de duración, la historia es del propio Naruse, mientras el guion fue escrito por Tadao Ikeda, también un clásico de esta época, en el apartado de guionista.
El resultado del filme es increíble, a pesar de su corta duración logra presentar muy bien a los personajes y su contexto, consigue empatía e interés por sus vivencias, y a pesar de lo básica que es la historia, no pierde tiempo en mostrar elementos innecesarios o distractores, hace que fluya de forma natural, con una trama que trasciende cualquier época, está completamente vigente.
Muda y con casi noventa años de haberse realizado, la sensibilidad de sus imágenes está latente, el drama más humano y por ende más impactante, sin dejar de lado alguna dosis de humor, apenas lo justo para no desviar la atención. Sobresaliente, maravillosa.