Stonewall
Sinopsis de la película
En junio de 1969, una serie de hechos desembocaron en violentos disturbios en el bar Stonewall Inn de Greenwich Village, frecuentado por gays y transexuales. Este fue el punto de partida de los movimientos que reivindican la igualdad de derechos de la población homosexual.
Detalles de la película
- Titulo Original: Stonewall
- Año: 2015
- Duración: 123
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Opinión de la crítica
Película
5
76 valoraciones en total
Lo primero que quiero decir que me pareció una buena película.Toca un tema difícil como la segregación de gente gay, lesbiana, transexual de fines de los 60 en una New York muy pacata.
Y el comienzo de la lucha de reivindicación de esos grupos, fue en una noche, en un bar llamado Stonewall en junio de 1969.
El director decidió contarnos la historia a partir de un apuesto joven, Danny, de un pueblo de Kansas , que al revelar su homosexualidad es totalmente discriminado y se tiene que ir a vivir a la gran ciudad, en este caso Greenwich Village, parte de Manhattan en Nueva York
Allí tendrá que enfrentar la violencia policial, la corrupción en los garitos, la prostitución, haciéndose amigo de un grupo de marginales gay.
Roland Emmerich fue muy criticado por detalles, como que la primera piedra contra el local Stonewall y que detono la batahola en la película es arrojada por Danny y no como en realidad sucedió o que la activista trans de raza negra Miss Major es encarnada por una mujer blanca .
El director hace una recreación, no es un documental, por lo que se puede tomar ciertas licencias a la hora de contar su historia, siempre que respete la esencia de lo sucedido, como sucede en esta película.
La cinta tiene una fotografía muy cuidada, la historia es fácil de seguir, tiene buenas actuaciones y lo principal entretiene dejando un mensaje de tolerancia con la diversidad de géneros.
Quizás algunos la criticaron por ser blanda, pero no por meter desnudos y escenas escabrosas el mensaje va a llega más claro.
Según el Box Office, la película recaudo unos míseros U$S 112,834 en todo el fin de semana en las 129 salas en las que se estrenó. La película nunca llego a recuperar el presupuesto, bastante modesto por cierto, que rondo los 13 millones de dólares y que pagó Emmerich de su propio bolsillo. Realmente una injusticia .
Creo que el gran problema de la película, es que fue filmada por Emmerich, un director ligado a películas pasatistas, de grandes presupuestos, por lo que los críticos no lo perdonaron.
Si la misma cinta la hubieran filmados directores iluminados como los hermanos Cohen o Steve Soderbergh , que no hacen más que filmar bodrios, seguramente la critica hubiera sido mucho más benigna.
Lo mejor: que es una película simple, entretenida con un mensaje de integración.
Lo peor: la crítica la masacro, haciendo que en la taquilla fuese un fracaso total .
La escena: el final, con la marcha gay por las calles de New York.
Que venga firmada por Emmerich, creador del cine catastrófico y palomitero con más éxito de los últimos 20 años, le ha afectado muy negativamente a la película en si sufriendo un maltrato excesivo y unas acusaciones erróneas y falsas.
Se trata de una película correcta que toma los sucesos de Stonewall como base para narrarnos la historia de un chico de provincias que descubre su homosexualidad en los años 60 y su descubrimiento del Nueva York gay. Veremos sus aventuras amorosas y su crecimiento personal a medida que Emerich nos enseña la situación del mundo gay (violencia policial, corrupción en los garitos, prostitución de jóvenes, ect). Se hace un poco lenta y cansina sobre la mitad del film con la relación del prota con un yayo gay.
En las dos criticas anteriores se le ha acusado de ciertas situaciones que son completamente falsas:
– Emmerich, el directos es gay, y ha hecho la película con parte de su propia pasta. Así que lo de producto hollywoodiense y del gran capital nada de nada. Que no te guste como lo filma o como lo representa… es la propia estética de este director: fotografía muy cuidada, guiones fáciles de seguir, actores jóvenes y limpios.
– El hecho de que el protagonista sea una persona de pueblo, rubio y de ojos azules parece que no ha gustado. Supongo que para ser gay tienes que ser todo lo contrario o una locaza. Una persona normalizada no puede tener estas tendencias según algunos y menos protagonizar una película.
– Una película que podrías ver con tu madre para unos es visto de forma negativa, para mi es algo positivo. Se necesitan más películas con este tono para que lleguen a todos los públicos. Aún así tenemos dos felaciones que no se ven en pantalla y temas bastante escabrosos.
– No presencia de lesbianos, trans, negros,ect. Falso, solo hay que ver la película para ver el protagonismo que tienen en ella y que aparecen bastante bien representado. Si el coprotagonista es un transexual latino… no se que película han visto algunos.
– No aparecen personajes históricos y no los altercados no se ven casi. Falso, solo hay que ver el final del film y la cantidad de personajes representados y bien representados. 5 con su propia trama en el film.
Hay bastantes más que no voy a seguir contando.
RESUMIENDO: es un producto aceptable, un 6 quizás, que ha recibido críticas muy desacertadas en mi opinión. Un producto para el colectivo gay pero también para las personas, como es mi caso, que no nos interesan mucho estos temas. No todo tienen que ser las películas de Almodóvar y sus personajes estrambóticos.
Soy muy de ver las cosas por mis propios ojos y juzgar (que luego te dicen que son 22 cms y no llega ni a la media europea). Pues ya la he visto. Y maldito el momento. Conforme transcurría el metraje, iba renaciendo la poligonera rabiosa que hay dentro de mí (y también fuera, claro) y no le metí fuego a la butaca, al director, al reproductor y hasta a la vecina porque no tenía un cocktail molotov a mano, pero no sería por falta de ganas. ¡Ay si me encuentro a Emmerich por la calle lo arrastro de los pelos!
Pese a estar ya en el 2016, el dire y su guionista cometen un error tan tremendo como poner a un chavalote rubiales cero pluma, discreto, versátil, buena gente y amigo de sus amigos como protagonista. El elegido es Jeremy Irvine,
Blandito, aspirante a estrella, más soso que un bocadillo de berberechos, respetable y… hetero. No hará sentir incómoda a tu madre o a tu cuñao si la ven contigo. Porque de eso se trata, de que los heteros conozcan los acontecimientos del famoso local llamado Stonewall pero bien masticadito, inofensivo y sin que la visión de una loca con peluca le impida ver lo que aquello significó. Pero no lo consigue.
Que no habría ningún problema si estuviera bien metido en el argumento, pero no, metido con calzador, con una historia de papá maloso que lo echa de casa más requetevista que un drama de Belén Esteban en la sobremesa. Lo peor, lo más indignante es que las revueltas son un simple accesorio que no duran ni quince minutos en total ¿Por qué la llamó Stonewall entonces? Tan claro vio que estaba rodando una enorme mierda y fue el único anzuelo para llevarse un poco de taquilla?
El resto de argumento es una historia telefilmera con cero profundidad, personajes planos y anedóticos que ni picha ni cortan, rodada sin ganas y como aburriéndose de la historia que tienen entre manos. Con razón. Suma además amoríos contados de manera tan superficial y pobre que es imposible empatizar, locas que ayudan al blanquito, pero locas al fin al cabo. Y mira Roland, no. A mí no me engañas.Lo que has hecho es desvirtuar la historia de mala manera y convertir al chaval, no solo en parte de la historia, sino en protagonista de las revueltas. La prueba es que el niño es el primero que tira un ladrillo y que inicia los enfrentamientos con la policía.
Y chica, te preguntarás qué tiene de malo (tú que a veces eres tan larga para lo que te conviene) y yo, animosamente, te lo aclaro, al hacer al niño blanquito el héroe de Stonewall, vuelve a tergiversar y mentir sobre lo que allí ocurrió, robándoles el protagonismo a los que de verdad lo tuvieron, travestis latinos y negros, lo más bajo de la sociedad que por medio de esta acción casi heroica nos pusieron a todo gay, bollo o transexual en el camino de baldosas amarillas que lleva al orgullo.
En definitiva, esto es la película resumidamente. Hay denuncia de la corrupción policial de la época (pero contada tan malamente que casi le da más importancia que a la propia revuelta en sí), la calle Christopher sale divinamente fotografiada y poco más. Bueno sí, un final con familia blanquita saludando a la manifestación que da tanta vergüenza ajena que dan ganas de suicidarse con un taconazo en la yugular.
Pretendamos por un momento que esta película no se llama Stonewall . Digamos que se llama Diario de un inadaptado o alguna cosa así. En ese caso estaríamos hablando de una cinta mediocre, previsible, bastante maniquea, pero tampoco abismal. Las interpretaciones son decentes, algunos personajes están medianamente bien construidos, la banda sonora funciona, aunque el arco argumental es un copia-pega de otras decenas de coming of age dramas y no arriesga lo más mínimo. Los diálogos son inestables, a ratos ridículos, a ratos divertidos, a ratos ligeramente cargantes, a ratos medianamente interesantes. Diario de un adaptado sería un aprobado raspadito, siendo muy, muy generoso. Por desgracia, la película no es Diario de un adaptado , sino Stonewall . Y es aquí donde aparecen los problemas graves.
Haciendo una analogía, imaginad que La lista de Schindler trata sobre la vida de un militar nazi que no está muy contento con el régimen. Cuando faltan 20 minutos para que termine la película, el protagonista va a la fábrica de Oskar Schindler, le echa un vistazo a la lista y ve que está salvando cantidad de judíos, le felicita, se pira de la fábrica y no se vuelve a hablar del tema.
O que la película de Salvador (Puig Antich) estuviera protagonizada por un anarquista aleatorio llamado Octavio García, interpretado por un actor guaperas rollo Mario Casas o Hugo Silva. En la segunda mitad de la película, Octavio se tropieza con Salvador Puig Antich, comete un atraco con él, y después de eso se despide de él y a Salvador no se le vuelve a ver el pelo, pero en los créditos finales te cuentan su historia así de pasada.
O que Pearl Harbor fuera una película sobre un triángulo amoroso súper básico y que el verdadero ataque a Pearl Harbor estuviera plagado de invenciones comerciales y solo ocupara media hora de las tres que dura la pelíc… Ups.
Bueno, me habéis entendido. Esto es lo que pasa con Stonewall , básicamente.
Para los que no hayáis oído hablar de él, el disturbio de Stonewall de 1969 fue la primera vez que el colectivo LGBT, harto de ser vilipendiado y humillado durante años, se enfrenta a la autoridad y sale ganando. Tras esa noche, nada volvería a ser igual. Se formarían frentes de liberación, alianzas activistas, y un año después se conmemoraría el evento con el primer desfile del orgullo gay de la historia, desfile que posteriormente se iría adoptando en otros países. Es, como he dicho antes, un evento fundamental en la lucha por la igualdad de la comunidad LGBT. Un evento que, en una película de 130 minutos llamada Stonewall , se extiende durante diez, tal vez quince minutos, y no más.
Por si eso no fuera suficiente, casi todos los colectivos que realmente participaron quedan completamente ninguneados. ¿Las lesbianas? Olvidadas. ¿Los transexuales? Casi desaparecidos. ¿Los drag queens? Representados de forma secundaria por la figura de la activista Marsha P. Jonhson, uno de los escasos personajes reales que se retratan en la película, y que funciona casi exclusivamente como refuerzo cómico. De la implicación de la comunidad afroamericana gay se puede decir prácticamente lo mismo. El protagonista es un niño super mono, americano, rubiazo, el yerno perfecto, un chaval que no ha roto un plato en su vida. En la hora y media previa a los disturbios se nos cuenta su historia, su amistad con un grupo de chaperos de Greenwich Village, su romance con un tío que bla bla bla. De las consecuencias de los disturbios se dice poco, por no decir nada.
En resumen, el error garrafal que comete esta película es llamarse Stonewall y pretender que ese es su argumento cuando no te cuentan casi nada de los disturbios, y lo poco que sí te cuentan apenas tiene que ver con el evento real. Es una película sobre minorías que ignora a las minorías, que tergiversa la realidad, una película tremendamente falsa y preocupantemente conservadora, carente de rigor y de incisión. Es una lástima que una historia tan jugosa reciba un tratamiento tan descafeinado.
Puntuación: 3,9
Me rio cada vez que alguien se queja de la agenda gay de Hollywood, del marxismo cultural, de cómo el cine está dominado por lo políticamente correcto, de cómo buscan convertir a nuestros hijos en gays con cosas como Frozen y de tonterías conspiranoicas similares. Hollywood, en general –y tomando en cuenta de que hablamos de una industria que involucra a cientos de miles de personas- nunca ha sido progresista, ya sean en términos de raza, sexo u orientación sexual, de hecho ha sido siempre mezquino con la comunidad lgtb, ignorándola o excluyéndola, de eso hay muchos ejemplos*, aunque de vez en cuando surge algo como Philadelphia o Secreto en la montaña.
Y tenemos esta película, cuyas intensiones son buenas pero que finalmente tiene un mensaje bastante fallido. Partamos desde el hecho de que tiene aciertos, como mostrar la brutalidad policiaca y la discriminación legalizada y dentro de las propias familias. La historia del rubio protagonista nos parece bastante cliché pero es porque también es una historia muy común, la del chico que descubre que es gay, su familia se entera, sus padres lo expulsan –eso sigue ocurriendo mucho hoy en día- y termina por conocer a una comunidad de personas como el que lo acogen e integran, donde puede ser tal cual es el mismo.
Y luego está la historia de los disturbios de Stonewall, el origen del día del orgullo gay, un día en que todos aquellos que no caben en la etiqueta hetero dijeron ya basta, hartos de la represión policiaca y en parte por la tristeza causada por la muerte de Judy Garland (no lo estoy inventando). Ese día y esos desordenes son una historia muy importante e interesante, pero por desgracia no es la historia de esta película. La idea de centrarse en un personaje ficticio es una decisión artística comprensible pero deja de lado precisamente todo lo que rodea a los disturbios y su importancia histórica.
Para peor, y esto ya se ha criticado mucho, se centra en un chico gay blanco y masculino quien resulta ser el lanzador de la primera piedra, o ladrillo, y con eso termina excluyendo a quienes en verdad iniciaron la revuelta y tuvieron gran peso en ella, mujeres transexuales latinas y negras, que aquí casi ni aparecen. La película no es mala, no aburre y puede llegar a emocionar, pero por desgracia termina demostrándonos cuan temeroso es Hollywood, ya que el rostro aceptable de la homosexualidad termina siendo el de un chico blanco gay lo menos gay posible.