Spain in a Day
Sinopsis de la película
Basada en el concepto de la película Life in a Day, dirigida por Kevin Macdonald y producida por Ridley Scott, Spain in a Day da vida a la historia de los españoles (en España y el extranjero) con el objetivo de crear una película grabada por ellos mismos, en la que se reflejan también los miedos y los sueños de la España actual para los españoles del mañana, en una época de grandes cambios sociales y culturales. La película social más innovadora creada y rodada por los españoles, el evento social cinematográfico más extraordinario nunca antes realizado en España. (FIMAFFINITY)
Detalles de la película
- Titulo Original: Spain in a Day
- Año: 2016
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
6
86 valoraciones en total
Te pasas toda la película pensando el siguiente trozo será mejor pero NO.
En mi opinión no refleja el día a día de España, por no hablar de que salen más sirios que valencianos. Es muy aburrida, sin nexos entre vídeos. Podría haber estado infinítamente mejor, no cumplió con mis expecativas. No volvería a verla ni aunque me pagaran. Solo se salvan algunos fragmentos de niños, el resto es soporífero. Muchas escenas están forzadas y falta mucha naturalidad.
Yo me paso el día estudiando y en la cinta no aparece ni una sola persona haciéndolo. No me sentí identificado.
Emotiva, muchas veces, además de curiosa, bien montada y con una banda sonora de Alberto Iglesias magnífica, Spain in a day es un experimento complicado que aquí tiene unos resultados soberbios. Lo primero, porque no aburre, aunque haya momentos que sobren (los bailes, las escenas del aire…), y porque Coixet, muy inteligentemente, ha sabido contar este trabajo ajeno ordenando las ideas, para que cuando termines de verla no tengas la sensación de haber visto un batiburrillo de cosas, sino una acumulación de pensamientos: de retazos de vida de sus protagonistas. Y hay momentos memorables, como esos segundos de un niño pequeño mirando atónito cómo la luz del sol se posa en su piel. Y muchos otros más.
Y sales del cine con la sensación de haber visto un pedazo de vida. En un país donde, actualmente, los mandatarios no tienen nada inteligente que contar, es de nuevo el pueblo quien expresa mejor que nadie lo que desea transmitir.
Mosaico vivaz y escurridizo que toca muchos palos y no se queda con ninguno.
Vibrante, radiante, estimulante experimento. Vertiginoso y amistoso. Voraz y fugaz.
Corre el riesgo de ser nada, superficie pintona y molona, bobería disfrazada de retrato, banalidad con aires vanos de trascendencia sin motivo. Y algo hay. Se dispersa y esparce en demasiados trozos, se renuncia a la profundidad y el desarrollo, se elige la epidermis y la sensación, la veracidad difusa. Y tiene un tono, un manto la cubre de buenismo impecable e insoslayable, ese adagio que dice que la vida es buena en sí, per se, un don, un regalo, una celebración, un bien, un tributo, un milagro, una ofrenda del buen Dios o una brillante ocurrencia del alboroto cósmico. Y esa es una manera de verlo, tan buena como otra cualquiera. Pero puestos a sospechar, no nos fiamos de nadie, esa mirada se acerca en exceso a lo acrítico, a lo impostado, a la voluntad y la fuerza de la alegría y la bondad como imposición y norma, casi como obligación, le necesidad incuestionable de decir sí a todo, la afirmación de toda la creación y, relacionado, el escamoteo más o menos claro de todo lo oscuro, turbio, indeciso, injusto, tramposo y/o perverso de nuestra condición, aspectos que deben ser redimidos y ocultados rápidamente, metidos debajo de la alfombra y sacrificados por una esperanza limpia y abrumadora.
¿Voluntarismo ciego? ¿La felicidad a toda costa? ¿Seguidismo? ¿Imperativo categórico kantiano, hay que hacer el bien y evitar el mal, que nuestra conducta se convierta en ley (si así fuera, otro gallo nos cantaría)? ¿Demagogia complaciente: la gente es buena, son los otros (quienes sean, el sistema tal vez) los malos?
No sé, me gusta, me parece bien, casi como un buen refresco bien azucarado y gaseoso, como las endorfinas que se liberan tras una carrera, la nocilla, el aire frío, la ducha buena y esas cosas.
Aplauso con reservas (de los que se quejan de todo, misántropos seguramente).
Un collage que ofrece sin fisuras, con los pros y los contras, la personalidad de los españoles: su cercanía, alegría, pasión, ruido, espíritu festivo… pero también la inspiración que ofrecen al mundo como pueblo unido. Un cadáver exquisito que apetece volver a ver cuando ya se ha visto, que tiene más profundidad de lo que ya parece, lleno de verdades, de testimonios mudos y sonoros. Una película-documental que permite soñar a quien se niega, con recursos cotidianos y armas letales como el amor, la sonrisa y las lágrimas… infalibles cuando son de verdad. Contagia algo lleno de vida y eso, no es poca cosa.
Efectivamente se echa en falta algo más de cultura, pero la realidad que se vive es esa, y nos podrá molestar, pero desgraciadamente es así.
Tal vez hoy no valoremos este trabajo documental, pero dentro de unos años nos parecerá un magnífico fresco de un tiempo lejano… produciendo en las generaciones venideras lo mismo que a mi, las fotografías en blanco y negro que recogieron un instante de la vida de cualquier ciudad, donde a través de miradas, gestos, y ropajes, se plasmó algo que se nos ofrece como un regalo de otros tiempos.
No es una película, es un documental hermoso, y placentero, con sus fallos y aciertos, al estar construido de la manera que lo está.
Creo que no dejará indiferente a nadie.