Sombras de Nueva York
Sinopsis de la película
Drama psicológico que aborda las tribulaciones de Julián (Juan Pinzás) un cineasta español que llega a Nueva York para visitar las localizaciones del rodaje de su nueva película y conocer a la actriz estadounidense Jennifer (Lindsey Ireland) que protagonizará el film. Inesperadamente algo extraño le sucede al cineasta que se encuentra atrapado en la historia de su propio guión compartiendo inquietantes espejismos con los personajes que él mismo ha creado.
Detalles de la película
- Titulo Original: New York Shadows (Sombras de Nueva York)
- Año: 2013
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
2.3
98 valoraciones en total
¿Qué es Sombras de Nueva York? Se pregunta uno cuando no han transcurrido ni cinco minutos de película. No es cine amateur, no es serie B, tampoco serie Z, no es un experimento ni un documental. ¿Es acaso una película? Bueno, así es como la vendían (si es que alguien se atrevió a comprarla). Uno comienza a ver Sombras de Nueva York y de repente tiene la sensación de que un turista de mediana edad ha dejado olvidada su cámara en tu casa y estás viendo una cinta cutre que ha montado con la intención de que alucinemos con sus vacaciones. Sombras de Nueva York son cuatro planos filmados sin sal ni pimenta y montados sin sentido de la narrativa, sin sentido del ritmo y buscando una poesía o una reflexión que raras veces se encuentra en toda la película. Esta mal interpretada, parece un reportaje de La 2 visto a medianoche entre efluvios alcohólicos, la música no acompaña al espectador (clásicos con derechos de autor caducados bajados de internet), todo huele a barato, a precipitado y a amateur. No hay conexión alguna con el espectador, no hay sentido del lenguaje cinematográfico, solo hay planos y mas planos, algunos mínimamente logrados (en gran parte, gracias al monumental escenario), encajados para mostrarnos algo que (quizás) en la mente de su creador tenga un significado pero que para el espectador es de un aburrido que asusta. Aburrido por barato, malo e incoherente. Si esto es poesía cinematográfica mejor me bajo al McDonald’s a morir ahogado en salsa barbacoa.
Si pasados 10 minutos sigue tu interés por la película, enhorabuena!!!, aún podrás encontrar algo de sentido a tanta desfachatez!!! Y aquí todo el mérito se lo lleva el director, Juan Pinzás, que teniendo una buena idea, proyecto con buenas perspectivas lo echa todo a perder por su falta de habilidad y destreza, un nefasto saber-buen-hacer, convirtiendo su deseo de realizar algo fresco e inédito, plasmación -o intento- de un nuevo Kubrick en un aburrido desastre, necia calamidad que no sólo ya no mantiene tu interés sino que te cuestionas si acabarla. El proceso de nacimiento del personaje en la mente del director, la formación de su rostro, identidad y personalidad, los momentos de mayor inspiración -el amor entre ellos es pleno-, las insoportables crisis de ideas, de palabras -empieza a odiarle, a cuestionarlo todo-, la aparición de nuevos pesonajes, la muerte de otros…, todo ello realizado con tan poco arte, con gracia tan escasa que no sirve de nada presentar un relato minimalista, distinto formato que evoca originalidad y ya no perderte por el camino sino no encontrar ni el propio camino pretendido!!!. Intentar ser Houdini y no saber siquiera sacar un conejo de una chistera es ridículo, luego vienen los comentario de ese es el cine español que recibe subvenciones que no merece . Por desgracia, en esta ocasión no se equivocan, aunque, nuestro cine es mucho más que éso, sin confusión alguna!!!
http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
El veterano director gallego Juan Pinzás, con una larga trayectoria a sus espaldas, se ha embarcado en un proyecto muy personal, en donde es el protagonista, junto a la ciudad de Nueva York. En esta ciudad transcurre este universo, que mezcla realidad y ficción, planteándonos esa dualidad entre ambas.
Al más puro estilo David Lynch, del que bebe en la totalidad de la película, nos plantea si lo que vivimos es real o lo estamos soñando. Con una voz en off, en algún momento excesiva y con pocos diálogos el protagonista ( el mismo director ) nos introduce en el corazón de Nueva York, muy bien retratada, y su encuentro con dos mujeres diferentes, Jennifer y Diana.
La rubia Diana casi siempre aparece con una máscara y bailando delante del protagonista, como una aparición fugaz y breve.Estas apariciones, la primera en la plaza mayor de Madrid vienen acompañados de un pasodoble.
La enigmática Jennifer, con la que pasa más tiempo y es la musa de su película. No solo aparece con la máscara Diana, sino que la protagonista de la película también lo hace, y en algún momento baila, igual que Diana.
En realidad ambos personajes están interpretados por la misma actriz, Lindsey Ireland .
La película mezcla dos idiomas, el español cuando habla Julian y el inglés cuando lo hacen las mujeres protagonistas.
Es recomendable verla en versión original, para comprender ese contraste de idiomas.
Todo esto se va alternando con los momentos en donde el protagonista se despierta con una máscara de oxígeno, haciéndonos pensar que lo que estamos viendo no es real, sino un sueño, y estamos viendo su universo onírico.
Lo mejor sin duda algún mensaje, que nos hace reflexionar, dentro de los comentarios mediante voz en off del protagonista. Esas reflexiones es sobre la existencia del hombre, que de realidad y que de ficción hay en lo que vivimos, y sobre la vida en el Universo.
Podemos destacar la breve aparición de Javier Gurruchaga, haciendo una entrevista a Julián.
También está muy bien retratada la ciudad de Nueva York, sobre todo por la noche, en el puente de Brooklyn, Central Park, el metro, Times square o en Coney Island.
Voy a empezar de forma honrada y, para ello, me debo sincerar y confesar mi idilio (hoy me voy a atiborrar a usar las comillas) con el cine de Juan Pinzás.
No hace mucho de ello, igual cosa de un año y medio, cuando cruzose, altanera, con mi azul monotonía un título: Érase otra vez . Sucedía, pues, que andaba yo fisgando entre las 27 películas que esta Web incluye del movimiento Dogma.
– Sólo hay tres películas dogma en este Estado. Las tres del mismo director. Las tres peores valoradas dentro de su tópic en Filmaffinity –
Gato curioso que soy, al percatarme de este hecho, una llama se me encendió – debo ver esas películas -. Pollo masoquista, que también lo soy, su mala crítica la avivó – debo verlas cuanto antes –
Y ese cuanto antes fue el ya de aquel entonces. Me dispuse a ver, acto seguido, Érase otra vez , por vía de la etérea deidad Internet.
Créditos finales, como si de un film se tratase. Ya había acabado ese alargado horror. Un veraniego sol de atardecer impactaba contra el espejo del portátil, liviano, y en verme el rostro descubrí unas cejas arqueadas, postura la cual, sin duda, habrían adoptado desde el primer minuto de película .
El peor documento audiovisual que había visto hasta entonces: director con párkinson, actores con parálisis facial y problemas de dicción, guión ¿guión?, diálogos ¿diálogos?, y podría seguir con esa broma toda la crítica.
Mulo terco que desearía no ser, decidí cumplir mi promesa y ver las tres películas – que le voy a hacer… -.
Así pues, cayeron Días de boda y El desenlace , casi tan mala y aún peor. ¿Cómo era posible? Me pregunté. Y aún me lo pregunto. Ser capaz de crear un bochorno similar a Érase otra vez y, en su vileza, superar todo registro de carencia de vergüenza y de talento, dando luz la ya citada El desenlace .
En efecto, esa es la peor película que he visto. Y, en efecto, esta es la peor trilogía que he visto. Y, en efecto, Juan Pinzás es el peor director de cine que conozco.
Las hojas se fueron secando y cayeron, murió el verano y el otoño dio paso al invierno. La vida seguía transcurriendo azul y mis paseos por Filmaffinity no variaron su asiduidad. Y, en la medida que compartía mi ocio con esta Web, de tanto en tanto buscaba ese nombre, el de Juan Pinzás (con acento en la á, usualmente olvidado en su descuidada pronunciación).
– Sombras de Nueva York , un título cool, no es dogma y además actúa el susodicho Pinzás. La he de ver. –
Ocurrió lo impensable. El tráiler me sugería la posibilidad de que Pinzás hubiera hecho una película decente. No recordaba a lo anterior.
La vi, et voilà…
Juan Pinzás haciendo el capullo, como en sus anteriores películas , pero esta vez en Nueva York.
Así de simple es el resumen. Se acabó la poesía. Sin dogma, pero la jactanciosa bufonada de siempre. Aunque en este caso se le añade un velo de impostada reflexión, cuyo intento poético se queda en la más desvergonzada banalidad, representada con inanes e incoherentes monólogos en off, los cuales están escritos con aquel sacrosanto miembro anatómico que acostumbra a besar los asientos. Pretenciosa a más no poder.
En virtud de que comparto con la crítica del usuario rirocbel otras cosas que cabría decir, no veo necesario que continúe escribiendo sobre este pináculo de la cinematografía española.
(En el spoiler no explico nada que no se puedan haber imaginado ya)